Restaurante situado en el pasaje del correo de la calle Vicente López, en pleno barrio de Recoleta. Se trata de un pequeño local con suelo de madera, decoración moderna que resulta acogedor e intimo.

La carta es corta, muy al uso de la gran mayoría de restaurantes argentinos, está constituida por tres entradas, cuatro platos principales y otros tantos postres, además cada día existe una sugerencia del chef. Vajilla y cubertería modernas, de diseño. Se trata de platos bien elaborados, creativos y muy bien presentados. Servicio joven, pero profesional, atento, dispuesto y con buenos tiempos de servicio.

La carta de vinos corta, pero de selección interesante, organizada por tipos y circunscrita sólo a vinos argentinos. Los vinos se sirven a temperatura adecuada. Cristalería de calidad y servicio en general más que aceptable.

Nuestra experiencia; compartimos una ensalada radiccio, elaboración de cochinillo y un estupendo magret de pato, como postre compartimos una tarta chocolatísima (muy buena). Lo acompañamos de agua mineral y un Alta Vista Malbec (estupendo). Todo ello por unos setenta euros, al cambio, los dos, incluyendo el 10% de servicio.

Muy recomendable.