Estuvimos un fin de semana en Santa Cruz y tras varias recomendaciones de locales de la isla, nos dirigimos a conocer el restaurante; a priori era uno de los mejores restaurantes de Santa Cruz.

Nos atienden muy amablemente y nos acompañan a la mesa reservada, mesa amplia y bien vestida. Nos dejan cartas y una extensa carta de vinos, con muchas e interesantes referencias. El restaurante tiene una buena barra, y tanto desde las mesas como desde la barra se disfruta de una cocina acristalada, prácticamente visible.

El jefe de sala, nos propuso una menú no contemplado en carta, adaptado a los productos del día y donde conoceríamos la esencia del restaurante, lo que no me gustó fue la falta de información sobre qué íbamos a tomar y sobre el precio (el precio no preguntamos, pero no está de más informar al cliente para evitar sustos)

Empezamos con algunas cervezas de aperitivo y algunos mini gin tonics que preparaban para abrir boca, todo propuesto por el jefe de sala. Probamos algunos quesos locales y algún aceite de calidad, mientras arrancaba el menú. Variedad de panes a elegir por cada comensal en cada momento.

Del menú no puedo recordar cada plato,perdonad pero sólo recuerdo un tartar de arenques marinados y un excelente cochinillo con verduras.Entre la ensalada y el chochinillo probamos dos platos más, uno de los cuales la base era un excelente pescado fresco del día con unas patatas canarias buenísimas.

Decir que el nivel de la comida es alto, con la base de una cocina de mercado pero con atrevidas elaboraciones y presentaciones modernas. Cambio de cubiertos cada plato y servicio de sala muy atento.

Respecto a los vinos, tampoco recuedo nuestra elección, que fue algún tinto de Rioja, pero con algunos platos se nos ofrecía alguna copa de blancos, todos excelentes. En la parte de postres queríamos algún blanco dulce y probamos algún vino húngaro, alguno canario y alguno de nuestra zona, Valencia. Copas correctas para cada elección.

En general, hacen honor a su nombre y demuestran conocimientos,inquietudes y sobre todo mucho gusto por el vino. El nivel de la comida, también a un buen nivel; por lo que disfrutamos de una buena cena.

Hemos entrado en este restaurante por casualidad, y nos hemos llevado la gran sorpresa de encontrar un sitio con una impecable calidad y cualidad en el servicio , cuidando todos los detalles para que la velada sea perfecta. Sin duda el gran atractivo es su carta de vinos, presentada por los camareros sin la menor intencion de "venderte el mas caro" sino de ofrecerte lo que estas buscando, mi marido ha marcado en la carta los vinos que le gustaban y el sumillier ha presentado un excelente vino que acompano nuestra cena (ciervo y solomillo de ternera). Un detalle importante, al ingresar al restaurante, un gran expositor con campana de cristal te deleita la vista con una variedad de quesos tan exquisitamente seleccionados como sus vinos... a no perderse el stilton, un queso italiano, otro frances y uno aleman ... siento no recordar sus nombres...,recomendado para cerrar la cena.. y a los golosos pudding de chocolate...
Maria Belen, vecina de Gran Canaria.

Desde que abrieron.
Una referencia para una buena cena con vino a o para un buen vino con cena.
Vaya dilema.
La apuesta la ganaron.
Enhorabuena.
Encima se mantienen (¿ir a más?)
Para destacar: los guiños daneses... desde el tartar de arenques hasta el buey.

Y vinos dulces para el postre (¿Carvalho?¿El detective gastronómico?)
Y después, el reto del vino, que nunca lo ganaré, el del GinTonic puede que sí.
Eso sí, con la carta de puros que tienen, lo mejor es buscarse, por Real Decreto, un nuevo emplazamiento con terraza.

Lo dicho, a día de hoy, los mejores en Santa Crux de Tenerufe..

Para terminar, les lanzo un mensaje: calçots en Tenerife.

Gracias.

Por ciscustancia profesionales trabajo por toda Europa, suelo comer en sitios de alto nivel,una o dos veces a la semana me llevan a algun restaurante de como minimo de una estrella Michelin, y en la malloria de ellos no salgo tan satisfecha como en el restaurante El Gusto por el Vino.
EL Maitre y su equipo, son sencillos pero elegantes, amables y con grandes conocimientos profesionales, y sobre la cocina una sale satisfecha de lo que ha comido.
un buen lugar para recomendar.

Este pequeño restaurante en el centro de la ciudad, elegantemente decorado, de servicio esmerado, buen jamón y mejor vino, ofrece una de esas "cartas pirifláuticas" en las que tras un nombre rimbombante se esconde un plato de diseño de pírricas dimensiones pero buen sabor.

En definitiva, se come bien, aunque hay que ir comido de antemano.