De la mano de unos emigrantes belgas y alguna francesa ha nacido un nuevo restaurante de tapas en el centro de Málaga con aires emprendedores. Con zona de tapas en su entrada y barra para degustar cualquiera de sus 18 tipos diferentes de cervezas belgas, en su interior se encuentra escondido un restaurante para los más favoritos. La carta es extensa y el trato muy agradable. Lo primero elegir que cerveza tomar: Me encantan las Trapistas y me lancé a la Rochefort 6 con 7.5% y a la chimay blue 9%. La segunda de abadía cisterciense en 1862, con toque caramelizado de lúpulo, malteada, densa espuma y un intenso aroma a rosas. La primera de la abadía de Notre Dame de Snt Remy, muy redonda con cuerpo y muy demandada, se acaba enseguida esta perla de los trapistaholics.

Para mangiare triangulitos de gorgonzola, langostinos al curry y wok de pollo Thaï. Todo correcto y pequeñito. De postre, en el menú a 8,50 euros, entraba una tarta de queso casera espléndida.

Para volver y callar.