Tradición con clase

He regresado después de muchos años a este laureado restaurante y con reconocida y merecida fama como uno de los baluartes de la cocina en Barcelona. Le que digo ya de entrada es que me ha encantado. Mesas amplias, alejadas entre sí, mantelería y cristalería cuidadísima. Sopa de rape, canalones de siempre, suquet de mero y merluza al horno con salchichas dulces. Simplemente un 10. Hemos probado una croqueta por persona como aperitivo y nos ha dejado boquiabiertos y arrepentidos de no haber pedido alguna más ( aunque son grandecitas). No hemos tomado postres y una grapa al final. Para repetir. Relación precio calidad mucho mejor que antaño y merecedores de la estrella michelín que poseen. Tardaré poco en regresar porque me he quedado con ganas de probar algunos platos de toda la vida, como los macarrones, los callos.......

Para finalizar, la apuesta por el volver a la tradición, vemos que lo han realizado varios cocineros. Me ha recordado inmediatamente a Carles Gaig, con la Fonda Gaig. Aplaudo ambas iniciativas. Me gusta que cocineros cercanos a nosotros innoven en la cocina volviendo a platos de toda la vida manteniendo la vanguardia/escuela/taller/sofisticación en otro. Uno lo hace a través de su hijo en Madrid (Ramon Freixa). Ojalá el año que viene podamos ver tres estrellas para Freixa, una aquí y dos en Madrid....parece que está cerca.