No es un restaurante exactamente, pues su fuerte son las tapas y raciones para compartir pero todas ellas muy bien elaboradas.

Solemos acudir casi todas las semanas y siempre esta al mismo nivel que es algo muy difícil de conseguir en los tiempos que corren.

En esta ocasión tomamos unas par de cervezas con unas tapitas de aperitivo incluidas con la cerveza, primero unos montaditos de roquefort y después unas cuñas de tortilla muy buenas.

Después ya en la mesa tomamos jamón ibérico perfectamente cortado acompañado de pan con tomate, foie micuit muy bueno y generoso en cantidad, pollo agridulce con frutos rojos, y berenjenas rebozadas con miel de caña, exquisitas.

En cuanto al vino disponen de una amplia oferta en carta a muy buenos precios, tomamos un Arzuaga 2005 sorprendentemente bueno, no lo recordaba así en anteriores añadas. Las copas correctas y el servicio normal sin más.

De postre tomamos un tiramisú casero excelente acompañado de una copita de Pedro Ximenez a la cual nos invitaron.