Local ya descrito en el anterior comentario y que no ha cambiado practicamente en nada; tampoco su esencia en la cocina y en el local. Ha recibido premio Bib Gourmand de la Guía Michelín. Hoy éramos menos clientes que trabajadores.

El planteamiento de la carta es de unas pocas opciones (4-6) para todos los grupos: entrantes frios (aquí alguna opción más), entrantes calientes, carnes, pescados y postres. Parece más razonable atender a la oferta de menús: Estrella (32€), Degustación (45€) y CamíVell (60€) en función de incorporar más o menos entrantes y pasar del arroz a la carne con uno o dos postres.

La carta de bebidas es amplia con variedad suficiente. El servicio de vino fué bien llevado desde el principio con buen conocimiento y recomendaciones y amplitud de comentarios. Tomamos un agua con gas de Vichy y en vinos nos decidimos por el cava Chozas Carrascal brut nature reserva 2014 mejor de lo que recordaba.

El pan de masa madre, casero, de harinas ecológicas y en formato loncheado fue una digna compañía del buen aceite picual de Casa de Alba reserva de la familia. Optamos por el menú intermedio que incluye aperitivo, 3 entrantes, pescado, carne, postre y petit fours siendo todos ellos en raciones ajustadas con buena materia prima y emplatados interesantes; en concreto comimos:

. habitas cocidas como aperitivo de la casa: curioso aperitivo que merecía más rock and roll

. vichyssoise de pera: agradable y novedosa. Cumple.

. torta de anís con mouse de queso con hierbas y piñón tostado: pequeño bocadito bien elaborado.

. buñuelo de bacalao con all i oli de aceite de naranja: bien rebozado y fritura y su interior de textura jugosa; merecía más bacalao.

. mullaor de llisa marinada con jugo de verduras a la llauna, taquito de pan tostado: a modo de ceviche sin acideces. Me gusta la idea de un plato así, sin vinagre.

. berenjena a la llama con salazones: capellanet asado, huevas de maruca y otros salazones: buenos ingredientes y bien planteadas las compañías pero en aspecto y complementos parece la versión seca del mullaor. Uno de los dos debería cambiarse por otra opción.

. tendón de vaca vieja con crema y chip de chirivía y anguila: plato de muchas texturas y sabores muy interesante. De lo mejor.

. dentol a la plancha y caldo de verduras: el pescado quedó un poco seco y fue una lástima porque la calidad es buena y apetecía hasta la piel tostada.

. cabezado ibérico de Arturo Sánchez marinado 9 horas y luego sellado a la plancha sobre una base de verduras y con boniato y mostaza verde y remolachas. Buena carne y perfecto punto.

. torrija con arrope y helado de avellanas: con masa de croissant de elaboración propia pero con demasiada masa en la torrija, bien de sabor.

. petit fours: merengue seco, rocas de chocolate con oro de 18 kilates comestible y chocolate guanaja de Valhrona: muy destacable el último en formato de trampan tojo de tornillo y tuerca; todo ello en una bonita presentación a modo de joyero de cerámica sobe una base de granos de café. Fueron excelente compañía para los buenos cafés.

Algo de chachara con dueño e hijos y con el encargado de la sala (y los vinos) recordando alguna batalla de hace más de 10 años.

A ver como lo hacemos para no herir sentimientos.
Este restaurante tiene fama de ser el mejor de Alzira. Lo conozco de hace mucho años. Lo regentaba el padre con su mujer en los fogones. Hace pocos años, han acometido una buena reforma en el patio trasero, convirtiéndolo en comedor y cocina a la vista. Esta reforma coincide con el cambio generacional en los fogones, pasando los dos hijos de Antonio a darle un toque mas vanguardista sin perder la esencia del local. Es una casa con motivos de decoración valencianos, azulejos, vigas de madera, teja, suelo rústico, combinado con algo de modernidad en la zona reformada, vidrio, acero inoxidable... Bueno, el conjunto en si es agradable. Actualmente, sigue el padre como alma mater, sus dos hijos en cocina y el sumilier que hace también funciones de maitre.
Las mesas están bien separadas, buena mantelería, sillas cómodas y aire acondicionado un pelín elevado, al igual que la música.
Sábado por la noche. Somos la segunda mesa de dos personas. Al cabo de un buen rato llegan cinco comensales más y casi a las doce de la noche una pareja de jovencitos (menudas horas, pero parece ser son conocidos de la familia).
CENA:
APERITIVO: nos "obsequian" con dos copitas de gazpacho manchego con kikos, lo que en la nota aparece como servicio de mesa a 2,50 € la ración. El gazpacho bueno, a mi personalmente me gusta mas sólido, pero no estaba mal.
ENTRANTES:
CIGALAS FRITAS CON AJOS: 6 cigalas de tamaño mediano-pequeño, de excelente sabor y perfecto punto de cocción. 24,00 €
HUEVO COCIDO A BAJA TEMPERATURA SOBRE COCA, VERDURAS Y SAL DE VOLCAN DE HAWAI: Se presenta en dos raciones individuales, una coca con forma triangular sobre la que se pone la verdura casi cruda, cortada en pequeños tacos (calabacín y pimiento) y pasada por el horno muy poco tiempo, con lo cual al masticar, la sensación es que está crujiente. Encima el huevo casi crudo, polvo de cebolla y sal de volcán de Hawai (sal negra, vamos). Plato conseguido, nos ha gustado a mi pareja y a mí. 2 x 7,50 €= 15,00 €
PLATOS PRINCIPALES:
STEAK TARTAR: Mi pareja se ha pedido este plato. Le ha encantado, sabor suave, sin muchos aderezos. Buena materia prima. 25,00 €.
BACALAO: Para mí el bacalao, servido sobre una base de pasta casera muy fina, mezclada con un poco de pimiento, calabacín y berenjena. Encima el bacalao cocido a 65º y de remate una suave muselina. Estaba bueno, pero creo que al bacalao le faltaba algo de cocción. 18,00 €
No tomamos postres.
BEBIDA:
Agua, 2,50 €
Finca Villacreces, 30,00 €
De remate, tomamos un café (1,40 €) y un licor de hierbas (2,50 €).
Total de la cena 123,40 €
Y ahora no se como decirlo para no herir sentimientos, pero salgo con una sensación rara. No es que se coma mal, al contrario, todo está muy bueno, pero es que cobran hasta el respirar. Se que en muchos restaurantes se paga el servicio de mesa e incluso los licores, pero tal y como está la cosa, que no tengan un detalle después de los precios que tienen, me fastidia, y fíjate que solo con que no hubieran cobrado el licor, hubiera sido distinto, pero no, todo, no se les ha olvidado nada.
No me he quedado bien, me voy con sensación que me la han metido, lo siento, pero es así.

Buen restaurante con buena materia prima. Chacinería, pescados y mariscos bien tratados.
El problema es la falta de carta o la obligación de encauzar al cliente a comer lo indicado por el restaurante y esto te puede dar sorpresas desagradables en el resultado final de la cuenta. El servicio de vino normal al igual que las copas, aunque la carta no está muy compensada. Se puede probar teniendo en cuenta estos detalles.

Cálido y agradable Restaurante en la Ribera Alta. Combina perfectisimamente tradición y modernidad. Sólo por acudir te obsequian con un aperitivo delicioso. Para comer: Foie (riquisimo y de elaboración artesanal) decorado con gelé de pétalos de rosas, mermelada de tomate y un pan de especies interesante; sepia de playa inmejorable; unas cigalitas frescas de nuestro querido mediterráneo, en su punto optimo de cocción. Vieiras con boletus y ajetes buenisimas y un solomillo de ternera jugosisimo y tierno como el agua para compartir. Té negro y un mojito con mousse de coco (genial). Para beber unas cervecitas; agua y un par de copitas de vino. Excelente vajilla. Todo por 50€ pax. Hacía tiempo que no comiamos tan bien. Lugar impecable; creativo y sin florituras.