Restaurante Caldereros en Albacete
Restaurante Caldereros
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
32 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.7
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
7.4
RCP CALIDAD-PRECIO
8.1
Aurelio_Gómez-Miranda_Caldereros_Pochas_con_perdiz_en_escabeche
Aurelio_Gómez-Miranda_Caldereros_Tomate_con_ventresca
Opiniones de Caldereros
OPINIONES
5

Albacete… nunca he comido mal en Albacete. ¿Suerte o regularidad? No sé, pero me gusta Albacete, me gusta su cocina y su gente.

Día laboral de mucho curro, apenas una hora para comer pero enseguida organizaron una comidita guapa, “ya verás como te gusta, Aurelio, con lo friky que eres tú”.

Y me gustó. Y mucho.

El propietario arrastra una experiencia de muchos años en El Callejón, y la pone al servicio de su restaurante de la mejor manera posible.

Tradición, producto, cocina de mercado… en un entorno muy muy agradable, envuelto en una atmósfera limpia, luminosa, buenas vibraciones.

Un comedor dentro y también mesas dispuestas alrededor de la gran y concurrida barra de la entrada. En una de ellas nos acomodaron, junto a la cristalera. Bien puesta, buen mantel, servilletas...

Nos habían preparado ya unas entradas ellos que ni nos comentaron, había confianza, y el propietario nos cantó los platos principales. Muy difícil elección. Había callos con garbanzos, arroz empedrado… Así quedó la cosa en mi caso:

Ensalada de tomate con cebolla y ventresca
Almejas a la sartén
Boquerones en tempura
Pochas con perdiz
Fruta preparada

Ya avanzaba que comimos muy bien: el tomate de la ensalada, de lo mejorcito que he comido en tiempo, por una vez ese colorazo iba acompañado de saborazo, cuanto se agradecen estas cosas, un buen tomate te hace levitar; las almejas, chirlas tal vez, fue lo único que no me mató; los boquerones, una delicia, tempurizados de manera brillante; y las pochas con perdiz…. ¡ay ay ay!. Él las cantó como judías con perdiz, cuál fue mi alegría cuando me las sacaron y observé que eran pochas (más verdura que legumbre) que verdeaban tempranas, guisadas con una perdiz desmenuzada extraordinaria, pero que era escabechada, lo que otorgaba al plato una frescura espectacular, tanto que no hacía falta echar mano de las piparras, ya llevaban ese punto acético. Platazo. Sencillez. Mano. Producto. Tradición.

El servicio era ágil, rápido, cercano, un tanto brusco en algún momento, pero de esos con los que congenias rápido y te hacen sentir a gusto.

Tomamos una manzanilla Solear de entrada y una botellita de Finca La Estacada Reserva Varietales 2010, buen vino, buen maridaje geográfico, si bien esa cabernet despuntaba en exceso.

Volveré! Hombreeee que si volveré! Porque, además de lo contado (con una RCP extraordinaria), todos los días tiene un platiillo de cuchara, y hay ahí una "olla de aldea", que me llama, me llama, me llama, y de qué manera me llama.

Aprovechamos el puente de Todos los Santos para viajar hasta Elche y decidimos comer de paso en este restaurante de Albacete que nos habían recomendado. Cometimos el error de no reservar y, claro, día 1 festivo y encima debe de ser un sitio de moda para la gente acomodada de la ciudad… total que nos tuvimos que conformar con sentarnos en las mesas altas al lado de la barra. Pero estuvimos muy cómodos y casi no notamos la circunstancia.
Como dice el comentario anterior, la carta es cantada, y aunque tengo que estar de acuerdo con él en todo: no sabes los precios, se te olvidan los platos… en este caso resulto de lo más acertada, ya que las recomendaciones resultaron ser no sólo adecuadas sino fantásticas, y luego la cuenta estuvo a la altura.
De sus recomendaciones, en primer lugar elegimos unos calamares plancha que estaban deliciosos tanto por su frescura como por que estaban en su punto. Y además la ración era muy generosa.
A continuación elegimos el corazón de alcachofa relleno de jamón y creo que de foie con crema de boletus. Sensacional plato que combina frescura con delicadeza. Nos encantó.
Terminamos con un gallo San Pedro a la plancha para compartir. Fresco, perfecto de punto y de sabor. Una delicia.
Para beber unas cervecitas. Yo pedí después una copita de vino (tenía que conducir) y me trajeron un buen ribera (dejaron la botella y al final tomé dos).
De postre pedimos tarta a los tres chocolates y una mousse de yogur con helado de leche merengada. Muy buenos los dos. Pedimos un café y un poleo y la cuenta.
Con la calidad de la comida me esperaba un buen “rejón”, pero cual fue nuestra sorpresa cuando comprobamos el total y vemos que asciende a 56€.
El trato recibido por parte del personal fue fantástico tanto por amabilidad como por conocimiento de su trabajo y de la cocina que defienden.
Así que salimos de Albacete con unas ganas tremendas de volver para visitar este restaurante más tranquilamente.

Céntrico, clásico y coqueto, cómodo y sin estridencias, sin lujos pero acogedor. Así definiría a Caldereros, restaurante ubicado muy cerca del Palacio de Justicia de la capital manchega donde la comida honesta, sencilla y bien elaborada es su seña de identidad. Uno de esos lugares familiares llevados con ganas y buen hacer, que huyen de las modas y estereotipos centrándose en lo que saben hacer, guisar, sin hacer lo que no sabe, una cosa que parece tan evidente pero que no lo es para muchos chef, que se meten en camisas de once varas intentando subirse al carro de las modas o simplemente intentando emular a los grandes perdiendo la personalidad, el sabor, las formas y el estilo con resultados nefastos.

El local dispone de dos zonas muy bien diferenciadas y correctamente acondicionadas, un bar en la entrada con una preciosa barra, a la que se suman algunas mesas para tomar un aperitivo previo o degustar platos de la carta de manera más informal, desenfadada o rápida. Tras atravesar un pasillo, un comedor dividido en dos espacios pensados para hacer cuenta de la carta disfrutando del servicio y comodidad del restaurante, optamos por este último, a no ser que se visite al modo canalla siempre es mejor opción.

Respecto a la oferta de la carta, pues sin duda clásica y de mercado. Los guisos de la zona conviven con los arroces, las carnes y los revueltos de huevos, jamón ibérico, algún pescado…..etc, nada que sorprenda en concepto pero todo correcto en sabor.

El servicio, atento y cercano, hace que te sientas como en casa, un único pero; la carta “cantada”, definitivamente no me gusta, me crea estrés y esta fuera de lugar en los tiempos que corren. Te obliga a elegir in-situ, en el momento, sin tiempo para la reflexión, si el camarero cantador se retira no te acuerdas de la oferta, y si se espera la decisión parece que debe ser inmediata. No tienes información de los precios, lo que genera inseguridad al cliente, una verdadera incomodidad que complica la elección y la condiciona, si empiezas a preguntar por este o aquel precio mal, y si no lo haces incertidumbre, por el riesgo añadido de tener sustos innecesarios en la cuenta final, y eso evidentemente va en detrimento del disfrute.
Si la cocina es de mercado poco cuesta imprimir un folio diario con la oferta, con los precios (iva incluido), con un apartado de recomendaciones, la transparencia total es el camino a seguir para la satisfacción del cliente y una de las primeras asignaturas para un local que se precie.

Ya entrando en faena y acomodados en una de sus mesas interiores, comenzamos con un plato de jamón y queso manchego al centro de la mesa, el jamón mejorable en sabor y en corte, y a un precio elevado, 25 €, nada del otro mundo.
El queso semicurado ya era otra historia, excepcional. Por desgracia es un producto sumamente adulterado y denostado, en el mercado te encuentras cualquier cosa a la que llaman queso manchego, su característica y habitual forma anima a meter gato por liebre, con el consiguiente perjuicio para el producto original. Pero ojo, cuando encuentro uno como este entonces los ojos me dan vueltas, de los buenos, de los de verdad, de los de siempre. Artesano, aromático, ligeramente acido, algo picante al paladar, con ese sabor característico a leche de oveja, con olor al campo manchego y a las plantas silvestres de sus llanuras, una autentica joya gastronómica, un manjar.

Seguimos con una aceptable alcachofa, la flor se presenta en el centro del plato como protagonista y para sorpresa nuestra bien arreglada, cosa difícil de ver, muy difícil diría yo. El corazón limpio, bien torneado y vaciado, lo cual se agradece porque te evita el tedioso trabajo de tener que ejercer de rumiante, regurgitando las hojas duras, para alcanzar el objetivo central.
Sobre esta una crema de boletus nada empalagosa pero muy sabrosa, en su interior no se la juega, va a lo seguro con un relleno de jamón que resultaba sabroso y adecuado, plato sin sorpresas, de elaboración sencilla pero muy bien resuelto.

El cantador inicial nos indicó que servían arroces individuales (oferta inusual), yo elegí uno de verduras que estaba bastante conseguido. Potente de sabor, nada aceitoso y generoso en variedad vegetal, me lo presentaron en la mesa para posteriormente emplatarlo en una auxiliar. La verdura le daba una bonita apariencia cromática, al mismo tiempo que lo dotaba de una extensa variedad de matices gustativos, ensalzando gratamente el sabor de un arroz al dente de perfecta cocción.

De postre fruta del tiempo, mi límite estaba cerca ya que las raciones son más que generosas. El precio incluye lo descrito, café, agua y dos cañas “sin”.

En lo que a vinos se refiere desde la barra se aprecia una bonita cava acristalada, no hice uso de esta porque tenía que conducir, otra vez será, porque seguro que habrá otra vez. Me quede con ganas de indagar más en su oferta, algo que reservo para una futura visita de planteamiento más lúdico, relajado, gastronómico o informal.

Sitio nuevo,lo regenta un conocedor de la hostelería albaceteña ,pues trabajaba en el Callejon o algo asi,cenamos en la terraza,pues era finales de agosto y se estaba de maravilla,producto de calidad,ensalada de ventresca,pulpo a la plancha,almejas,boletus,unos postres de chocolate y queso,vino verdejo y chupitos de categoría,Mar de frades,por cuenta de la casa,nos atendió el dueño,muy profesional,mucha gente joven cenando,como es muy normal en Albacete,os recomiendo tambien en la zona,el Azabache Y EL Zafaran

Sólo 5 días de rodaje para este local, lo cual explica algunas de sus carencias. Carta cantada, horno estropeado a medio servicio, camarera despistada, dueño dando vueltas por el comedor,... Aun así, el mejor local que he visitado en Albacete, a sabiendas de que están cerrados casi todos los que tienen mejor fama.

Decoración moderna. Como casi todos los locales de la zona, barra para tapear en la entrada y comedor al fondo. Pequeño comedor con algo más de media docena de mesas de tamaño agradable y una separación algo justa. Cristalería Spiegelau, cubertería de Albacete (cómo no) y vajilla acorde con el resto.

Comida de mercado, sin sorpresas. Buen producto muy bien tratado.

Comimos:
- Ensalada de tomate y ventresca de atún (12,-€) Rico tomate y sabrosa ventresca.
- Almejas fritas con reducción de vino blanco (20,-€) Fantásticas almejas, de un tamaño y sabor impresionantes. Dejando de lado el protocolo, mojamos pan hasta hartarnos.
- 2 Taco de atún (5,-€/ud.) Muy bueno. Bien de cocción.
- 2 Entrecot de buey wagyu (18,-€/ud.) Delicioso. A la plancha con un poco de sal maldon. ¿Para qué más? La carne es estadounidense.
- Cola de rape en rustidera (16,-€) Muy bien. Sabrosa.
- Medio solomillo con patatas fritas para el cabr.... de mi hijo (10,-€) Nada que hacer. De este niño no saldrá un Adrià :-) Menos mal que el resto de la familia tenemos buen saque...
- 2 souflés de chocolate (5,-€/ud.) Aparte de que les dieron los nuestros a otra mesas, bien de sabor pero con una presentación deplorable. El horno se estropeó...
- Helado de chocolate (3,-€) El niño se emperró en que quería un souflé... justo después de que nos informasen de que estaba estropeado. Al final se conformó con una macrobola de helado de chocolate con nata. Suerte que el dueño tiene mayor poder de convicción que nosotros...

Una caña, una cola, 2 botellas de agua y 1 botella de Aljibes crianza.

Me gustaría saber cómo evoluciona este local. La verdad, promete mucho.

P.D. Para los que sepan más que yo, en la tarjeta aparece el nombre de Miguel Ángel Jiménez de la Rosa. Entiendo que es el dueño o responsable del local.

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