Restaurante-Pub-Café-Club al uso europeo.
Local de estilo indescriptible con una conjunción imposible de corrientes en la que se apodera el barroquismo. Se palpa que la decoración ha requerido una fortísima inversión.
En estos momentos es lo más fashion de Zaragoza.
En cuanto a la cocina, anodina para ser benévolos. No es lo fuerte del negocio; es más es su talón de Aquiles, y no olvido que lo estoy valorando como restaurante.
Vajilla Hermés, cristalería Schott.
Carta de vinos y servicio del mismo mediocre.
Servicio rápido, increíblemente rápido, lo que hace pensar en una mecanización de procesos en cocina.
En resumen, aunque no es para repetir merece la pena la experiencia, no por la cena, sino por el ambiente y la singularidad del entorno.
Cuando terminas de cenar, sobre las 00.30, abren las puertas, suben el volumen de la música, atenúan las luces, se transforma en en pub y entra un montón de gente que hasta entonces se agolpaba en la puerta esperando este momento. Tú puedes continuar en tu mesa tomando una copa.
RCP correcta.