Cuando entras en este lugar lo primero que te llama la atención son las luces de colores y la poca luz que tiene el local…pedimos un pintxo de pulpo, que estaba muy bueno, venía presentado en un cuenco, donde las patatas estaban en la parte de abajo mezcladas con una rica mayonesa y encima el pulpo con su aceite y su pimentón. Los demás pintxos que vimos aparecer no nos llamaron la atención, y en ningún lugar (carta, estantería, etc) se podían ver el resto, con lo cual no pedimos nada más.

Después de venir del Sagartoki, pues este sitio quedó bastante eclipsado, además, la cuenta me pareció algo cara, los dos pintxos antes mencionados, más dos copas de vino blanco, 11 euros.

Si estás en Vitoria y te apetece hacer un aperitivo, sin duda Toloño es uno de los sitios que no puedes dejar de visitar. Enrique Fuentes es un auténtico maestro en la elaboración de pintxos, donde puedes encontrar desde las clásicas y sencillas gildas, hasta otros más elaborados como el delicioso irlandés de perretxikos. La técnica y el mimo en cualquiera de ellos se ponen de manifiesto. Agradezco especialmente que no haya caído en el exceso de reducciones y salsas que se convierten en casi únicos protagonistas de pintxos en muchos otros sitios, donde lamentablemente han pervertido la cocina en miniatura. La situación del local es envidiable, en plena cuesta de San Francisco. Nosotros, si el tiempo acompaña, preferimos acabar tomando el aperitivo en la acera donde ya cuentas con las repisas para dejar el vino, o sus toloñitas... luego a continuar: Zabala, Izartza, Sagartoki u otros, pero Toloño siempre...