Adentrándose en el corazón del casco antiguo de Tarragona, damos con esta cervecería, en la que encontramos muchas mesas, clientela bulliciosa, y un vaivén de camareros que no paran de ir y venir. Centrado en las tapas, donde nos encontramos de todo. En cervezas, todo tipo de importación y españolas, para dar y vender.
Se sirven, si uno quiere, en mesa, unos surtidores en forma de tubo de ensayo para la cerveza, pudiéndola beberla y pedirla a litros. El comedor conserva la estructura de un almacén abovedado, de obra vista y manteniendo en clima cálido, aunque para clima cálido será si vamos a tapear las noches de verano o fines de semana.
Si uno se decanta por el vino como bebida, hay unas cuantas referencias de D.O.´s varias, aunque no es precisamente lo mejor. Tuvimos la mala suerte de que nos sirvieran el vino fuera de temperatura, aunque luego intentaran enmendar el error.
La cena constó para dos comensales en un surtido de patés( aceptable), pescadito frito ( no estaba mal, pero caro por cantidad), chipirones andaluces ( a 5,75€, buenos pero cantidad justita) y bravas ( bien). Con ración de pan con tomate y de vino, un tinto Otto Bestué( 12,15€), salio la cena a 36,65€ la pareja.
No siento que cenara mal, al contrario; pero creo que sin postres ni cafés, y habiendo podido pedir algo más, siento que hoy en día, por menos de 30€ por pareja, se me antoja difícil el poder comer o cenar de raciones.