Este restaurante abierto hace apenas 2 años en el centro de Logroño se ha convertido por méritos propios en uno de mis favoritos. Un entorno agradable y acogedor decorado con mucho gusto, servicio atento y profesional pero sin agobiar cosa que yo agradezco, cristalería elegante, y lo más importante una carta muy bien compensada con platos modernos y bien elaborados junto con otros más tradicionales y regionales pero sin perder por ello el toque de un restaurante de este nivel.
De entrada además del aperitivo con el que te hacen la espera mas corta y agradable, solemos pedir el milhojas de foie caramelizado, el risotto de trufa...buenísimo, el otro día me sacaron fuera de carta una ensalada de bacalao impresionante, además de las tradicionales lecherillas que a mi mujer le encantan. Tienen unas verduras muy buenas y cuando es temporada ponen espárragos naturales deliciosos.
En cuanto al plato fuerte hay para todos los gustos tanto en pescado como en carne. Lo que he probado de carne me ha gustado mucho, tanto el abanico de solomillos de buey, como la chuleta de Ávila, el solomillo con foie está delicioso... Aunque por esta zona suele salir mas la carne que el pescado, yo no he visto sacar tantas lubinas como en este restaurante, tienen una lubina a la sal sublime, una merluza con changurro buenísima... entre unas cuantas cosas mas. Los postres requieren un capítulo a parte, hay bastantes donde elegir pero sin duda alguna yo me quedo con la infusión de frutos rojos y helado de queso o con el coulant de chocolate y helado de bailéis...impresionante!! (éste último hay que pedírselo al principio de la comida)
Y como es de ley en esta tierra, no es menos espectacular la carta de vinos, con una amplísima representación de los vinos de nuestra tierra, y de fuera de ella claro.
Así que os lo recomiendo a todos los que queráis disfrutar de una agradable velada en buena compañía y disfrutando de una cocina de calidad en un ambiente muy agradable.