Fuimos a comer el martes, comimos anchoa una unidad a 2'90€ creo que recordar, croquetas casi a 3€ la unidad de tamaño normal tirando a pequeña, algo cara para el relleno y como se ve en la foto estaba algo tostada.
Paella valenciana, grano algo duro y algo salado, a 18,50€ de cantidad normal.
La carta de vinos es algo confusa y precios de costa en algunos casos subidos.
Local medio lleno por las fechas que estamos, personal atento pero de vestimenta no estaba muy limpia o estaba bastante usada las chaquetillas, a nuestra camarera su chaquetilla estaba rota y con manchones.
Local limpio, en el paseo y aunque no está mal, comimos mejor la paella en Casa Carmela además el local es amplio parece una fábrica reconstruida a restaurante.
Precio algo más barato pero la calidad diferente.
¿ porqué cuando los madrileños vamos a Valencia en viaje de trabajo se empeñan en llevarnos siempre a estos restaurantes ?? Pues bien, esta fue mi experiencia ayer, en viaje de trabajo, y que por cortesia no puedes decir AHI NO POR FAVOR.
La persona (del mismo Valencia) que nos llevó queria ir a L'Estimat pero los martes cierra. Conozco tambien éste y hace años se "salvaba" un poco mas que las Pepicas, Marcelinas etc...
Pues bien, 3 personas a las 14:00 con la terraza ya llena y sin reserva pero nos dieron una buena mesa justo en la cristalera. El servicio es atento y eficiente y nos ofrecieron entrantes todos ellos bastante mediocres y corrientes sobre el papel ( y luego constatamos en la realidad). Pedimos arroz del senyoret para 3.
Con los entrantes unas cervezas y a continuacion Homenaje Rosado corriente pero servido en cubitera. La carta de vinos esta ordenada por precios y es caotica totalmente. Para extranjeros .. es decir, por ejemplo vinos tintos a 17 € y una lista donde sin orden ni concierto se mezclan todas las denominaciones que hay a ese precio. Vamos a la espantosa comida..
Entrantes:
- Anillas de calamar gomosas y grasientas.
-Chopitos: El aceite debia llevar aguantando 1000 frituras como minimo
- Gambas rojas de la zona ( asi lo cantó el camarero). Pues eran 4 gambas grandes que juraria que eran los gambones del Mercadona llenos de sal. Malos, malisimos
El arroz llegó a la media hora en paella al centro, totalmente frio. Incomible.
No pedimos postre. Solo cafes.
La cuenta ascendio a 116 euros.
Y yo no podia dejar de acordarme de los buenos restaurantes de Valencia que cada dia aparecen en Verema y que tantas ganas tengo de ir ... y para una vez que voy a Valencia desde hace 6 años me llevan a ésto...
Ay ay ay
Efectivamente es típico donde los haya, pues eso, que una vez conocido que vayan los turitas, y vaya que si van! Al final eso se convierte en lo de siempre: la calidad deja de ser la de antaño, el precio sube algo, el restaurante se llena hasta los topes y eso es un quebranto a la calidad del servicio, de la ambilidad de los camareros, etc... Pero todo es correcto y está situado en el mismo puerto.
Me extraña que no haya una entrada para este restaurante prototipico de la playa de la Malvarrosa en Valencia (si es así dejo en manos de los moderadores juntar la opinión con otras).
Local muy amplio, de techos altísimos. Los fines de semana, sobre todo llegando el verano el lleno es casi seguro. Es curioso observar las fotografías firmadas de las paredes (desde los Reyes a Ramoncín). El local es muy bullicioso, pero de alguna manera el sonido se amortigua, no llegando a ser un local demasiado ruidoso. Lo cierto es que a este tipo de restaurantes siempre voy algo prevenido, pero en este caso no estuvo mal.
Tomamos de entrantes, esgarraet, all y pebre y tellinas, todo correcto, junto con pan tostado y allioli. De segundo, paella La Pepica (arrós del senyoret), bien de punto, con abundante fondo de pescado, pero algo falto de sabor. Bueno, de todas maneras.
Tal vez lo peor del restaurante sea la carta de vinos, con referencias bastante clásicas, y unas copas deficientes. Pedimos un vino de la Marina Alta (blanco de Alicante se indicaba en carta), siento no recordar el nombre. El vino se mantuvo en cubitera.
otro detalle a mejorar es el servicio, ya que aunque voluntarioso, en fin de semana como en nuestro caso, está claramente sobrepasado. además, no es de buen gusto dirigirse al cliente en según qué términos (chicos, chavales...) ni hablar mal de otros camareros delante de los clientes, por muy quemado que uno esté.