La verdad, debo ser el único que ha tenido mala suerte con este bar. He ido un par de veces o tres y siempre me han sacado las clóchinas como un chicle.
La época dorada de este sitio ya pasó y como bien dices la disfrutaron personas como mi padre, de 70 años. Vamos que él aún recuerda partiéndose de la risa la primera vez que le dije dónde había ido a comer clóchinas y se reitera diciéndome que nada es como antes.
La verdad, él siempre ha disfrutado de un servicio clásico y afrancesado y habla de un sitio que hubo en Valencia llamado Evening (pronunciado tal cual) en el que hacían los mejores "crêpes suzette" que él recuerda. Como no, cocinados delante del comensal con sartenes de acero inoxidable y cobre. Pero eso es otra historia.