No suelo colgar notas de restaurantes, pero esta ocasión he querido hacer una excepción y rendir un pequeño y merecido homenaje.
Homenaje en dos sentidos: el que los hermanos Villalón se merecen y el que nos dimos allí, como de costumbre. Por última vez.
Ya es bien sabido que David y Mario, Mario y David, han decidido traspasar su restaurante, así que estos días estamos acudiendo en peregrinación todos aquellos que hemos disfrutado de lo lindo con ellos. Queríamos, antes de que bajen el telón al final de esta misma semana, reconocerles lo mucho que hemos disfrutado alli, con su buen hacer, con su simpatía y generosidad, comiendo mientras debatíamos sobre tal o cual vino o destilado, resultando en jornadas maratonianas. Como esa fantástica vertical del Grva. 904 que reseñamos aquí en su día.
Ayer era día para un paréntesis, esperemos que un hasta luego no demasiado largo.
Comimos realmente bien; no podían faltar los famosos huevos de El Padre, el bonito en escabeche suave, unos excelentes bocartes abiertos y limpios pasados levemente por la plancha con ajo tostado, un lomo alto de vaca vieja muy sabroso y un muy buen salmón con miso y especias orientales, para finalizar con una quesada bien rica.
Y de beber, pues un poco de todo: Gripa Saint-Peray Les Figuiers 11, Piuze Chablis Grand Cru Les Clos 11, O. Leflaive Chassagne Montrachet Morgeot 98, Raveneau Chablis 1er Cru Montée de Tonnerre 06 y Chateau Canon (creemos que de los años 60, ya que esa parte no se leía en la etiqueta).
Sólo queda desde aquí agradecerles todo lo que nos han ayudado siempre a la hora de montar todo tipo de eventos, siempre atentos a los detalles y siempre dando lo máximo. Lo echaremos de menos.
Buena suerte para lo que quiera que hagáis en el futuro.