Restaurante Les Maries en Burjassot
Restaurante Les Maries
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
23,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
35 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.7
Comida COMIDA
8.2
Precio medio entorno ENTORNO
8.4
RCP CALIDAD-PRECIO
8.4
chipiron con salsa romesco
salteado de setas
gazpacho
Opiniones de Les Maries
OPINIONES
14

En una antigua villa de recreo de Burjassot, encontramos este curioso restaurante.

Elegante la entrada, con un bonito cartel tipo banderola sobre la vegetación que sale de la finca, vegetación que también envuelve la acogedora terraza.

Ya dentro, la sala tiene mucho encanto, pues mantiene elementos originales -como el suelo de baldosín hidráulico- combinándolos con modernas aportaciones. Los cuadros están en armonía con los tonos pastel de las paredes. Se respira cierto estilo, una atmósfera que de algún modo te transporta al pasado. Silencioso el local, los comensales, el camarero… Pese a que las mesas están muy juntas, te sientes confortable en tu intimidad. ¿Será por los techos altos?
Yo sólo añadiría alguna luz indirecta, la iluminación cenital queda pelín desaboría.

La cocina está en sintonía con el local: parte de una cocina mediterránea de mercado a la que se le confieren guiños de actualidad.

Optamos por un “Menú de Carta” que te permitía elegir un primero, un segundo y un postre entre varios platos de la carta. Pedimos uno cada uno y… compartiresvivir.

De primeros:

Escalibada con ventresca de bonito y tapenade de aceitunas negras. Se respetó la esencia de este plato mediterraneo, presentado en un cuadrado compacto.

Huevo crujiente “Les Maries”. Aires de modernidad entraron en nuestra mesa con este huevo, que llevaba un gran sombrero tipo hongo de pasta filo y bajo el, el huevo envuelto en la misma pasta con trocitos de calabacín y zanahoria al dente. Había que destrozar la creación y al llevarlo a la boca, la pasta, churruscadita, daba la sensación de que eran puntillas de un huevo frito. Puntazo los escasos trocitos de las mencionadas verduras, que le daban chispa al bocado con esa textura casi crujiente. A mi gusto, el huevo poché, demasiado hecho.

Compartimos los primeros… y los segundos, que fueron:

Merluza de pincho al grill con gambón y caldo de bogavante. Buen género, pero se les fue la mano: se les secó. Y perdió la gracia.

Tarrina de cordero con su jugo y pasas. Resulta difícil tomar buen cordero por estas latitudes, aquí topamos con una excepción: excelso. Deshuesado y desmigado, se ligaba de nuevo presentado en forma de flan sobre un fondo condensado de su propio jugo y las pasas. Sabroso, jugoso, untuoso…

Y de postre:

Tarta de castañas y nueces. Muy correcta. Me agradó mucho encontrar alguien que todavía trabaje las castañas.

Lástima esos excesos de cocción en el huevo y la merluza, si lo hubieran retirado ambas cosas un poco antes, la percepción y calificación hubiera sido mucho mejor. Sólo he estado una vez y desconozco si es tema de estilo de cocina o fueron dos descuidos.

Carta de vinos de ajustada dimensión, más bien clásica. Tomamos un cava, Agustí Torelló Mata Brut Reserva 2008. Acompañó bien toda la cena, pero fue con el cordero donde el maridaje alcanzó su máxima expresión. La frescura cítrica y los toques oxidativos bailando con la grasa y el sabor animaloide…

Servicio profesional, pero serio, austero… casi demasiado. No se puede decir que sea un tipo empático. No interactúa.

Y ahora viene el resumen real de lo vivido. Donde un restaurante se la juega, en la última frase:

Sí, volveremos.

Cena entre semana en agosto, éramos los únicos en el comedor. No por ello desmereció ni la atención, ni la cena en este interesante restaurante ubicado en un antiguo chalet remodelado en Burjassot.
Elegimos el menú de carta, cuya relación calidad precio es excelente. El menú consiste en un entrante, un segundo y un postre a elegir de un subconjunto de los platos que conforman la carta general.
En nuestro caso como entrantes escogimos la escalivada con ventresca y tapenade, plato simple pero exquisito, y el huevo crujiente "les Maríes", una agradable y suculenta sorpresa, y como principal la merluza de pincho, la dorada y el solomillo de cerdo. Yo tomé la merluza y eché en falta algo, no llegó a convencerme. Los demás comensales quedaron muy satisfechos con sus platos. Y de postre pastel de castañas y nueces con helado de turrón y sorbete de limón al cava, ambos buenos.
De beber tomamos un So de Syrah, un vino que no deja de sorprenderme a un precio excepcional.
Servicio muy atento.
En resumen una muy grata velada que hará que volvamos con seguridad.

Esta recension se basa en la visita realizada el fin de semana del siete de abril, festivo por estos pagos levantinos.
Antes de los aspectos propiamente culinarios, quiero destacar el respeto al patrimonio cultural que los propietarios del restaurante han mostrado, rescatando una pequeña y coqueta villa de recreo de comienzos de los años treinta y que permite entender todo lo que se perdió en lo que otrora fue bellísima población de recreo de Burjassot (hoy en día habría que alargarse en excursión hasta ciertas zonas de Rocafort y Godella para entender qué fueron aquellos esplendores del pasado y lo que de ellos queda, que afortunamente queda, en el actual Burjassot).
El muy atento propietario del local te da de propia mano algunas indicaciones interesantes sobre la restauracion -arquitectonica- de la villa/chalet y te deja ver algunos elementos del patrimonio mobiliario de época, también conservado con sumo gusto en algunas zonas, pues otras han sido sacrificadas a una mayor funcionalidad del nuevo uso restauracional.
Y con esto último enlazamos ya con la otra experiencia de "restauración", que también consideramos muy grata. Llegamos con los estómagos muy propicios, pues la comida ponía remate a una bonita excursión en bicicleta desde la capital (grado de dificultad=cero, por carril bici). Los propietarios del restaurante muy amablemente ofrecen, por cierto, un rincón discreto para candar las bicletas mientras uno se "restaura" descansadamente.
Elegimos la pequeña pero coqueta terraza pues el tiempo acompañaba e iniciamos con unos entrantes, donde el elemento rey fue para nosotros unos "huevos crujientes de les Maries", muy muy buenos, acompañados por unas rodajas de pan bien sabroso.
De principal el que esto escribe pidio de primera opción rodaballo meloso. Sin embargo, ese dia no lo disponían en la carta. El "second best", con todo, se mostró en mi caso una buena elección: unos lomitos de dorada con jamon y cebolla caramelizados de esmerada presentación y gusto estupendos. El otro comensal se embauló unos medallones de solomillo con una salsa-puré de manzana y canela muy bien ligada.
También estuvo a la altura el capítulo de postres, con una tarta de castaña y nueces, por un lado, y praliné de avellana que pusieron un muy conveniente colofón a esta excursión al Burjassot del ayer reconvertido en restaurante de hoy que el que suscribe recomienda descubrir.
¡ Gracias !

Pd. No hubo capítulo de vinos, unas cervecitas son lo que rellenó ese ítem.

Tenía pendiente regresar a este restaurante para una comida/cena "normal" después de mi primera visita y ayer 19 de marzo tuvimos la oportunidad mi mujer y yo de hacerlo. Para empezar, nos sorprendio poder acudir, porque no habiamos planeado nada para la comida del día del padre y, sorprendentemente, llamando al acabar la mascletá no tuvimos problema de mesa. Al llegar, vimos que habiamos tenido suerte porque era la última que les quedaba.

La primera idea era tomar un arroz, pero dada la hora que era y la precipitación de la visita, no pudo ser y pedimos platos de la carta. La comida consisitió en:

- Surtido de bricks (morcilla, pato a la naranja y queso)--> Nos avisaron de que queso no les quedaba por lo que posieron solo de pato y de morcilla. Tanto unos como otros estaban muy buenos, tal vez la única pega es que el de patos estaba un poquito seco (pero bueno).
- Rollitos de berenjena --> Ya los habiamos probado y siguen estando deliciosos, se trata de berjena envolviendo un relleno de queso de cabra, frutos secos y berenjena.
- Lomitos de solomillo con salsa de mostaza --> Deliciosos y la carne en su punto. Además de eso, la ración bastante abundante servida acompañada de dados de patata.
- Secreto iberico con setas en tempura --> Según mi mujer, estaba exquisito también. Yo puedo dar fe de que por lo menos las setas si que lo estaban ya que no pude resistirme a probarlas.

Para beber, dado que veniamos de la resaca fallera y además teniamos que conducir por la tarde, solo tomamos refrescos y agua.

Después de esta segunda visita, para mi este sitio ha confirmado las espectativas y espero que no pase tanto tiempo hasta que vuelva a visitarlo.

El sabado pasado hicimos nuestra primera incursión por este restaurante, que tenía ganas de conocer después de pasar varias veces por la puerta. Esta primera visita, fue además especial porque teniamos un evento familiar y queriamos un local con reservados, (o zona donde poder estar tranquilos) y un 18 de agosto en Valencia es dificil encontrarlo sin que se te dispare el precio, asi que finalmente optamos por este.

Ya antes del día de la comida el trato fue excepcional, ya que al llamar para reservar le comente a Carles que se trataba de un acontecimiento especial y que me gustaría tener el menú elegido antes de la visita, y no tuvo ningún problema en enviarme la carta por e-mail para que eligiera los platos, y en aconsejarme de la cantidad que había que poner de cada uno de ellos.

Bueno, entrando ya a valorar la comida, tomamos lo siguiente:

- Foie Mi-Cuit con Moscatel y confitura casera de tomate y tomillo --> Quizas de los foies mas buenos que he probado en Valencia, además con raciones abundantes (no ese pegotillo del tamaño de una moneda de 2 euros que ponen en otros locales). A mi pareja que es una "enferma" del foie le encantó (eso es buena señal)
- Envoltinis de Vieiras con jamón Ibérico --> Otro plato delicioso, del que ya había leido comentarios por aquí, también triunfó entre todos los comensales.
- Rollitos de berenjena con queso de cabra, miel, albahaca y P.X. --> También exquisitos aunque la gente ya se iba reservando para el plato principal.
- Como plato principal, para no fallar con nadie de los que ibamos a comer, había reservado un arroz seco de bogavante para 4 personas y una paella valenciana, también para 4 ya que eramos 8 comensales. Finalmente todos probamos de los 2 arroces y la verdad es que el de bogavante estaba ESPECTACULAR (lo pongo con mayusculas por que era asi) y la paella un poco mas floja (pero no mala eh?), tal vez porque fue la ultima en salir y habia quedado un poco seca de más.

- De postres probamos 5 sorbetes, un browny y praliné de avellanas --> Segun cada comensal estaban todos buenos (yo solo probé el sorbete de mojito y la verdad es que muy bueno).

En cuanto a la bebida, tomamos unas cervezas, refrescos y martinis al llegar; y durante la comida, la mitad tomamos Pesquera crianza (Creo que deberían ampliar la carta de vinos) y la otra mitad cerveza. El servicio de vinos consistió en dar a probar el vino, y rellenar las copas de cada una de las personas que lo tomaba, en cuanto a las copas..aceptables.

Para rematar la comida tomasmo cafes y una botellas de Moet&Chandon ya que el evento requería un brindis.

He de decir que el trato durante toda la comida fue genial, cercano hasta donde permitiamos, sin agobios, pero siempre atento. También destacar la relación calidad/precio, ya que el importe total por persona fue de unos 42€ y dado el trato recibido y la calidad de los productos y platos, creo que es un precio genial.

Ahora solo me falta volver para una cena "normal" con mi pareja y/o amigos.

El trato es muy agradable. La carta de vinos es suficiente. El local está bien, y yo recomendaría la terraza a partir de primavera. Es la segunda vez que acudo, y vale la pena. Las carnes, exquisitas.

Tras la primera experiencia repetimos en Les Maries.

En esta ocasión tomamos: Tallarines de sepia con pesto, el huevo crujiente Les Maries, escalivada de ventresca de atún con berenjenas y gazpacho marinero con gambas, setas y bogavante ( exquisito ).

Postre: Sopa de cítricos con yogur griego.

Vino. Malvasía El Grifo

Aconsejados por los amigos Vicente y Sylvia, acudimos a cenar a este coqueto restaurante situado en una antigua villa residencial de veraneo.

Clotxines de València (las primeras de la temporada)
Tallarines de sepia con tomate seco y pesto ¡muy bueno!
Huevo crujiente Les Maries ¡novedoso y rico! - Adjunto foto -
Vieiras con jamón ibérico
Bacalao con pimiento
Sorbete de cítricos con yogourt griego (buenísimo)

Acudimos mi mujer y yo a este restaurante, por las recomendaciones en Verema, y desde luego que no defraudó.

Optamos por el menú(18€) que nos pareció sensacional. Pedimos de entrantes unos hojadres rellenos de morcilla, de pato o de queso, muy buenos. También tomamos escalivada, con ventresca de atún, muy buena y añadimos otro entrante, huevo les maries, una especie de huevo escalfado con pasta brie.
Como plato principal pedimos lomos de dorada con jamón y cebollita pochada, y merluza de pincho con salsa de bogavante y langostino. Buenisimo. Terminamos para compartir con un helado de yogur griego y macedonia de frutas, y cafes.
Para beber, un Mas de Leda, bueno y a buen precio.
El servicio,bueno, y el local acogedor. Es un chalet con mesas por las diversas habitaciones.

Volveremos seguro.

Estuve el sábado por segunda vez y me sigue pareciendo un local precioso, bien atendido (son amables sin empalagar). Los vinos muy baratos para los precios que se suelen ver por ahí y buenos. Las raciones abundantes y bien preparados. Para dos, pedimos dos entrantes calientes (bocaditos de brié rellenos aunque no era ese su nombre en la carta, el huevo de les Maries), una carne y un pescado, dos cafés, vino, agua y un postre (si no eres muy goloso con uno para compartir te quedas satisfecho). Todo eso por algo menos de 30 euros por cabeza!. Teniendo en cuenta que en cualquier bareto te cobran por unas picaetas mediocres 18 euros por cabeza, lo veo muy bien de precio.
A destacar el detalle de servirme el vino para catarlo antes que a mi pareja. En el 99 % de los casos, nunca se nos da la ocasión de catar a las mujeres, como si no supiesemos detectar si un vino está correcto.
Resumiendo, Una cena muy apetitosa, presentada con gusto y en un local muy bonito, con un precio muy ajustado. Un detallazo para invitar a alguien.
Con sala de fumador, no fumador y jardin!

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