Restaurante Tasca El Ventorro en Valencia
Restaurante Tasca El Ventorro
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Noches y fines de semana
Nota de cata PRECIO MEDIO:
36 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.7
Comida COMIDA
8.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.5
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de Tasca El Ventorro
OPINIONES
6

Salida fallera nocturna tradicional que conforme pasan los años se limita más a la cena y poco más. Tras la experiencia del año pasado de buena cena, comedor privado y precio correcto decidimos no ariesgar y repetimos sitio y muchas cosas más.

De entrada queríamos hacer un preludio de ostras en la cercana Ostras Pedrían, en la misma calle, pero cuestiones de tráfico impidieron llegar con tiempo al aperitivo previo a la mayoría de los participantes, así que optamos por ir directos a a cena. Nos ubican en el mismo comedor con la mesa ajustada al ser 12+1 en este año y la verdad es que es un disfrute para nosotros por estar solos, por tener la opción de salir al balcón los fumadores y porque una mesa así de grande produce mucho ruido y en nuestro caso parece que más que mucho; para el servicio es más incómodo porque son dos pisos de subir y bajar durante toda la cena.

Nos sentamos con unas papas delante, un par de aceites Birdy arbequina y Cortijo de Linares de picual que nos permiten comparar y salió ganador el Birdy en todos los casos.  Unas cervezas, claritas, agua San Pellegrino con gas y Cabreiroa sin gas. De vinos elegimos un blanco (x 1) de Pazo de San Mauro, un albariño correcto sin más aunque de bonita botella; para tinto  aceptamos la recomendación verbal (no hay carta de vinos) que nos hicieron: Leza Garcia tinto familiar 2013 (x 2) que no acabó de convencer y tras recordar el del año pasado, luego seguimos con Bastida 2015 (x 4) mucho mejor aceptado. El servicio dado a catar y al centro de la mesa, sí que hubo cambio de copas al cambiar de vino de forma espontánea.

Un buen pan entero pero marcadas las lonchas en un estilo pan quemado, siendo denso de corteza y bien de miga, del que repetimos en varias ocasiones y que sirvió para la cata de aceites y para acompañar unos entrantes y hasta el principal, compartidos entre todos al centro:

. croquetas de bacalao: algo irregulares de contenido de bacalao (como si no fueran de la misma masa) de unas a otras, algo sobradas de perejil y en cantidad de 15 (¿somos 13?). Nunca entenderé este problema sin resolver entre la ración de cocina y los comensales en sala.

. calamar de playa: ya cortado, bien de plancha aunque con una leve sensación de ahumado que no entendí bien el por qué.

. vieras con foie (7 unidades): a petición individual: buen tamaño, buena textura. Recomendable.

. alcachofas plancha: unos cortes más finos y un recorte en el tamaño (más peladas) hubieran dado mejor sabor y menos amargos.

. anchoas: buen tamaño, apoyadas en aceite y servidas sin filetear. Lo que en principio es novedoso se vuelve en contra ya que al no abrirse, su conservación en sal hace que se mantenga el interior sin lavar y se nota en exceso la sal, además de tener que quitar la espina central. División de opiniones en la presentación pero de acuerdo en la calidad de la misma.

. entrecotte trinchado al centro: de nuevo sorprende la calidad de la carne, perfecta de punto, buena ración. No faltaron las patatas fritas de acompañantes. Muy recomendable.

No llegamos a los postres y dado que no había buen recuerdo, pasamos a los cafés y algunos chupitos de cognac (Cardenal Mendoza) y de PX de Ximenez Espinola, ambos muy apreciados. De nuevo la sobremesa se alargó casi como si estuvieramos en nuestro ambiente de club de los sábados (como en casa) con la infinita paciencia del personal del local que además cerraban hasta después de fallas. Chapeaux. Nos han ganado para el año que viene.

 

Encuentro fallero tradicional; una noche de fallas hay que salir el grupo de La Cañada. Al final, 12 para cenar.

Ubicados en el segundo piso en una sala privada (hasta con televisión), sin que se resienta servicio que por otro lado, casi teniamos en exclusiva.
Mesa larga para los doce, cómodos y aislados que permiten que el bullicio de conversaciones distantes no molesten. Bien vestidas, correctas copas, buen cambio de platos.

Para cenar y al centro en buena ración para compartir entre cuatro:
. tomate valenciano con ventresca y alcaparrones: buen producto y un buen aceite arbequina 1771. Pan correcto.
. vieras con foie (en la sección masculina) y con espárragos trigueros (en la sección femenina).
. croqueta de bacalao: recien hechas pero más
. calamar plancha: buen producto, bien de plancha, buen tamaño.
. entrecotte trinchado: producto de muy alto nivel, muy tierno, poco hecho, intentando mantener temperatura (algunos mejor, otros peor). Acompañan unas patatas fritas correctas. Plato imprescindible.
. postre compartido: dulce y helado sin fruta: más flojo.

Para beber: cervezas previas; seis botellas de Abastida un Rioja fácil y otras tantas de agua Viladrau más una con gas de San Pellegrino.
Unos cafés y de copas, 4 buenos orujos Xantiamen, más un Zacappa 23 y un PX de Ximenez Spinola, además de un pacharan. Por cortesia de la casa más orujos caseros del 2015 que cayó la botella entera.

Mucha paciencia en el local pues la tertulia acabó tarde. La intención era ir al castillo, pero no llegamos, alargamos más la sobremesa; luego tradicional paseo por las fallas.
Tradición cumplida.

Presume de nombre de tasca pero en realidad es un restaurante clásico, basado en producto, comedor de forma piramidal ya que es una casa antigua y por tanto, pequeños e irregulares espacios para dar acomodo a diferentes mesas de forma y tamaños variados. Incluso tiene un pequeño comedor privado en las alturas.

Comida de compañeros de trabajo. Siete tardones que empezamos más de las 3 de la tarde. Algunos que llegaron antes tomaron un Perucchi y otros cervezas. Pan correcto y aceite Finca Linares correcto.

Entrantes al centro para compartir:
. lomito y jamón: correctos, bien de sabor, sin destacar.
. vieras con foie: bien logradas manteniendo el sabor de la viera
. tomate con ventresca: bien de maduro y buena ventresca aunque algo escasa.
. alcachofas rebozadas: perfectas de sabor, tiernas, buen tamaño.
. calamar playa: bien sin alardes.

Principal: a elegir. En general todas las carnes solicitadas recibieron halagos; el atún más normal. Mi propuesta:
. Entrecotte "entero" de Angus; enorme pieza, perfecta de punto de plancha, sin ningún tendón, muy sabrosa. Gran disfrute.

Postre: al centro fruta fundamentalmente.

Para beber: agua Villadrau, y dos vinos 2011, a recomendación de la casa que resultaron bien y mejor: Pago de Cirsus Vendimia Selección y Lopez Cristobal crianza.
Cafés y poleos más algún chupito.
Desconozco el precio pero por lo visto en carta, no es barato.

Comparado con hace 3/4 años que estuve me pareció que ha mejorado en opciones y en especial el tema del entrecotte. Buen servicio con cercanía y rapidez pese a la incomodidad del formato del local. Servicio de vino el habitual de dar a probar y autoservicio (no puede ser de otra forma por el local), pero arriesgando en las recomendaciones lo que se agradece.

Que feliz reencuentro, cuantos recuerdos me trae esta clásica casa de comidas, ahora restaurante.
Los mejores pinchos de tortilla de patata de toda Valencia se podían comer allí, ahora reconvertido a los nuevos tiempos y con una carta de corte sencillo y clásico, pero ofreciendo una materia prima inmejorable, se reinventa el Ventorro.
El local es sencillamente encantador, es posible que en la parte de arriba tengas suerte y te cedan (en función de los comensales) el saloncito privado, pero tampoco pasa nada si estas en la zona común, solo hay un pero, la extracción de humos puede ser que no sea todo lo potente que cabe esperar, sales un poco impregnado de aromas de cocina.
Ahora no recuerdo si existe carta, lo cierto es que comimos al recite, lo que nos pareció apetitoso y nos ofrecieron lo pedimos, el problema es que cuando pides sin saber lo que cuesta, después pagas con sorpresa, pero aun así no está mal.
Buenos vinos, buen servicio, buen trato, bien tratados, pero deberían ampliar sus jornada laboral, es muy reducida dentro de la semana, es una lástima.
Un buen lugar para compartir buena copas de vino, con buenos amigos.
Saludos.

Acogedora casa de comidas en pleno centro de Valencia.
Eramos 2 personas a comer y decidimos tomar platos para compartir.
- 4 de sus deliciosas y genuinas croquetas de bacalao.
- 2 anchoas naturales y elaboradas de manera artesanal, sabrosas, de buen tamaño y carne.
- Ensalada de ventresa con dulcisimo tomate Raff.
- Enteritas (sepietas) brutas, elaboradas magistralmente, sabrosisimas y elaboradas con sencillez y perfecto toque de plancha.
- Cervecita para beber, cafetitos y dos digestivos (licor hierbas)
En definitiva, Ventorro es una casa de comidas de alto nivel, con buena carta de vinos (sin definir, es cantada), buena comida y todo ello en un acogedor entorno para disfrutar.

Tomates valencianos, anchoas frescas, ventresca de primera, clóchinas en temporada. Y luego platos de cuchara como alubias pintas o arroz al horno, de gourmet como vieiras con foie y entrecot trinchado con sal maldon.

Todo decorado con madera a la antigua, con un servicio excelente. Y además está céntrico (en la calle Bonaire, al lado de la calle de la Paz, junto al hotel Vincci), por lo que permite moverse con libertad tras almorzar o comer (no abre por las noches).

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