Hace tiempo que no comía a este lado del oeste, perdón, quería decir a este lado de la ría. Los aledaños del edificio Veles e Vents siempre me han parecido divinos, sin embargo las experiencias en sus restaurantes… pues como que no. Peeeeero, alguien cuya opinión tengo en alta estima me lo recomendó. Y para ya que fui en cuanto tuve oportunidad.
Venía gente de fuera, de interior, y qué mejor que llevarles a comer cerca del mar. Y si además me puedo librar de la paellita de rigor… pues oye, a Arribar, vamos a conocerlo.
Está, como he dicho, pegadito al Veles e Vents, tiene entrada prácticamente directa desde el parking del edificio. Como está en alto, las vistas son divinas, a un lado la ría y a otro la Malvarrosa.
El local es muy guapo, modernidad mediterránea, versátil (aperitivos, restaurante, copas…). La terraza está muy chula y bien equipada, pero entre que hacía un calor de mil demonios y que el local adyacente está como en obras, casi que preferimos comer dentro. Y acertamos. Se estaba a las mil maravillas. Fresquito, con las vistas del local de al lado ocultas, pero con las de la ría y la Malvarrosa intactas. Mesas amplias y muy separadas, buena mantelería y cubertería, la cristalería más normalita.
Quien me lo recomendó me dijo: “Pídete tomate valenciano, calamar andaluza, unacosamásquenorecuerdo y fideuá Arribar”. Así que… ¿para qué pensar?
• Tomate valenciano
• Calamar andaluza
• Puntilla
• Fideuá Arribar
• Sorbete de mandarina
El tomate valenciano, bien presentado y acompañado, pelado y entero, muy buen aspecto y textura, correcto sabor. Me atrajo la composición, con atún, olivas, mojama, esgarraet y queso fresco. Una atinada y amena manera de comenzar.
Seguimos con el calamar andaluza, que estaba muy, muy, muy bueno. Con ese punto dulcecillo que delata su calidad… Entre los comensales contábamos con un profesional del tema y alabó el género e incluso se aventuró a adivinar su procedencia.
La puntilla….¿Ves? ¡Por mi mala memoria! Este es el único plato que añadí a la recomendación que comentaba en lugar del plato que no recordaba… y pinché. Estaba perfecta la fritura, pero carecía de sabor.
Y la fideuá, estaba de muerte. Lleva bogavante y verduras. La presentan con los bogavantes enteros y posteriormente pelan las colas discretamente depositándolas de nuevo sobre la fideuá, a la vera de las cabezas. Qué punto más delicioso tenía el fideo, acariciante, untuoso, impregnado del sabor del fondo de marisco y verduras pero contenido, sin apabullar, que hay veces que tiene tanto sabor que obtura. Éste estaba para comerte un pozal. La verdura, cortada en gruesa juliana, estaba un poco más allá de al dente, conformando un bocado de escándalo junto al fideo, y con esa chispa que le otorgaban algunas setitas.
Tomamos un cava de esos que nunca fallan, Agustí Torelló Mata Gran Reserva Brut Nature y que armoniza de miedo con este tipo de comidas.
Servicio joven, modernote, buena gente, con ganas.
Muy agradable la experiencia, y no veas para los de fuera, los de secano, entre las viandas, el cava y las vistas…
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Yo soy más de fideuá, me empaché un poco de arroz los primeros años de vivir en VLC... Es de las pocas cosas que no digiero bien.
No entiendo la pregunta, Gabriel.. ¿qué más de ese nivel de qué?
Que si es buen producto y bien elaborado, que sigan sacando comida: por ejemplo buen bonito, buenos bocartes, etc., ya puestos, cocina de siempre con nivel, sea lo que sea.
No todos los de extrarradio somos así
Pues es un buen descubrimiento que parece haber cambiado de dirección al precipicio.
Así sea, don Gabriel!
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