Restaurante Restaurante Marqués de Riscal en Elciego
Restaurante Marqués de Riscal
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Precio desde:
49,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos y lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
77 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.2
Comida COMIDA
6.1
Precio medio entorno ENTORNO
9.5
RCP CALIDAD-PRECIO
4.9
Opiniones de Restaurante Marqués de Riscal
OPINIONES
13

De vacaciones por Navarra nos acercamos un día por Eltziego a visitar las bodegas de los herederos del Marqués de Riscal. Tras la estupenda visita y degustación nos acercamos al restaurante enclavado dentro de la estructura del hotel de Frank Gehry, arquitecto siempre sorprendente por sus desafíos geométricos. No todos los días se puede comer debajo de una estructura de titanio emblemática.

Hay dos dos restaurantes, uno más moderno y en la línea de la cocina de fusión, tan en boga ahora y tan difícil de explicar (para ello no hay más que leer los reportajes de Cristino Álvarez, "Caius Apicus") y otro más tradicional, El Bistro 1860.

Elegimos el menú Riscal lo cual fue todo un acierto. Los platos estaban muy bien elaborados, desde la terrina de queso de cabra, siguiendo con el puré de patata con hongos y foie gras, el bacalao a la riojana, la carrillera de ternera y para acabar con una crema tostada de queso.

Yo destacaría, a mi parecer, la textura de los platos, sobre todo la del puré de patata con foie gras y la del postre, realmente magníficas. En todo momento hubo vino tinto, marqués de Arienzo y copas que se llenaban conforme se apuraban. Vale la pena pasar un tiempo leyendo la carta de vinos porque es sencillamente impresionante. El servicio muy atento y correcto y cambiaban los cubiertos entre plato y plato.

Un lugar excelente donde comer y con una relación calidad/precio acertada.

Magnifica construcción y edificio que no vamos a descubrir aquí, haciendo del lugar un entorno privilegiado. Cenamos cuatro amigos en la denominada Mesa Ghery
Hay dos menus a elegir, el Chirel y el Torrea nos decantamos por este segundo
Menú Torrea
Aperitivos de pan de pipas y otros de aceitunas negras
Entrantes:
- Suero de tomate a modo de cerveza
- Croqueta del Echaurren
- Sardina pan y queso
- Caviar de vino tinto

Carpaccio de Gamba Roja sobre Tartar de tomate y ajoblanco
Cigala a Modo de Ensalada de Vegetales sobre una base de almendras y un fondo de crema de puerros
Arroz muy Cremoso de Verduras setas y tallarines de sepia

Un segundo a elegir entre carne o pesacado, probamos ambos entre los 4 comensales
Merluza a la Romana confitada a 45º sobre pimientos asados y sopa de arroz
El Lomo de Corzo con Puré de Castañas y cebolla roja semi asada

Postres
Torrija Tostada con helado de queso
Petits Fours

Un magnifica tabla de quesos acompañó finalmente la mesa mientras acabamos el vino, quesos de Canarias, País Vasco, Galicia, Francia, etc
Acompañamos la cena con 3 vinos de la Bodega: Marques de Riscal 150 Aniversario Gran Reserva 2004, Finca Torrea 2007 y Marques de Riscal Reserva 2008
Carta de vinos para que pidas los de la Bodega, que si bien por un lado es comprensible ya que estás allí eso habria que dejarlo a elección del cliente, no deja de ser un restaurante con 1 Estrella Michelin que tiene otros vinos en la carta, algunos con precio multiplicado por 2,5 y esto desluce un poco dicha carta de vinos (Puntido 110€, Amancio y La Nieta 160€, Abel Mendoza Graciano 120€ por poner un ejemplo, respetable?.. quizás, buena estrategia?... dudosa)
Servicio muy atento, educados, pendientes, sin molestar. Buena cristalería y vajilla adecuada y diferente en cada plato

A destacar de la cena el sabor de la Sardina del entrante. El plato de Carpaccio de Gamba en su conjunto, la sopa de arroz que acompaña a la Merluza, la cebolla roja semiasada del Corzo y la selección de Quesos. No me entusiasmo ni el Arroz cremoso ni el Corzo, el puré de castañas estaba excesivamente especiado y condimentado a mi modo de ver
Menu Torrea 70€ más quesos mas vinos 110€/persona

Tomamos café y algún GT de Fifty Pounds en la Biblioteca con los petit fours ( no cobrados a Fifty Pounds pero casi casi)

Agradable experiencia en la mejor compañía

Parece que casi todos nos ponemos de acuerdo en que lo realmente sobresaliente de este restaurante es el propio restaurante. Y eso tiene cosas buenas y otras no tanto. Desde luego que el marco por fuera y por dentro es deslumbrante o al menos para mí lo es, me fascina. Otro punto a destacar, el servicio, excelente, clásico , pero adaptado, con preponderancia de las formas, respeto, sin agobiar, serio, meticulosos, me gustó mucho. Por cierto, estuvimos en la mesa Ghery, sensacional, para 4 , merece la pena. El servicio del vino también, sobresale, elegante, protocolario y disfrutable. Y ahora llega lo tan bueno y para la mayoría lo más importante. La carta de vinos ofrece todos los Riscales , a precios elevados, pero bueno.. ya que estás...soportables. Y luego pasa a Riojas, otras D.O. otras cosas....y los precios suben y suben y suben..Respetable, no sé a que público va orientado, pero desde luego a un público como nosotros , no,nos limita el disfrute. Y luego viene, lo más importante: la comida. Aquí , se observa mejora respecto a los inicios, un menú el Torrea de 80 euros, más fino y equilibrado, con gusto, incluso sutil.. y no se me ocurre nada bueno más. Nada d e creatividad, nada de cantidad( si es que alguién la busca), platos ya conocidos, bien hechos, pero nada nuevo, estereotipado a este nivel. Lo mejor los minúsculos snack del inicio y el carpaccio de gambas sobre ajo blanco, que creo es una variante de algo muy parecido que ya se ofrecía hace años aquí. En fin , en mi opinión , cosas buenas y no tan buenas

El restaurante tiene un marco incomparable y la atención personal es prácticamente perfecta, el vestido de la mesa, las sillas y la vajilla, adecuados.
No repetiré los nombres de los platos pues pedimos un menú de degustación largo que ya ha sido relatado por mis antecesores. Realmente me dejó algo frío sin excepciones, y algunas cosas me defraudaron, especialmente las relacionadas con el mar. Claro que lo tamaños todo acompañados por un Baron de Chirel que "quitaba el sentí o" y además, no sé como, sabían que era mi cumpleaños y me obsequiaron con una pastelito con vela y todo, eso sí, sin que se enterase nadie que no fuese yo y mi acompañante. Puedo decir que la comida del restaurante "normal" me gustó mas que la del gastronómico, pero realmente el trato personal del restaurante y del hotel son altamente remarcables y recomendables. Se perdonan cosas pero, claro, aquí hablamos de comida y, sabiendo que Paniego tiene ahí una estrellita.... como que no. Ojo, no digo que no repetiría, solo que quedé "con ganas" de experimentar algo especial y no ocurrió. Hablar del precio también huelga un poco , una vez que te alojas en esa maravilla de hotel, de edificio que no se como puede recibir alguna crítica pues es flipante.
Desde luego la sardina y el tagliatele de calamar los quitaba sobre la marcha, y una especie de codornices... ggg. Una cosa de bacalao estaba muy buena y el resto.... casi no lo recuerdo. Pedí una Grapa pero no había, algo por lo que pidieron mil excusas y fue sustituida por un orujo nacional, que tampoco está mal.
En fin, que el sitio es fantástico, el trato excepcional, las formas preciosas y el contenido.... bueno, no criticaré pues no soy profesional de meterme ni alabar a nadie y no quiero molestar a algún paisano mío y veremero de "pro" que no es adicto a que el "pueblo" opine.
(es broma, bueno, casi)

Este verano pasamos unos días de enoturismo en La Rioja con unos amigos y estuvimos en el Bistro 1860, la parte tradicional del Restaurante Marqués de Riscal. Todo el complejo Marqués de Riscal es impresionante, pero el hotel es mucho mas, es simplemente espectacular.

Cuando entramos en el restaurante, la cosa cambió y empezó a no gustarme. Nos pusieron en una terraza con unas mesas metálicas sin mantel y demasiado cerca de las restantes. Todo era de diseño, la vista fantástica, pero esto siempre es ademas de, lo principal es la comida, después el servicio, la mesa, copas y finalmente si hay buena vista mejor.

Elegimos el menú Tierra:
La Terrina de Queso de Cabra => sin interés
Nuestras Croquetas => buena, como en muchas casas de comidas
Caparrones => buenísimo
Pescado de roca (no recuerdo cual era) => salsa muy buena, pero el pescado muy, muy hecho y creo que mal cortada la pieza
Albóndiga de la abuela => normalita, mejor en muchas casas de comidas
Tarta de Queso con Frambuesa => bien

El vino bueno pero carísimo para estar donde estábamos. Pagamos 33 €/botella cuando luego lo compramos en su tienda a 16 €/botella. Puedo entender que multipliquen en los vinos que no son suyos, pero en los suyos NO.

El servicio con mucha voluntad, correcto pero para este nivel hace falta más.

Salimos a 65 €/persona y sin comer muy bien. Muy caro y salvo los caparrones, el resto nada fuera de lo normal.

En fin una decepción, aunque volveré a darle otra oportunidad sobre todo a la otra parte del restaurante porque un mal dia lo tiene cualquiera.

Cena de un grupo de mas de 20 personas en el restaurante gastronomico. Nos acomodaron en 3 mesas perfectamente preparadas y me sorprendio que no fuera un reservado, aunque estaba convenientemente distanciado del resto del restaurante que hay que decir que juega con los espacios de forma que queda muy insonorizado y con distancias mas que suficientes entre las mesas.
Los vinos que se sirvieron fueron en mi opinion lo mas flojo ya que fue un Marques de Riscal Verdejo y el 1860 Tempranillo. Ambos son correctos pero el menu exigia algo mas en mi opinion.
Los platos:
Aperitivos
- Teja de pipas: buenisimo
- Pan de aceitunas negras: normal . Algo salado
- Corte de queso y miel: rico
- Croqueta de Echaurren: demasiado sabor a nuez moscada
Continuamos con:
- Carpacio de gamba roja sobre tartar de tomate y ajoblanco: muy bueno y refrescante
- Cuajada de foie gras con velo, caviar de vino tinto y pan de semillas. Lo peor. Era una mousse de foie gras que pedia unas tostadas para untar y no una cuchara para comerlo
- Arroz muy cremoso de verdura, tallarines de sepia y setas: Bueno aunque algo salado
- Merluza a la romana confitada a 45º sobre pimientos asados y sopa de arroz. Bien
Torrija tostada con ehlado de queso: muy bueno
Petit fours: bueno

El servicio siempre atento. El conjunto de la comida resulto satisfactorio aunque no me parecio sorprendente. A un precio de mas de 100 euros el menu, se me hace algo caro para lo que se ofrece ya que ninguno fueron platos sobresalientes. Es verdad que la arquitectura de la bodega bien vale una visita y el marco del restaurante es incomparable.
Luego acabamos con GT’s de Schweppes en la vinoteca y tambien comentar que tenian muy pocas ginebras.
No puntuo ni el vino ni la RCP porque el vino era concertado y no sé cuanto costó el menu,

Entorno y servicio perfectamente definido en los dos comentarios anteriores

En esta ocasión el menú de la segunda cena, constó de:

- Teja de pipas y palitos de aceitunas negras
- Corte de queso, miel y trufa sobre cantos del río Oja
- La croqueta del Echaurren
- Suflé de queso idiazábal y aceite Arbequina Ecológica, compota de tomate, con toques herbáceos y cítricos.
- Cuajada de foie gras con caviar de vino tinto
- Arroz caldoso de verduras, setas y tallarines de sepia
- Láminas de bacalao ligadas con Pil-Pil, sobre pimiento verde y cebolla confitada
- Solomillo de ternera sobre pastel de patata, cebolla, verduritas y puré de manzana
- Dados de piña salteados con mousse de caramelo, helado y leche de coco
- Mousse de yogurt con crema de frutos rojos
- Petits Fours


Y en cuanto a vinos:

- Laurent-Perrier Brut
- Finca Montico
- Finca Torrea
- Barón de Chirel
- Laurent-Perrier Rosé

Comentario:

Cuelgo el comentario para hacer justicia al lugar y al esfuerzo tanto de la cocina, como de la bodega, para que en dos noches seguidas, sacarnos una gran muestra de su quehacer en el caso de la cocina y de sus existencias en la bodega.

Como todos comprenderéis por una parte con ese entorno y nivel tanto del restaurante como del hotel, las cosas tienen que agradar y con una cena de 8 comensales, en la cual la conversación prima de forma manifiesta, es difícil, al menos para mí, el enjuiciar cada plato.

Cuando estuve sentado disfrute y después de levantarme me quedo un buen “regusto”. Que se den esta dos condiciones, tras visitar un restaurante, para mi tiene un gran valor y se da en no muchas ocasiones.

En conjunto, lugar a visitar sin lugar a dudas.

Puesto a puntuar, ni vi la carta de vinos ni sé el precio, ni de los vinos ni de los platos, por tanto dejare ese capítulo sin mencionar.

Restaurante de altas miras en el Hotel Marqués de Riscal, con la impronta del reputado chef Francis Paniego.

Como todo el complejo, es espectacular.

Techos altísimos, bien decorado y ambientado. Quizás alguna mesa, como la que nos tocó, pecara por defecto de iluminación.

Buena atmósfera, esto funciona: lunes noche y lleno.

Cocina regional aventajada, con brochazos de autor. Un equilibrio entre el clasicismo y las nuevas tendencias, en el que la balanza cae hacia el lado del clasicismo.

Dentro del marco de las actividades del Aula Marqués de Riscal de principios de septiembre 2012 (https://www.verema.com/blog/blog-m/1002918-hotel-marques-riscal-10-actividades), a la que tuvimos el privilegio de acudir algunos veremeros, cenamos las dos noches en el restaurante. Como ejemplo, hago seguir lo que cenamos la primera de ellas:

• Jamón ibérico
• Nuestras croquetas
• Tartar de tomate con cigala y ajo blanco
• Merluza al horno con su refrito y patatas panadera
• Albóndiga con trufa sobre parmentier de patatas y aceite de oliva
• Tosta de queso de Cameros con manzana Reineta y helado de miel

Una grata experiencia gastronómica. Gran calidad de producto y experta mano en cocina. Es cierto que no hubo ningún plato que me enamorara, pero la cena en su conjunto me satisfizo.

El trato del vino, impecable, no podía ser de otro modo. La secuencia fue la siguiente: Marqués de Riscal Limousin, Marqués de Riscal Sauvignon Blanc y Marqués de Riscal Gran Reserva 150 Aniversario. Espléndidos vinos, servidos con mimo y generosidad.

El servicio en sala fue estupendo, como en todas las jornadas, realmente destacable su escuela, su profesionalidad.

Un aliciente más para convertir en irresistible la completa oferta del Hotel Marqués de Riscal.

P.D.: Lo mejor de la cena -la duda ofende- fue la compañía. Un nutrido y animado grupo de veremeros con ganas de pasarlo bien... Y lo conseguimos.
;-)

Restaurante gastronómico del Hotel Marqués de Riscal, que ocupa la parte alta del imponente edificio diseñado por Frank Gehry. Líneas modernas y minimalistas, techos altos, mesas cómodas y bien separadas, ambiente selecto a la altura de las instalaciones del hotel. Estuvimos en dos cenas maridadas con motivo del Aula Marqués de Riscal.

Cocina de corte moderno y de mercado, basada en un buen producto tratado sin estridencias, con un punto justo de vanguardia y un cierto juego en los sabores, quizá un poco falta de regularidad pero con platos francamente interesantes. Asesorado por Francis Paniego, quizá el cocinero más famoso de La Rioja. Entre las dos cenas probamos platos muy buenos como la estupenda croqueta del Echaurren, un fresco tartar de tomate con cigala y ajoblanco, una jugosa merluza al horno con su refrito y patatas panadera , las láminas de bacalao ligadas con pil-pil sobre pimiento verde y cebolla confitada o un meloso arroz caldoso con setas y tallarines de sepia. Menos nos gustaron preparaciones como una algo seca albóndiga con trufa sobre parmentier de patatas y aceite de oliva o un algo insulso solomillo de ternera sobre pastel de patata, cebolla, verduritas y puré de manzana. En los postres nos convencieron los dados de piña salteados con mousse de caramelo y el helado y leche de coco y una mousse de yogurt con crema de frutos rojos y algo menos la tosta de queso de Cameros con manzana reineta y helado de miel. En general una buena cocina moderna de cuidada ejecución, pero sin legar a emocionar.

Nos maridaron los menús con vinos tanto de Marqués de Riscal Rueda y Rioja, como con los Champagnes de Laurent-Perrier, vinos siempre perfectamente servidos y en copas adecuadas. Pedimos la carta para echar un vistazo y resulta completa, con toda la gama de vinos arriba expuesta, además de otros nacionales de calidad y un complemento con ciertos vinos franceses de prestigio, a precios un tanto elevados. Como curiosidad disponen de alguna añada vieja de Marqués de Riscal (1945, 1956, 1958, 1964), pero claro, hay que pagarlas. Servicio diligente y eficaz, a la altura de la categoría del establecimiento.

Estamos ante un buen restaurante de hotel, con una impecable puesta en escena, un esmerado servicio y una cocina de calidad aunque todavía debe ganar en redondez y regularidad, es algo que sin duda irán consiguiendo con el tiempo si realmente la cadena hotelera quiere apostar por el restaurante, pues hay veces que no es así. En cuanto a los precios fuimos invitados por participar en el curso, pero los menús actuales oscilan entre 70 y 85 euros, siendo parecidos a los que tomamos (3 snacks, 2/4 entrantes, dos platos y 1/2 postres). Obviamente en el peso del precio interviene mucho el entorno, pero a la hora de la verdad la RCP no parece lo mejor del restaurante.

La que le han dado a este restaurante en la última edición de la Guía Michelín, y dió la casualidad de que estaba cenando allí cuando se enteraron. Nos invitaron a todos los comensales a una copa de cava, buen detalle.
La verdad es que la cosa queda un poco confusa, ya que en la misma planta hay 2 comedores: 1 el "gastronómico" de comida más moderna y otro el "Bistrot 1860" más tradicional que es donde yo estuve. Los 3 comentarios sobre el lugar que hay en el foro no me permiten saber si debería introducir una nota nueva, pues creo que algún otro forero se refiere también al Bistrot. La noche en que yo estuve la mayoría de clientes optamos por el Bistrot. En fin, sigo con lo mío.
El local es precioso, a pesar de lo tenue de la luz imitando supongo el gusto americano (muchos clientes son de allí). Menaje, cristalería y demás de muchísima calidad,en consonancia con el entorno del Hotel. Servicio de primera en cuanto a amabiidad y competencia, incluso en algún momento se puede hacer un poco atosigante, tuve que decirles un par de veces a los camareros que no se preocuparan del servico del vino, que prefería hacerlo yo. Este llega a la mesa a temperatura idónea.
La carta de vinos es apasionante de ver, ya que abarca una gran cantidad de Riscales y Chireles de múltiples añadas, incluso muy antiguas, a precios en consonancia eso sí, es decir estratosféricos.
El resto de DD.OO. y vinos extranjeros muy corta y sólo de caldos muy escogidos, con la misma política de precios.
Dicho lo anterior voy a la comidad: a modo de aperitivo ta ponen un buen aceite navarro de arbequina para mojar pan; de primero compartimos unas croquetas excepcionales, doradas y crujientes por fuera y cremosas por dentro, recomendación especial del maitre; y una ensalada verde para mí decepcionante, espartana.
De segundos mi mujer un rape con almejas muy bueno, igual que mi corvina con patatas. Las raciones escasas a mi parecer, tanto en los primeros como en los segundos.
Los postres en cambios generosos en su tamaño y sabrosísimos, el mío uno elaborado a base de un queso cremoso de Cameros, el de mi mujer tarta de chocolate, para chuparse los dedos los 2.
Pan de un solo tipo, nada excepcional.
En resumen, un sitio precioso, de atención exquisita, con platos bien elaborados, raciones justas -mucho en algún caso como la ensalada-y precios elevados.
El café te sugieren tomarlo una planta más arriba, en la librería-chimenea, donde también se sirven copas bien preparadas.

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