Restaurante Galileo en Santa Baia
Restaurante Galileo
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
43,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
56 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
4.6
Opiniones de Galileo
OPINIONES
5

No habíamos estado en Galicia desde el año 2009 y teníamos verdaderamente muchas ganas de volver para revisitar sus paisajes, sus gentes, sus monumentos e indudablemente, su gastronomía.
Nuestro viaje comenzó en la Ribeira Sacra, siguió por las Rias Baixas y se terminó en Santiago de Compostela. Comentaré 13 restaurantes, dos en la Ribeira Sacra, nueve en las Rias Baixas y dos en Santiago.

Tras haber leído diferentes y controvertidos comentarios en Verema sobre este restaurante y dado que no nos quedaba demasiado lejos del Parador de Santo Estevo donde estábamos alojados, decidimos comenzar aquí nuestro periplo gallego.

Galileo, está situado en la parte sur de la Ribeira Sacra, en la carretera OU 536, justo en la entrada de Santa Baia, en el Concello de O Pereiro de Aguilar. Ubicado en una antigua casa solariega perfectamente reformada, la decoración, de diseño, es elegante, moderna y funcional y el juego de volúmenes entre la piedra, la madera y el metal hacen que el lugar sea muy acogedor, al menos para nosotros. Posee un gran parking y un jardín en la parte trasera. Tiene dos soles Repsol.

Al frente de los fogones está el chef Flavio Morganti, italiano afincado en Galicia desde hace doce años y casado con una gallega, Josefina Prado, que no es otra que la jefa de sala.
Llegamos hacia eso de las 13h, y nos ubicaron en una mesa situada en una magnifica terraza acristalada. Las mesas son amplias, bien separadas las unas de las otras, muy bien vestidas, con buena vajilla y cubertería y adornadas con flores naturales. El servicio de sala es bueno y agradable. El servicio del vino es bueno : presentación de botella, descorche, cata y servicio permanente. Las copas son Riedel. Tienen una bodega, situada a la vista, en la planta baja del restaurante, con mas de 300 referencias.

No recuerdo si proponían un menú degustación, pero optamos por comer a la carta.

Todas las fotos de la comida (7) pueden verse en el 1er comentario.

Comenzamos con 2 aperitivos : Ensaladilla rusa y Salmón con melón Buenos.

Compartimos un entrante Milhojas de pulpo con patatas que estaba delicioso, uno de esos platos que no quisieras que se terminasen...

De segundo tomamos un pescado distinto cada uno :

MC, comió una Lubina de anzuelo . Por lo que me comentó, correcto sin mas.
Además la porción era un poco justa.

Yo tomé unos Medallones de rape riquísimos, presentados sobre un risotto que estaba delicioso. Tanto el pescado como el arroz estaban en su punto perfecto.

El pan fue correcto.

De postre tomamos, MC un Helado a la vainilla con marron glacé y orujo Bueno. Yo un Helado de queso con crema Muy bueno.

Acompañamos la comida con 1 botella de agua Cabreiros y un buen vino blanco con crianza de la zona, un Vel'Uveira, DO Ribeira Sacra, Crianza 2013 Adega Ronsel do Sil, variedades de uvas, 90% Godello, 5% Dona Branca y 5% Treixadura. Me gustó. Lo encontré untuoso, fresco con buena acidez y bastante persistente en boca.

Finalizamos con dos buenos cafés y chupitos, regalo de la casa.

La cuenta ascendió a 56,50 €/ persona. RCP correcta. Al finalizar la comida Flavio Morganti, vino a saludarnos y mientras nos acompañó hasta la puerta tuvimos la ocasión de charlar un poco sobre gastronomía y sobre la Ribeira Sacra. Su cocina es de producto, gallega puesta al día y con toques de fusión. Recomendable, sobre todo teniendo en cuenta que en esa zona no abundan demasiado este tipo de restaurantes.

Siempre me ha costado hacer una crítica de este lugar. Lo bueno es bueno de verdad. Y lo malo no tiene remedio. Y entre lo malo, os lo aseguro, no está la comida. Podrá gustarte más o menos, pero siempre está bien resuelta. Hacía seis años que no iba por allí y lo recordaba muy caro. Ha introducido platos que mantienen la calidad y permiten abaratar el precio. Para no dar campanada sin badajo, os resumo lo que cenamos hace apenas unos días: De primero unas virutas de foie con reducción de mencía, creo recordar, abundante y delicioso. Precio: 13,5 euros. Asequible y de categoría. Recomendable
Otro primero de carpaccio de ternera con virutas de parmesano, 15 euros. Abundante y fino. No me parece caro.Recomendable
De segundo mero de la ría que me pareció caro: 26 euros. Caro por la relación con la calidad. Bien presentado, aunque a mi juicio los trampantojos de verduritas de pasta no le aportan más de lo que lo haría una patata cocida con aceite.
La crítica más negativa ha de ir a los postres. El tiramisú no vale 8,5 euros. Y los helados con castañas, muy ricos. Podríamos decir que a ese precio están sobrevalorados.
Los vinos asequibles. Los gallegos a buen precio. Ribeiros de renombre a 18 euros. Otras denominaciones, de acuerdo a su categoría. Nada que decir.
Al contrario que algún comentario anterior, el servicio no me pareció discreto. No quiero en ese apartado realizar más comentarios.
Dije que lo malo no va a cambiar, porque la ubicación es la que es, y el servicio a veces sí, a veces no.
Resumo: Un lugar en el que si sabes elegir la comida, no saldrás malparado y comerás de la mano de un cocinero de primera. Más luces que sombras, que haberlas haylas.

Caro al no tener opciones economicas para elegir.

Llama la atención que pese al precio no haya aparcacoches.

Sólo para fanáticos de este tipo de comida.

El comedor está arriba y hay que subir bastantes escaleras .

Sin postres, copas y cafes 43€ por cabeza, por este precio tienes una

oferta mucho mejor sin hacer 25 minutos de coche desde ourense.

Esperaba más. Llevo 7 años veraneando en Xinzo de Limia, a 30 km. de Ourense y desde entonces nos ha interesado descubrir los buenos restaurantes de la provincia de Ourense. Haberlos haylos, aunque cuesta encontrar una experiencia redonda del todo. Finalmente, y después de algunos intentos que no cuajaron, pudimos rendir visita al templo de Flavio Morganti y su esposa Amalia. En general nos habían hablado muy en positivo.

¿Cabe decir que fue una mala experiencia? En absoluto. ¿Cabe decir que fue excepcional? Tampoco. Creo que fue una buena cena con algunos peros, algunos de ellos impropios, a mi entender.

Llegamos a la hermosa casa recuperada por Flavio y lo cierto es que la primera impresión es de aúpa. Excelente el gusto en la decoración, espacio cálido con decoración contemporánea, muy lograda la puesta en escena con unas inmensas cristaleras y unas mesas amplias. Cubertería, vajilla y copas a la altura de lo esperado. El servicio discreto, elegante, sobrio aunque algo distante. Flavio apareció hacia al final pero apenas un saludo lejano. Podíamos esperar más habiendo 6-7 mesas ocupadas. En fin, no es cuestión de dar la tabarra pero sí de interesarse más personalmente por cómo ha ido todo. En fin, sólo una sugerencia.

En cuanto a la comida. Se inició con un muy discreto aperitivo de tomate cherry, montado con mozzarella de búfala y un chupito de sopa fresca de sandía. En los entrantes me pedí los tortelloni de centeno con relleno de cocido gallego. El plato resulto ser dos tortelloni gigantes flotando sobre un cocido que, en sí mismo, estaba bueno, pero no era exactamente lo que esperaba. Los acompañanates pidieron el mil hojas de pulpo sobre fondo tibio de patatas, algo insípido la verdad y el carpaccio de ternera gallega, correcto. Los segundos subieron considerablemente el nivel. Yo pedí el lomo de vacuno, servido ligeramente poco hecho. Excelente calidad de la matería prima. Se justifica toda la puesta en escena sobre las vacas y su filosofía. Los otros pidieron el solomillode vaca con salsa de trufa, igualmente calificado de excepcional y los medallones de rape con habas de lourenzá, también excelentes. No así los tallarines con bogavante. En algún lugar debería decirse que lleva curry, ya que en este caso le estropeó el plato al comensal, el cual es reacio a casi todas las especias. En cualquier caso algo pasado de sal. De postres, compartimos dos tiramisús que despertaron opiniones encontradas. A mí me pareció una versión imaginativa, audaz, con mayor predominio del sabor del café, muy recomendable, para otros justamente todo lo contrario. Para gustos, colores. Regamos la comida con un Pago de Carraovejas 2007 (D.O Ribera del Duero) servido a temperatura incorrecta. Le sobraban 2-3 grados y para ellas Casal de Armán 2009 (D.O Ribeiro), excelente como casi siempre. En los postres acompañe con un Tokaji vendimia. Aunque me pareció corta la oferta de vinos dulces. Un pero imperdonable tratándose de un restaurante en Ourense es el pan. Cuando en cualquier restaurante de medio pelo te ponen un pan de horno excelso aquí se descuelgan con un chusco redondo de masa congelada que para más inri estaba duro. Insisto, incomprensible e impropio.

En resumen, luces y sombras (quizá demasiadas?) para un sitio pretende ser de referencia del buen comer en Ourense. Sales con una sensación agridulce. Podía haber estado mejor. No estaría en mis prioridades para recomendar en Ourense. He tenido experiencias mejores.

Hay dos cosas que de entrada llaman la atención en este restaurante: la ambilidad y sensata cordialidad del trato y la magnífica disposición en mesa, amplia, con espacios, con un mantel inmaculado blanco,blanquísimo, las Riedel y una florecita, excelente!!!, sencilla elegancia.Esta pulcritud y comodidad en ocasiones se altera por olores que parecen surgir de la cocina.
La coquinaria rezuma experiencia y contundencia. Pantagruélicas presentaciones como la lubina sobre risotto y la magnífica vieira sobre fondo vegetal. Todo resulta gustoso y apetecible,aq quizás no alcance el grado de perfección requerible para la excelencia. Parece, desde mi punto de vista por supuesto, como si todo lo bueno de cada plato se acompañara de algún pero que aleja esta cocina de la perfección. Por ejemplo, la sabrosa ensaladilla rusa reinterpretada, esta muy rica ,pero no parece ensaladilla, más bien, contiene sus ingredientes. La vieira es excelente , st en su textura pero parece contener algunas durezas incomestibles. El helado de pimiento resulta sensacional y sorprendente , pero cuesta integrarlo con su licor, que parece percibirse fuera de juego.
Bueno son opiniones como siempre muy subjetivas, en definitiva un buen restaurante, donde se disfruta de ingredientes gallegos con interpretaciones italianas y dónde se podría sugerir una mayor reflexión en la construcción de los platos para alcanzar altas cumbres.

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