Paseando por las laberínticas calles de Montblanc encontramos este peculiar restaurante, de ambiente sosegado, tradicional y casero.
Cocina regional con una excelente oferta en carnes y pescados. A destacar las manitas de cerdo a la brasa, un churrasco muy bueno y un foie fresco exquisito. Postres caseros donde brillaron unos magníficos higos al brandy.
La carta de vinos de correcta extensión, con buenas referencias y a buen precio, donde destaca una amplia relación de cavas de la zona. Copas para olvidar y servicio inexistente, con poca idea sobre vinos y algo desordenada en el servicio.

Tal vez esa fue la nota decepcionante del restaurante. Una lástima que el vino esté tan poco cuidado, que las copas sean de esa pésima calidad. Por 45€ por cabeza se deben exigir algunos detalles como no oir los comentarios de cocina, ni la televisión que tienen puesta los cocineros, ni ver cenar a los camareros mientras no te sirven... Y luego te cobran unos orujos a 3,5€ y los cafés a 2,5€.
RCP a mejorar. Aun así es recomendable la visita si se va concienciado de estos fallos.