Debe de hacer casi veinte años que no había comido en este restaurante ubicado a pie de carretera en una casa totalmente de piedra y grandes vigas de madera que data del año 1700, lo recuerdo exactamente igual que cuando estuve, aproximadamente las misma carta enfocada básicamente a distintos tipos de carne y algún que otro guiso, lo que no recuerdo es el desesperante tiempo de espera, teníamos la reserva para las 13,30 pero llegamos con 15 minutos de antelación después de asignarnos la mesa transcurrieron exactamente 55 minutos hasta que el primer plato llegó a la misma, eso sí antes de traernos la carta ya nos habían servido un aperitivo consistente en un vasito de humus que estaba riquísimo dos tipos de pan y alioli, bebimos el agua osmotizada que colocan en todas las mesas, demasiada espera para que nos trajeran la carta y en servirnos el primer plato, el segundo y los postres también se hicieron esperar más de lo aceptable.

Los primeros

-Ensalada mézclum con queso de cabra, trajeron las vinajeras para aliñarla, qué poco cuesta hacer una buena vinagreta, con ella la ensalada gana muchísimo en sabor, el queso era simplemente cortado y puesto sobre la ensalada sin darle siquiera un minuto de horno o pasarlo ligeramente por la paella con un poco de azúcar que le hace una fina capa de caramelo. Una ensalada, triste falta de “alegría”, en fin una ensalada muy mejorable.

-Foie gras de canard demi cuit, con acompañamiento de mantequilla y mermelada de albaricoque, ración abundante, bueno.

Seguimos con

-Cabrito a la losa, generosa ración de buenas costillas acompañadas de patatas, cebolla y gírgolas

-Carrilera de cerdo al vino, excelente cocción, se deshacía, muy bien cocinada sin escasear tiempo.

Los postres

-Tiramisú, una original interpretación del famoso postre italiano.

-Tres bolas de sorbete de mojito, posiblemente uno de los mejores que he probado.

El vino con el que acompañamos la comida fue un tinto de la D.O. Montsant, Octubre 2018 elaborado por Celler Cingles Blaus en la localidad de Cornudella de Montsant a base de las variedades Garnacha y Cariñena, servicio consistente solamente en el descorche.

Terminamos con dos buenos cafés.

En mi opinión tendrían que reorganizar las funciones de las tres personas que van apareciendo y desapareciendo de la sala y que deben estar también en la cocina para no hacer tan largas las esperas en atender y servir a la clientela.

Nueva valoracion dos años despues. Nada ha cambiado en el entorno , ni en la decoración. Mantiene su rusticidad, su encanto y su tipicidada.
Tampoco ha variado practicamente su carta. Mantiene casi los mismos platos que desde lo conocí hace muchos años. Eso si, no varia su carta , pero lo que hacen lo hacen bien , e incluso hay platos que excelentes.
De primero recomendable su revuelto , su canelon o el mil hojas de foie.
De segundos excelente el bacacalao , buena la sepia con albondigas y el pato.
La carta de vinos sigue mas o menos igual , pero , por lo menos ahora se saben las añadas . Algo ha mejorado :-)

Sin duda , por la zona , el mejor . Recomendable aunque tengas que hacerte unas cuantas curvas.

Comida ultimo domingo de Agosto con restaurante lleno.
Permanece la decoración rustica , agradable . Las mesas quizás algo pequeñas y juntas , pero esta claro que es normal que intenten rentabilizar el local al maximo ya que es un restaurante que , dada si situación , tiene fechas muy limitadas en su apertura.
la cuberteria, la cristaleria, manteleria y vajilla acordes al resto. Tonos rusticos.
Tomamos :
Mihojas de foie y manzana : Plato emblematico del restaurante. muy bueno , muy bueno en sabor y en cocción
Tartar de atun : Quizas el unico pero es que le faltaba condimentación. nada que no se pueda solucionar. Se pide sal y pimienta y ya está.
Steak tartare : Buena carne con el mismo defecto que el tartar de atun ( y con la misma solucion)
canelones gratinados
Confit de pato : Excelente pato , con muy buen punto. meloso y sabroso
Bacalao a la llauna : Excepcional bacalao. taco alto y ancho que se deslaminaba con perfecto ajuste de sal. Muy buen plato con muchisimo sabor
De postre helado de leche merengada de alto nivel

Carta de vinos corta, muy corta. Y más cuando muchas referencias estan agotadas. No es un lugar en el que se cuide mucho al vino. Más bien les da igual. Y es una pena, pero la sensación que tienes es que a la mayoria de la gente que va a comer alli también le da igual el trato al vino. Con lo cual , es normal que no se preocupen por el tema. Eso si ,los precios son buenos.

Servicio de sala voluntarioso , amable y simpatico. Pero , si está lleno, la rapidez no es una de sus virtudes. Se suple la carencia con la buena voluntad que se observa.

Despues de muchos años es un restaurante clasico en la zona. ha tenido , como es logico en tanto tiempo, oscilaciones , pero desde hace ya algun tiempo, se ha estabilizado y ofrece una buena comida con RCP excelente. Sin duda , es recomendable si se esta en la zona y aunque esta ubicado en un sitio que hay que ir adrede y la carretera es estrecha , merece la pena su visita .
El precio es sin vinos

Restaurante situado en una antigua casa de payes en un pueblecito con muy pocos habitantes. Decoracion rural con antiguedades propias de la comarca. La carta es clasica basada en comida catalana y la comida no es mala pero para mi adolece de sabor, debido a lo cual no sobresale ningun plato. Carta de vinos muy corta con precios no elevados. El servicio correcto pero a veces bastante lento. Aceptable Rpc