Juegos gastronómicos

Atraídos una vez más por la estrella, visitamos este bonito restaurante a las afueras de Ulldecona. Llegamos muy pronto, noche cerrada ya, poca gente, quizás al mediodía hubiera sido mejor. Ojeamos la carta de vinos, amplia,con referencias de la zona y precios razonables. Un servicio posterior del vino correcto y adecuado. El servicio variopinto, algunos comprometidos con el restaurante y otros ejerciendo un trabajo estereotipado, distante y alejado del cliente y del propio menú. Pedimos el menú Camino recorrido. Divertido, imaginativo, con intención de aportar algo distinto , desenfadado, nos recordó al Gallery Art and Food..El problema., más allá de que tanto trampantojo, pueda agotar, es que este tipo de presentaciones tienen que estar asentadas en una gran cocina, entonces se alcanza la excelencia, pero lo primero la cocina y la comida. Probamos muchas cosas, pero hasta la caballa con angulas( excelentes ambas, con su sabor y textura correrspondiente, sobre una tosta un poco dura ) y el guiso de raya, no probamos nada que realmente nos emocionara o nos hiciera sentir que estábamos delante de una cocina con profundidad´y con mimbres. Lo digo con todo respeto y sabiendo, sabemos, que todo ésto es muy subjetivo. Digamos que acabamos cansados de tanta gracia y echamos de menos más cocina , sabor, emoción gastronómica y producto. Quizás este día, fue un día malo para ellos y para nosotros . Recuerdo el Delta del Ebro, un plato precioso en su presentación con mejillones y sobre todo navajas que no sabían absolutamente a nada, con una espuma de aroma marino que se diluyó y despareció hasta quedar únicamente una ostra que sí mereció la pena. La experiencia, debo decirlo, se la transmitimos al Chef, que con todo el respeto y educación nos escuchó Respondió que recoge y admite también las críticas negativas para mejorar., loable, sin duda. En fín, ésta fue nuestra experiencia particular, divertida, pero sin percibir una gran cocina, con lo cual, no fue tan divertida