Acudimos a este restaurante por consejo de unos familiares pensando que era un negocio nuevo y cual fue nuestra sorpresa cuando nos dicen que llevan abiertos casi 15 años. La de veces que habré pasado por ahí, por la calle Cortes de Aragón, muy cerquita del Campus. Claro que, echando cuentas, me vuelvo a sorprender, pues llevo fuera de mi querida Zaragoza la friolera de 16 años. Qué vértigo.
Un local pequeñito, íntimo y acogedor, decoración discreta e iluminación ténue.
La carne, como su nombre ya pretende sugerir, está protagonizada por las carnes “a la piedra” (chuletón, solomillo, presa) pero tiene alguna cosita más de segundo, y de entrantes hablamos de ensaladas, verduras de temporada a la plancha, foies y las famosas “piedritas”.
Tomamos, todo para el centro:
• Ensalada templada de tomate con setas, bacon, vinagreta de cebolla, queso feta y rúcula
• Piedritas
• Chuletón a la piedra
• Variado de tartas caseras
Satisfactoria experiencia: muy agradable esa ensalada tan variada, bien aliñada; las piedritas resultaron ser unos trocitos pequeñitos de patata, como en gajos irregulares, creo adivinar que previamente asadas y posteriormente envueltas en un consistente y crujiente rebozado, acompañadas por una cremosa salsa de queso con algo de azul entre sus componentes; el chuletón, correcto género justo de maduración, que te lo terminabas tú, es fácil de adivinar dado el nombre del establecimiento, en una piedra que sacaban al centro; y las tartas, queso y manzana, muy caseritas.
De bebercio, un resultón Glarima 2013 de Somontano, coupage de chardonnay, sauvignon blan y gewurzt y un tinto de la tierra de excelente RCP, Evohé garnachas viejas 2013. Sin mimos en el manejo de este apartado.
Quien nos recomendó el restaurante nos insistió en que no dejáramos de tomar un gin tonic. Nosotros, como somos muy obedientes, pues tomamos unos gts. –“¿Cómo os gusta, seco o dulce?” – “Pues uno de cada, así probamos los dos”
El “seco” era Pink 47 con Nordic azul y llamativo y largo twist de limón, y el “dulce” Mombasa con Fever y llamativo y largo twist de naranja. Bien preparados ambos, estaban muy ricos, y ello pese a que tuve que reponerme a mi disgusto al ver esa Nordic azuloide…
Pero no pudimos disfrutarlo.
Bien es cierto que nos habían avisado que había dos turnos; bien es cierto que nos habían avisado que nos ponían el gt pero que sólo teníamos 10 minutillos; pero bien es cierto también que qué rabia me da esto de los dobles turnos.
Tienen dos turnos, a las 21’00 y a las 23’00, como tantos sitios ahora. Nunca sé que hacer ante esta disyuntiva. Siempre he preferido cenar temprano, pillas al servicio y a la cocina fresca, el local está puro todavía, puedes estirar la cena sin que se te llegue a hacer muy tarde, no tienes que esperar para entrar a que se vayan los anteriores… Pero claro, si te tienes que ir a las 23’00 únicamente tienes dos horas para cenar. Y eso, para cualquier amante de la gastronomía, se queda corto. Y a las 23’00… pues me parece demasiado tarde.
Total, que nos quedamos con las ganas de disfrutar esos gts tan bien puestos y de charlar un ratito en ese entorno tan grato tan y con esa compañía tan entrañable.
Entiendo que tienen que ganarse la vida, que tienen pocas mesas… Pero yo, como soy libre y tengo muchas ganas de disfrutar sin prisas y mucha oferta que me lo permite, voy a dejar de ir desde ya a los lugares con doble turno y hora fija de salida. Me lo pensaré muy muy mucho antes de ir a un restaurante con este sistema.
La has tomado con el oficio del maño, Juas juas juas
En primer lugar un GT es un trago corto, por lo cuan en 10 minutos te sobraban cinco para acabártelo.
En segundo lugar, eso de hasta las 11...??? no me digas que si estás tomando un GT o el café, te tienes que levantar?
Supongo que nunca he estado en un restaurante con dos turnos, porque la podríamos haber liao.
Mi voto va para el último turno. Ver a la gente esperando en la barra me pone de los nervios.
Saludos
Jaja, es que es mi compi de promoción, oye, yo aprobé raspao la carrera y un año más tarde... y mira don Joaquín sin embargo!
Y nos tenemos que conocer en Verema 20 años después, manda eggs... Lo que debió suceder es que él frecuentaba mucho las aulas y yo los pubs, así no hubo manera de que coincidiéramos.
;-)
P.D.: El Cátedras es un crack
Sí, es bastante violento el tema. Sobre todo cuando te miran con mala cara y con la mano apoyada en la barra con los dedos tamborileando sobre la superficie de la misma...
jajaja
No cenaría tranquilo, primero porque me fastidia que me echen de los sitios, y segundo porque me fastidia hacer esperar a la gente, así que lo mire por donde lo mire no me mola.
Y si ese restaurante está tan lleno como para tener que hacer dos turnos, mejor echar una mano a otro que no tenga tanta gente esperando y que seguramente nos lo agradecerá.
je je je, si todo al final tiene una explicación!
si es que quedarse más en el bar de la universidad que en el aula tiene consecuencias... las cartas siempre han hecho mucho daño al estudiante regulero!
Y como hemos estado en esa situación, esperando de pie con los abrigos colgando y sin saber cuando te toca...
Tienes que apiadarte y acabarte el café de un trago, aunque queme.
Saludos.
y en otra época, era el futbolín.
Pasé bastante más tiempo jugando a la pocha, al mus, al 9, al 33 y al julepe que en las aulas.
Pero vamos, de 10 a 1.
;-)
Tendrá el Cátedras alumnos así ahora?
Yo ya me lo he pensado y no voy a ir a este local.
Como bien dice Óscar, cuando vas de cena con la cuadrilla y el tema gastronómico importa poco cenas en hora y media o dos horas y a bailar con la que puedas. Pero para los disfrutones de la mesa, gente como nosotros que la gozamos con una comida sin prisas, con aperitivos, entrantes, más entrantes, pescado, carne, postre, vino, vino dulce, café y GT´s...para nosotros no son estos restaurantes ;-)
Abrazote.
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