He dudado mucho si incluir este restaurante pero tras dos visitas, creo que a alguien le puede interesar.
En plena plaza del Collado, frente al café Lisboa, encontramos este minúsculo local que alberga una cocina libanesa muy rica. Los humus, las falafel, las hojas de parra rellenas de arroz y especias, son algunos de los platos que puedes probar. Excelente el equilibrio del especiado que deja ver la calidad de la materia prima, las texturas de los humus y purés y los postres de estilo árabe para acompañar al café.
La carta de vinos es escueta, con alguna referencia para salir del paso, copas para olvidar y servicio inexistente. Desde luego no es el restaurante para ir a disfrutar del vino pero tiene cierto encanto y está a años luz de los kebabs que plagan todas las ciudades del mundo.

Si se es consciente de dónde se va, me parece un sitio muy agradable, con un servicio amable y eficiente y una calidad de los platos bastante buena.