He visitado este idílico restaurante rural en varias ocasiones y nunca defrauda. El entorno es perfecto para desconectar y disfrutar de la belleza de Galicia.
La comida siempre perfecta. Se nota que le ponen cariño en la cocina y también que la materia prima es excelente. Comerte una parrillada de verduras que ves que acaban de recoger de la huerta es un lujo. Lo mismo que la ternera, que ha pastado en esos campos y se ha criado de de forma ecológica.
Recomendar un plato es complicado. Revuelto de ortigas, queso con mermeladas caseras, ensalada de trucha escabechada...y que decir de las croquetas!!! Las mejores que he probado nunca!! Lo mejor es dejarse recomendar por el dueño, ya que la carta varía y siempre te sorprenden con platos nuevos.
Sin duda volveré pronto.
Un consejo, mejor reservar!!

Probado hace poco más de un año por primera vez y lo cierto es que desde entonces soy cliente asiduo cada vez que voy por esa zona. Estas vacaciones en el plazo de dos semanas he ido tres veces. Preciosa casa de piedra restaurada en su interior de forma artesanal durante más de cinco años, el interior está muy cuidado y respetando elementos de la antigua casa, como la cocina económica y la “lacena”. Los exteriores son increíbles, situado en la ladera de un valle de la comarca de “Los Ancares” tienen unas increíbles de la zona con las montañas de 2000 metros al fondo.

El caserío se divide en dos negocios, un criadero de terneros, cerdos, pollos y conejos ecológicos y un restaurante para probar sus viandas.

La especialidad de la casa es lógicamente el solomillo de ternera, aunque no se quedan atrás platos como los chuletones, el buey, lacón…. Los entrantes variados (siempre hay un mínimo de 6 o 7 entrantes), se pueden probar cosas como el revuelto de ortigas, el queso de cabra tibio con mermelada de melocotón, el jamón de caballo, zorza con cama de puré de patatas, vieiras con cebolla caramelizada y ensalada de chocolate.

La carta de vinos no es su fuerte, pero para el lugar donde está situado, es más que digna, uno de los días nos bebimos un Finca Villacreces 2005 que estaba muy rico, hay riojas, riberas y gallegos de corte comercial.

Los postres son todos caseros, diferentes copas, y este año han añadido una fondue de chocolate con fruta fresca.

Desde luego que cualquiera que un día que caiga por esas tierras no debe irse sin probar esos platos, la lástima es que solo abre verano, semana santa, navidades y fines de semana. Muy pero que muy recomendable, el precio, caro para la zona, pero lo cierto es que salimos sobre los 30€ por persona, que para la calidad de la materia prima es un verdadero regalo.