Festivo en el calendario coincidente en mi caso con no tener que ir a trabajar. Dado que es una circunstancia cada vez menos frecuente, tras pellizcarme con fuerza y cerciorarme que no estaba inmerso en un sueño, tenía que diseñar un plan que estuviera a la altura de tal acontecimiento. Había ganas de buen arroz así que a Cullera... a Ca Quintín.

Poco que aportar al excepcional comentario previo ;-)

Disponen de una coqueta terracita en la que se está de fábula excepto cuando en esta época primaveral sopla el viento, como era el caso, por lo que nos ubicaron en la bulliciosa sala que se encontraba con aforo completo. ¡Ojo!... porque el entorno varía considerablemente dependiendo de este factor.

Cuatro comensales que disfrutamos de lo siguiente:

Tellinas. Mira que me cuesta no pedirlas cuando las veo en carta! Buen producto aunque con algo de esa molesta arena que siempre desluce un tanto. Distracción.

Puntilla en su Tinta. No me aclaro con el tema de las denominaciones y si se trata de productos del mar la cosa aún se me complica más. Entiendo puntilla como una preparación tipo fritura o rebozado de, digamos, crías de calamar. En este caso eran de mediano calibre y guisados en su tinta. Nomenclaturas aparte, estaban tremendos, perfecta textura y gran sabor. Magno.

No pedimos ningún entrante más dado que conocíamos la generosidad de las raciones de las paellas. Habíamos encargado un arroz para cada pareja:

Arroz a banda. Tal y como es tradición en la zona, sirven primero el pescado, la patata y cebolla con los que se elabora el caldo posteriormente utilizado para hacer el arroz y se acompaña de una vinagreta tan sencilla como divina. Luego aparece en la mesa el arroz de perfecta ejecución tanto en calado del fondo como en punto. Impecable.

Paella de Puchero. Paellificación, valga la expresión, del clásico arroz al horno. Tan curioso como gustoso y con ese punto "socarrat" que le venía de perlas. Dado el alboroto que había en sala no pude indagar acerca de su elaboración pues Quintín andaba sin resuello. Llamativo.

Finalizamos compartiendo una Tarta de Queso, de consistencia ligera cubierta de mermelada de kiwi y de arándanos y una Magdalena Casera con helado de chocolate blanco algo más ordinaria.

Varios botellines de cerveza Turia por cabeza y rematamos con unos cafés y una infusión.

Atento servicio aunque en esta ocasión algo desbordado de manera puntual.

Para nosotros es una apuesta fija cuando estamos por la zona. La mano que tienen con los arroces está fuera de toda duda. Si además los puedes disfrutar tranquilamente en su terraza la experiencia se redondea resultando totalmente satisfactoria.

Tuve el placer de conocer este restaurante por unos amigos clientes habituales y a lo largo de este año he ido varias veces tanto en verano como en invierno.
Para empezar quiero destacar el trato familiar de Quintín y su familia, siempre atentos a ofrecerte el mejor servicio.
He tenido ocasión de probar el arroz negro, la fideuá y el arroz a banda, a cual de los tres más exquisito. Me encanta que el arroz a banda lo sirvan acompañado del pescado, patata y cebolla con una vinagreta buenísima, con lo cual es imposible quedarte con hambre. Las raciones son abundantes y utilizan paellas grandes, aún para dos personas, con el fin de que la capa de arroz sea más fina, se cueza bien y puedas disfrutar del típico socarraet.
Normalmente pedimos alguna ensalada o algún entrante, que también están buenos, pero no solemos abusar puesto que con el arroz quedas más que saciado y prefiero dejar hueco para sus ricos postres caseros.
Habitualmente bebemos cerveza pero también disponen de buenos vinos.
En verano disponen de una terraza muy agradable, tanto de día como de noche, porque a pleno sol refresca el ambiente la brisa y la sombra de pinos y palmeras. En invierno, es un sitio ideal para comerte un buen arroz cerca de la playa del Dosel de Cullera sin estar masificado.
Respecto a la relación calidad-precio considero que es muy buena, ya que se puede comer perfectamente por 25-30 euros por persona con postres y cafés. En una ocasión hicimos una comida familiar y nos arreglaron un buen menú por muy buen precio.
La mantelería, cubertería y cristalería muy correcta y adecuada.
En definitiva, un restaurante muy agradable cerca de Valencia donde poder disfrutar de arroces muy bien cocinados. Para mi gusto MUY RECOMENDABLE!!!!

Restaurante situado junto a la playa del Dossel de Cullera. Dispone de aparcamiento para clientes. Posibilidad de elegir entre interior y terraza. Pedimos unas tapas (bravas, sepia plancha, puntilla) nada por encima o por debajo de la media. De segundo, arrós del senyoret, bien de sabor, raciones abundantes. 27 euros por persona, precio algo elevado teniendo en cuenta que no consumimos vino ni postre. Correcta tanto la atención al cliente como el apartado de cubertería y mantelería. Puntúo apartado de vino por obligación.