Lo primero es indicar que es mi primera visita a Diverxo. No había estado antes en el local anterior y por supuesto tampoco en el nuevo del Eurobuilding. Así que no tengo precedentes con los que comparar. Sólo había estado en Streetxo, que me encantó, pero ya se encargó de decirme el jefe de sala antes de empezar que esto no tenía nada que ver. Una vez finalizada mi visita creo que se equivoca. Sí tienen bastantes cosas que ver, en mi opinión.
Empecemos por el local. Bastante grande, pocas mesas para lo grande que es, de hecho. Todo muy blanco, muy urban, muy kitch.. no sé muy bien como definirlo. Lleno de decoraciones imposibles, sus animales fetiche, cerdos volando, mariposas, hormigas de metal que suben las escaleras... Los camareros de rojo sangre, como hematíes sobre un fondo blanco que se movían con prisa de un lado para otro, con gafapastas sin cristales... Todo muy loco, a ratos hasta un poco estresante. Me sorprendió. Esperaba algo mucho más convencional, más serio por llamarlo de alguna manera. Ya he comentado que no conocía su anterior restaurante por lo que no sé si esto ya era así antes.
Todo dentro de "el Xow", que es el nombre con que Dabiz (!?) llama a esta experiencia. Porque desde luego, es toda una experiencia.
Vamos con la comida. No voy a entrar mucho en el detalle de cada plato, principalmente porque soy incapaz de reproducir las explicaciones de cada uno de ellos y para hacerlo mal, mejor me lo evito. Si comentaré que pedimos el menú corto de 8 platos (145 €) y que cada plato se compone a su vez de otros tres, cada uno de ellos una evolución de un mismo ingrediente o grupo de ingredientes en una secuencia ligada. La mayoría se sirven sobre lienzos, a mesa completa y solo algunos van emplatados. Llamadme clásico pero no me va nada eso. En algunos platos (como las palomitas de trufa con las que empezamos) se hacía incómodo. En otros era del todo innecesario, no le veo el sentido salvo el rollo de lo de pintar lienzos y ser más artista que cocinero. Supongo que forma parte del xow, aunque eso sí sé que viene de más atrás.
De todos ellos, 2 me parecieron espectaculares, de esos que pueden justificar una visita, que no puedes tomar en otro sitio:
- Una especie de tortilla de leche de cabra rellena de centolla y que se remata con un fideo de palo cortado. Me encantó.
- El infant ibérico. Esto era un dumpling de cerdo ibérico que se acompañaba con una salsa de pata negra. El dumpling tremendo pero la salsa para derretirse de placer. Auténtico sabor a cocido de la abuela. Nos explicó que estaba durante horas y horas reduciéndose hasta que se quedaba con esa untuosidad y concentración que la hacían inolvidable. La continuación del plato era un crujiente de cochinillo con salsa hoisin, que no desmerecía en absoluto. Un avance de este plato lo había tomado en Streetxo y ya me encantó.
Del resto, platos buenos y menos buenos. Por ejemplo una decepcionante raya cuya preparación a la pimienta no me convenció nada. O los muy aparentes platos de pichón, el muslito y la hamburguesa, que se quedaron en mucho menos de lo que presagiaban.
Los postres - aunque esto está prohibido decirlo - tampoco estuvieron a la altura de mis expectativas. El petit suisse con ralladura blanca era precioso, pero no me entusiasmó. Encima para que no sea postre del todo, va acompañado de no sé que hierba agridulce. Luego unas fresas con yogur que estaban buenas, aunque yo no soy muy fan de las fresas.
En definitiva, menos de lo que esperaba en el aspecto gastronómico (quizás porque esperaba demasiado, pero se trata de un tres estrellas) y más de lo que necesitaba en el Xow. No logro entender gran parte del espectáculo y a mí particularmente me sobraban aspectos como la cabeza de gamba colgada sobre nuestras cabezas que hay que levantarse para comerla o performance de este tipo. Aunque supongo que habrá gente a la que esto le encanta.
La delgada linea entre la transgresión y el esperpento, supongo. Y un consejo que nunca le llegará a Dabiz: focaliza todo el talento en lo que realmente tienes tu genialidad: la cocina.