Días de fallas, días de desayunar buñuelos con chocolate, caminar, comer de tapeo, caminar y volver a caminar, cenar y seguir caminando... Comer para poder seguir caminando sin morir en el intento. Pues ahí estamos en la fase de tapear y en una mesita en la calle (que lo llaman terraza) mientras suenan petardos por todos los lados, con un servicio como toca en estos días pero al menos en un local conocido que sabes que la comida va a estar bien.

Para beber unas cervezas, un tinto de verano, agua y algún refresco; caminando a 25º, tonterías pocas.

Para comer:

. patatas bravas: con la salsa aparte para elegir; bien cocidas y de tamaño pequeño en el corte. Bien sin más.

. tellinas (coquinas) x 2: amplia ración, tamaño medio y bien carnosas, con aceite y perejil tras su paso por plancha y con un extra de sal gorda como novedad que sorprende. Muy bien.

. puntillas: buen tamaño, buena fritura, buena calidad de producto, buena ración; un poco de mayonesa para adictos. Más que bien.

. oreja plancha: cortada en tiras bien frita con textura crujiente; es especialidad de la casa, y merece siempre probarla; esta vez cortada en tiras más finas.

Corta sobremesa y andando a la mascletá.

Un cambio de propiedad debido al fallecimiento temprano de Raúl, el chef de las Jordan, así conocido por su afición a las famosas zapatillas pero que no ha producido cambios importantes para los clientes ya que se mantiene en buen nivel de servicio, producto (especial la carne argentina) y las brasas. No hay cambios estructurales del local ya comentado en otras visitas salvo el homenaje al dueño en la pared de la calle. Me uno al reconocimiento.

Nos colocamos en el comedor interior que ya estaba casi vacío de almorzadores y se estaban preparando las mesas para el servicio de medio día. El servicio cercano rápido y comprometido.

Pensábamos más en comida pero aún no estaba abierto el comedor, así que nos quedamos en un almuerzo tardío que consistió en: 

. plato de ternera a la brasa con ajitos tiernos y patatas: referido como buena calidad y buena preparación.

. bocadillo de carne argentina con patatitas, tomate cherry y puerros: no me supo decir que pieza de carne era pero estaba buena bien pasada por el fuego (quizás un poco menos hecha nos gusta aquí que lo que gusta en Argentina) con la habitual salsa de chimichurri, amplio relleno. Un fijo que no falla.

Unos cremates finales y sin sobremesa dado que ya es casi hora de la entrada de clientes para comer. Al salir nos encontramos con la madre de Raúl y recordamos buenos tiempos de hace décadas. ¡Qué duro para una madre!.

Mesa para comer en la terraza con el buen tiempo de este veratoño que no acaba y que mantiene las terrazas de bares y restaurantes como mejor opción. Pocas mesas ocupadas a primera hora y eso mejora la calidad del servicio que no siempre en las terrazas es fácil. También buena rapidez en la salida de platos.

Parar beber un doble de cerveza. Un pan que ha mejorado con el ligero paso por las brasas y un poco de buen aceite mejoran la corta espera de:

. olleta valenciana: un guiso especialmente de verduras (destacan las espinacas y cebolla) pero también con alubias y algo de carnes más morcilla y panceta; todo ello en abundante caldo con azafrán y perejil al que quizás le faltó algo de profundidad, siendo el resto en buen nivel y ración.

. manitas de ministro: en realidad manita única, bien guisada carnosa y tierna; en una salsa, también cargada de perejil, con un punto picante (pimentón colorado) básico y necesario.

. tarta de queso: pequeño cuadradito de una tarta de queso básica; con chantilly prescindible pero hay que rellenar espacio en el plato. Prescindible.

No hubo café ni sobremesa porque la soledad no lo aconseja. No hay cambios en el local pero como siempre nuevas caras en el servicio; las brasas siguen siendo su fuerte pero también a medio día hay buenos guisos.

Nueva ocasión de almuerzo en uno de los lugares más reconocidos de Valencia pero que ha tenido algunos pequeños cambios en su "esmorzar".

El local sin cambios, carta sin cambios, clientes sin aflojar. Son casi las 12 y cuesta encontrar mesa. Incluso el servicio de terraza (de acera más bien) me parece que no ha cambiado desde la anterior visita y eso es raro en cualquier local de restauración.

¿Los cambios? Pues unos matices a peor: sirven ensalada pero no hay cacahuetes ni aceitunas; el dueño no está (creo que no puede estar) a cargo de las brasas y se nota: no pueden quedarse sin salchichas un jueves a medio día; el puerro eran solo la parte final de los rabos; el cremaet como si hubiese cambiado de café (o de cafetera); tiempo de espera demasiado largo... Menos mal que el pan es el mismo y salva los muebles.

Lo que tomamos:

. ensalada valenciana: muy básica y poco aliñada.

. medio de tortilla de ajos tiernos y morcilla: bien de sabor, jugosa la morcilla extendida por encima de una escueta tortilla que no completaba relleno.

. en tero de carne argentina: carne de vaca de origen argentino (¿entraña?), troceada y acompañada de puerro crujiente, tomate cherry y salsa chimichurri escasa quedandpo zonas de pan algos secas. Bien de sabor, algo de exceso de paso por el fuego y se secó y endureció en parte. 

. cremaets: algo diferente en el café; ¿cambio de marca? ¿cambio de personal?. Un punto dulce quemado raro.

Bebimos un tinto de verano y una cerveza en botellín.

En cuarentena.

Pues ya cuando es tarde para el esmorzar popular es porque ya es hora de comer. Así que aprovechando algunas nubes, a comer en la terraza, con poco aforo.

Para beber y dado el bochorno de humedad sin sol, cervezas frías. No nos ofrecen alternativa al menú del día, así que elegimos entre los dos:

. ensalada valenciana: buena ración con lechuga, tomate, cebolla, aceitunas... Aliño básico. Bien.

. huevos al plato picantones con setas y jamón: podría ser perfectamente un principal; lo de picantones no es por los huevos sino por la presencia de piparras picantes troceadas con una base de tomate. Muy bien.

. churrasco adobada a la brasa: una buena pieza de churrasco en buen punto aunque la carne estaba durita; se complementaban con patatas y pimientos fritos.

. tarta de la abuela: con galletas y cubierta de chocolate. Normal.

. tarta de zanahoria: un punto excesivo de dulce. Normal.

El servicio fue bastante deficiente, con poca afluencia de clientes, hizo necesario levantarse de la mesa en dos ocasiones para poder contactar con la camarera.

Hoy la excusa para repetir disfrute de almuerzo es que hay que coger un avión a las 14 h con lo que la alternativa es comer en el aeropuerto o merendar en destino, así que hacemos un almuerzo / comida antes de coger el taxi correspondiente. ¿Dónde? Pues al lado de casa, en la Cooperativa que necesitamos contundencia.

Descubrimos un comedor suplementario en la parte posterior del local que se nos había olvidado de la época fallera y partidos de fútbol. Allí y en amplia mesa y poco aislamiento acústico (como dice Quique Dacosta: el ruido lo hacen los clientes), nos ponemos los 4 viajeros tras pasar por la barra y ver las viandas y las carnes haciéndose en las brasas. El gasto fueron unos cacahuetes con corteza y unas ensaladas compartidas; el vino Sechara, un tinto de Cheste para gaseosa y unas cervezas; el resto sin cambios respecto a otras visitas. Lo encargado:

. entraña a la brasa, ajos tiernos, tomates cherry salsa chimichurri: bocadillo emblema de la casa y al que es difícil resistirse aunque ya lo hayas probado varias veces; tamaño entero. Siempre muy bien.

. muslo de pollo deshuesado a la brasa con patatas panaderas con huevo: la brasa hace cambie bastante y troceado a tacos queda jugoso y sabroso; tamaño medio. Bien.

. versión en plato y en bocadillo, entero, de rabo de toro con patatas panaderas y tomate fresco: referido como buena la carne jugosa, tiernas, desmigada. Buen nivel.

Unos buenos cremaets y poco más porque al espera del aeropuerto nos espera.

Pues eso, que vive muy cerca, tanto que se ve desde la ventana, y cuando ves que las mesas en el exterior se empiezan a llenar y el estómago está vacío, pues bajas y te sientas. Y pides.

. un entero de entraña con puerros fritos, tomates cherry y salsa chimichurri: en un buen pan, una carne tierna, perfecta de su paso por las brasas, con unos ajetes fritos y unos tomatitos para dar color al tema y una salsa que le da un punto argentino (con muy leve fondo picante). Podía mejorar la distribución del material en el bocadillo más que la cantidad de relleno del mismo, que es más completa de lo que aparenta. El pan sigue siendo sobresaliente.

No falta la pequeña ensalada valenciana con piparras no dulces, sus aceitunas, cacaos fritos, su cerveza y su cremaet.

Esta vez fue sin extras de tapas y tampoco se cobró extra por el cremaet, que por cierto es lo más flojo con diferencia. No da tiempo de entretenerte porque hay gente de pie esperando. Aquí ya no hay secretos que no sean carne a la brasa; lo único que ha cambiado, como no, son los camareros que van rotando por el mundo de la hostelería.

Importante reseteo del local, con cambios interiores tanto en barra como en comedor ganando luminosidad y aspecto más actualizado y una ampliación de mesas en la calle (lo que ahora se llama terraza) para adaptarse a las normas Covid y para incorporar el almuerzo popular (7€) que incluye unas brasas de buen nivel.

Hasta las 12 (y bajo petición un poco más tarde también) de la mañana hay un amplio desfile de fieles del "esmorzar" que llenan las mesas del exterior con un servicio amable y eficiente. Código QR sobre la mesa que te permite una tranquila elección pues hay que descartar muchas cosas (hay 9 opciones más embutidos de Requena) aunque no quisieras y eso sin contar las opciones más clásicas de barra tales como calamares, tortillas, etc. El gasto consiste en una clásica ensalada valenciana de tomate, lechuga y cebolla más los cacahuetes con corteza que lo hacen en un acompañamiento superclásico. Para beber optamos por la variante menos clásica de la cerveza, buena y una Radler.

Como las brasas andaban semiapagadas por la tardía hora, compartimos un entrante que nos aconsejan: oreja estilo Cooperativa. Muy recomendable (6,50€) amplia ración de oreja cortada a tiras finas y bien asada (¿y frita?) quedando crujiente la corteza y con sal gorda por encima.

Los bocatas son de un pan más que correcto, falto de ser algo crujiente en la corteza, de forma algo más alargada sin llegar a baguette y de un tamaño como 2/3 de barra entera, por tanto sin llegar a ser XL, se acerca. El relleno es en buena cantidad y la carne está jugosa. Lo que tomamos:

. potro: carne de caballo con ajos tiernos: buena carne, perfecta de fuego, ajetes congelados (no es época) pero bien elaborados.

. argentina: carne de vaca de origen argentino, troceada y acompañada de puerro crujiente, tomate cherry y salsa chimichurri. Tierno, jugoso y sabroso. Recomendable.

Se quedaron para otra ocasión las brasas del solomillo, hamburguesa, secreto, ternera deshilachada con salsa de pepinillos, muslo de pollo deshuesado.... Merecerá la pena volver incluso valorar la opción de menú al medio día (11€) muy competitiva en la zona.

Unos cremaets (suplemento 0,50€) bien elaborados y sin ausencias completaron ese placer que es un "esmorzar de categoría".

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Local con leves cambios en la decoración y mesas en el comedor. Poca gente tanto en barra como en el salón. Reserva del dia anterior que no aparece.

Se mantiene el planteamiento de menú del día (9.90€) con 6 primeros y 6 segundos a elegir uno de cada, más pan, bebida y postre o café. De primeros hoy había; arroz meloso de pollo y conejo, crema de verduras, tallarines, patatas con salsa de queso y bacon, caldereta de marisco, ensalada de col y zanahorias. De segundos revuelto de ajetes, merluza al horno, calamares encebollados, garbanzos con verduras, lomo plancha, carrillada en salsa.

Lo elegido:

. arroz meloso de pollo y conejo; es como una paella que no aciertas el punto de caldo, y te sobra algo y así estaba con además exceso de sal. No la hace alguien que sabe hacer paellas y ya se cura en salud dejandolo meloso.

. calamares encebollados: no eran calamares enteros sino tiras de calamar; se habia enfriado, el calamar bien y el encebollado más que aceptable.

. opté por café que no estaba mal.

Menos mal que añadimos unas patatas bravas (irregulares de cocción), bien la salsa, más un Martini y un agua grande. El vino blanco era Fuenteseca, más que aceptable vino ecológico de macabeo predominante. Al menos el servicio fué rápido.

Cena para cinco con cambio de sede futbolística por necesidades coyunturales.
Local con poca asistencia y decidimos ir a carta, tras unas cervezas de inicio.
A compartir:
. ensalada con queso de cabra: pues eso, ensalada y queso de cabra. Bien pero sin interés.
. calamar playa: bien hecho, jugoso.
. gambas al ajillo: resultaron ser gambones enteros plancha con un fondo de aceite y ajo.
. media ración de jamón: un serrano básico.
. entrecotte x 2 trinchado, bueno, demasiado fino con ligera grasa. Correcto.
El pan tostado con un cuenco de ali oli y otro de tomate.
Acompañamos con un tinto Jaros 2012 y seguimos con Malavida 2013 en muy mejorables copas que al menos cambiaron con el cambio de vino, y terminamos con unos cafés.
Misión cumplida y además ganamos tras apuros iniciales.