Restaurante Aragonia Palafox en Zaragoza
Restaurante Aragonia Palafox
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:

Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
56 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.8
Comida COMIDA
7.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.6
RCP CALIDAD-PRECIO
7.2
Un nuevo té ingles con leche dulce y crema helada de azahar y ron
Paletilla de cabrito, chips de yuca y croqueta de queso de Ecuador
Medallón de rape en salsa bullabesa y rouille de azafrán, cayena y ajo negro en tostas
Pasta rellena de longaniza de Graus, pera conferencia y espinaca con crema de mostaza y jugo de caña
Carpaccio de atún rojo, macerado en salvia, pimiento rojo asado vigorizante
Vista del restaurante desde nuestra mesa
Bizcocho templado
Queso artesano
Pulpo brasa
Lomo de bacalo extra
Empanada agnolotti
Foie-gras micuit de pato
Surtido de Postres
Paletilla de Ternasco
Falso Rissotto
Opiniones de Aragonia Palafox
OPINIONES
10

Siguiendo los consejos del amigo Joaquin (Joaquin 1965), nuestra primera cena zaragozana la celebramos el 2 de noviembre en el restaurante Aragonia, situado a cinco minutos escasos de nuestro hotel.

Llegamos como previsto a las 21h y nos situaron en una mesa al fondo de la sala desde donde se divisaba todo el comedor .
No voy a hacer la descripción del local pues ya ha sido efectuada perfectamente y con todo detalle por Joaquin en su crónica del 11/04/14. Añadir solamente que la sala nos gustó, que su decoración aragonesa tradicional en ladrillo con toques de modernidad nos pareció muy acertada, que además nos recuerda muchísimo a la de ciertas zonas del centro de nuestra región. El trampantojo del cielo, como se puede ver en la foto, está muy logrado. El ambiente es muy placentero.

Las mesas están bien vestidas con buenos manteles de hilo, buena vajilla y buena cubertería, las copas y vasos son de buena calidad. Las mesas son amplias y están muy bien separadas las unas de las otras. El servicio de sala es bueno, amable y profesional. El servicio del vino es muy bueno. Buen sumiller que nos contó la historia de cada vino en cada servicio y presentación.

La cocina es de producto, principalmente de Aragón, de tipo tradicional, con un toque de modernidad .

Tras presentarnos las diversas opciones que podían proponernos, para la cena, optamos por el menú degustación (40 €) con maridaje (6€),¿alucinante, no ?

Para empezar nos sirvieron como aperitivo del día, una especie de empanadilla, algo picante, cuyo nombre no recuerdo y cuya envoltura era demasiado espesa... y nada del otro mundo; nos dijimos , "mon dieu" ,esperemos que la comida no siga la misma pauta que el aperitivo. Después... concluimos que la empanadilla la debió preparar el sustituto del aprendiz de turno.

El maridaje se hizo con un jerez Fine Pale Cream Croft Original Sherry DO Jerez-Manzanilla Bodegas Gonzalez Biass, Variedades de uva Pedro Ximenez y Palomino. Un vino dulce y generoso que no había probado nunca, que primero me sorprendió y luego me gustó.

Como entrantes tomamos :

Carpaccio de atún rojo, macerado en salvia, pimiento rojo asado vigorizante Excelente

Maridado con un Vino blanco sin crianza Torrontés 2015 Alta Colección DO Mendoza (Argentina) Bodega Piedra Negra (François Lurton) Cepages 100% Torontés, uva de la familia de los moscateles, criado sobre lias durante un mes.

Pasta rellena de longaniza de Graus, pera conferencia y espinaca con crema de mostaza y jugo de caña Muy rico, matrimonio perfecto de sabores dulce y salado.

Maridado con un vino de pago rosado L de Aylés DO Pago de Aylés 2015 Bodega Pago de Aylés, cepages Garnacha y Cabernet Sauvignon, único vino rosado de Pago de España.

Como platos principales :

Medallón de rape en salsa bullabesa y rouille de azafrán, cayena y ajo negro en tostas Muy rico, en la misma linea que los platos precedentes.

Maridado con un vino albariño blanco crianza The Cup & Rings 2013 DO Rias Baixas Bodega El Escocés Volante (Norrel Robertson) O Salnés, cepages 100% Albariño, crianza sobre lias en depósito durante 24 meses.

Paletilla de cabrito, chips de yuca y croqueta de queso de Ecuador La paletilla deliciosa, la croqueta francamente no se que hacia allí, aparte de decorar, pues no casaba en absoluto con el excelente cabrito, croqueta muy densa y algo pesada.

Maridado con un tinto crianza Murviedro Cepas viejas DO Utiel-Requena 2014 Bodegas Murviedro (Requena) Cepages 100% Bobal. Crianza en barricas nuevas de roble americano y francés durante un minimo de 8 meses.

El pan que acompañó la cena fue bueno.

Como postre tomamos :

Un nuevo té ingles con leche dulce y crema helada de azahar y ron Muy buena despedida.

Maridado con un Terrai LG (Licor de Garnacha) DO Cariñena Bodegas Terrai Viñedos y crianzas (Longaras) Cepages 100% Garnacha.

Finalizamos con dos buenos cafés ofrecidos por el restaurante.

La cuenta ascendió a 46 €/persona. Muy buena RCP. Un maridaje como este a 6€ lo encuentro extraordinario, no hablamos de grandes vinos pero si de unos vinos de buena calidad. La comida es honesta, el producto es bueno y la cocina en general está bien elaborada. Es un restaurante al que no me importará volver. Recomendable.

  • Un nuevo té ingles con leche dulce y crema helada de azahar y ron

    Un nuevo té ingles con leche dulce y crema helada de azahar y ron

  • Paletilla de cabrito, chips de yuca y croqueta de queso de Ecuador

    Paletilla de cabrito, chips de yuca y croqueta de queso de Ecuador

  • Medallón de rape en salsa bullabesa y rouille de azafrán, cayena y ajo negro en tostas

    Medallón de rape en salsa bullabesa y rouille de azafrán, cayena y ajo negro en tostas

  • Pasta rellena de longaniza de Graus, pera conferencia y espinaca con crema de mostaza y jugo de caña

    Pasta rellena de longaniza de Graus, pera conferencia y espinaca con crema de mostaza y jugo de caña

  • Carpaccio de atún rojo, macerado en salvia, pimiento rojo asado vigorizante

    Carpaccio de atún rojo, macerado en salvia, pimiento rojo asado vigorizante

  • Vista del restaurante desde nuestra mesa

    Vista del restaurante desde nuestra mesa

La que me quedó después de cenar allí. Hacía mucho tiempo que me apetecía probar este restaurante, y tenía la referencia de una pasada estancia en el Hotel del que me llevé una impresión estupenda.
El local es muy bonito, con cuidada decoración aragonesa. El primer pero es que las celebraciones son frecuentes en los salones del hotel los fines de semana, con lo que el ruido al lado del comedor no es desdeñable. Así ocurrió el sábado noche en que estuve.
El menaje es muy bueno en todos los aspectos.
De entrada nos presentaron unas croquetas de queso.
Compartimos los entrantes: un correcto micuit con unas tostadas de pan de frutos secos y un plato llamado empanada agnolotti rellena de bolognesa con salsa de queso gorgonzola.
Los segundos fueron individuales: lomo extra de bacalao con cous-cous de brécol sobre lágrima de calabaza, pulpo a la brasa de piedra patata violeta y remolacha y ternasco de Aragón que viene deshuesado y con hummus (no creo esta guarnición sea la que más le va al cordero).
Estos platos me gustaron todos más que los entrantes.
Hicimos de postre una tabla de quesos artesanos de Aragón, bien de cantidad pero justa de variedad, bizcocho templado con corazón cremoso de chocolate y el verdadero pastel ruso de Alfaro. Los 2 postres dulces golosos y bien presentados.
Mi gran decepción vino con la carta de vinos: no existe a día de hoy. En la carta de platos aparece una lista de "vinos recomendaos del mes" (5 a 14€ y 5 a 19€) y otros 6 calificados como "últimas oportunidades". Y todo ello cuando el comedor linda con una estupenda bodega llena de buenos caldos. Cuando le expresé mi extrañeza al maitre me explicó que tenían una nueva carta de vinos en elaboración.
No me lo acabo de explicar porque la carta que ofrecen es de mayo e imagino estará editada tiempo antes.
En todo caso para un aficionado al vino es una faena no poder acceder al contenido de la bodega teniéndola tan cerca. Me parece un fallo gordo.
El servicio del vino elegido fue correcto.
La atención es profesional, se echa en falta un poco más de cercanía y atención a los pequeños detalles (el foie-gras viene con muy poco pan y si es para compartir entre 4,...) que daba por descontada en un restaurante de su fama.
Creo debe ser mejor ir entre semana para evitar el tema celebraciones.
Me pasó lo que hemos coemntado tantas veces sobre el peligro de hacerse unas expectativas demasiado altas.

  • Bizcocho templado

    Bizcocho templado

  • Queso artesano

    Queso artesano

  • Pulpo brasa

    Pulpo brasa

  • Lomo de bacalo extra

    Lomo de bacalo extra

  • Empanada agnolotti

    Empanada agnolotti

  • Foie-gras micuit de pato

    Foie-gras micuit de pato

Durante mi estancia en Zaragoza tuve el placer de asistir a una comida concertada en el reservado de este local descrito a la perfección por el compañero Joaquin1965 en el comentario previo. Ambiente agradable, elegante, complaciente y apacible.

El menú propuesto resultó el siguiente:

Foie Mi-cuit. Para apañar a tu gusto con varias composiciones de fondo dulzón como el chutney de piña, una confitura de tomate verde y una mermelada de violetas que, estando buenas, jugaban con el filo de ser prescindibles dada la calidad del producto principal. Cimientos.

Ensalada con Cecina. Buenas y crujientes hojas verdes acompañadas de la clásica rodaja de rulo de queso de cabra pasadita por la plancha y unas lonchas de buena cecina. Además se conjuntaba todo con un helado de frambuesa que resolvía con facilidad el punto usual que tienen estas preparaciones huyendo así de lo rutinario. Ingenio.

Falso Rissotto... dado que el grano usado era trigo y la ligazón era a base de leche de coco consiguiendo el conjunto una textura agradable. Además se acompañaba de algunas migas de carne de pato y unas verduritas para darle el punto alegre. Tramposo.

Bacalao Desalado con Borrajas. Producto de alta calidad, nacarado y brillante, cuyo compañero de viaje eran unas borrajas al vapor y un caldito de las mismas. Esencial.

Paletilla de Ternasco. Cocinada a baja temperatura durante 22 horas haciendo así gala de una fuerza y concentración manifiesta. Se presentaba con su jugo y un crujiente de mandioca. Potencia.

Finalizamos con un Surtido de Postres hallando en versión miniatura brownies, helado de fresa del Maresme, varias tartitas de chocolate… a cada cual más rico y adictivo, desterrando de mi mente ese temor que me asalta a veces cuando el camarero experimentado de turno propone como colofón un “surtidito de dulce al centro”. Clase.

Bebimos agua y vino, concretamente Croft Particular Sherry Dry D.O. Jerez, Viñas del Vero Gewürztraminer 2014 D.O. Somontano, Care Reserva 2011 D.O. Cariñena y Laura Moscatel D.O. Jerez con muy buen servicio y explicación de los mismos haciendo hincapié en el primero que a la postre fue el que más me gustó.

En resumen, tuve la impresión de estar delante de una empresa sólida en todos los aspectos y con poca posibilidad de salir descontento, lo cual a día de hoy es un triunfo desde mi punto de vista. Cocina sin piruetas que deja poco margen a la sorpresa pero que controla en todo momento lo que ofrece.
Por otro lado me parece un lugar donde se atisba un buen manejo del tema del vino aunque, dadas las características que rodeaban mi experiencia, no lo pude comprobar tal como me hubiera gustado.

  • Surtido de Postres

    Surtido de Postres

  • Paletilla de Ternasco

    Paletilla de Ternasco

  • Falso Rissotto

    Falso Rissotto

Día de la madre en ciernes y sugerencia de ir a comer fuera de casa. Intentando evitar agobios propios de tal fecha, optamos por adelantar la fecha de la celebración y allí que nos fuimos para el Restaurante en cuestión el día 1 de mayo... no sin alguna reticencia por mi parte, pues alguna experiencia pasada -eran tiempos de “aquí sólo carta, amigo”- no fue del todo satisfactoria, si bien es cierto, como el lector avezado ya habrá intuido, que aún no se había implantando las opciones que a continuación se comentarán.

Ubicación y entorno: Totalmente céntrico, a 10 minutos de la Plaza de España, forma parte del Hotel Palafox (5*), aunque está situado al lado del mismo como una especie de anexo. La entrada se realiza por unas escaleras situadas al lado del referido hotel (aunque también se puede acceder por dentro del mismo). La primera de las entradas citadas da paso a un pequeño recibidor con una barra, donde se puede tomar alguna consumición antes de bajar unas nuevas escaleras para situarse ya en la -amplia- sala que, en sí misma, conforma el restaurante.

Entorno elegante, a la par que moderno. Presenta, nada más acceder, un pequeño espacio en el que se ubica la caja y situado al lado de la cocina. Existen un par de mesas/aparadores centrales -uno de ellos rectangular- que se utiliza para preparar, de manera magnífica, el servicio de los vinos que dispensan. Bonita decoración, con ladrillo, maderas, algunos motivos florales, delicada iluminación... Colores tranquilos (blancos, vainillas, piedra..). Atmósfera de “lujo” contenido. Uno está relajado, a gusto.

Con una capacidad para unas 60/65 pax, cuenta con un coqueto reservado para unas 12/14 pax, al que se accede a través de una preciosa puerta de madera, con remaches. Las mesas, de tamaño correcto, aparecen dispuestas en paralelo a la paredes del restaurante. Muy buena separación entre las mismas. En cuanto a los asientos, algunos de ellos son bancadas de pared, mientras que otras son sillas de cuerda/mimbre trenzado, ambas cómodas. Excelente mantelería blanca de buen hilo como también lo es la vajilla, blanca de diseño, con una muy buena variedad de presentaciones y diseños. Buenas copas y cubertería. Un nivel muy alto.

Servicio y servicio del vino: En pocas palabras: un 10. Un tímido amago de espera inicial y, a partir de ahí, todo sobre ruedas. Sin esperas de ningún tipo, de forma milimetrada, bien pautada. En materia de vino poco que hablar: más de 2.000 referencias, estando en cabeza del servicio una de las personas que, posiblemente, mejor conoce este mundo en Aragón, el sumiller Jesús Solanas (que desempeña, además, las veces de maître). Una vez aconsejando acerca de las diversas posibilidades que, en materia de vinos, permite cada menú, el servicio realizado por los camareros es extraordinario desde el mismo instante de la presentación del mismo, controlando su temperatura y con un buen ritual tras el descorche, enjuagando las copas con el vino a degustar antes de su servicio, y siendo éste constantemente continuo por parte de aquéllos. Como tiene que ser!!.

El vino del menú elegido presentaba 3 posibilidades -sencillas, obvio- de vinos aragoneses, siendo la opción elegida el Aldeya crianza, vino que fue servido siguiendo todo el ritual antes mencionado, del mismo modo que lo hubiera sido con cualquier otro de mucho más precio, lo que sirve para reiterar la excelencia del servicio en este punto.

Comida: El restaurante presenta múltiples opciones en este punto, siendo su cocina de mercado. Dicho de otro modo: no hay sofisticaciones, primando el producto -pero buen, buen producto-, mimando también las presentaciones de los platos. Una carta variada y diversa, que cambia, por lo general, en función de la temporada y que se acompaña -y aquí radica lo más interesante- en diferentes propuestas de menú, uno diario -denominado “rápido o 4 al cuadrado- de 16 euros, con un entrante o plato principal y postre. A ello se unen el menú de 5 al cuadrado (25), 6 al cuadrado (36 euros) y 7 al cuadrado (49 euros), componiéndose todos ellos de un primer plato, un segundo y un postre, agua, pan y vino recomendado.

Iniciando la comida -y tras una aceitunas de aperitivo para amenizar la espera-, nos decantamos por la opción del menú 5 al cuadrado. El mismo se componía de 5 posibilidades de primero, 5 de segundo y 6 postres. Las opciones elegidas fueron:

De primeros:

- Coca Fina de verduras escalibadas, aceite de anchoa y mejorana (2): Efectivamente, fina no, finísima. Un plato sencillo, muy bien elaborado. Bien crujiente la coca y con abundante escalibada, muy jugosa, con la berenjena, el pimiento, la cebolla y unos piñones.... Todo ello bien ligado con un suave aceite de anchoas. Muy bueno y bien presentado.

- Pasta artesana de trigo duro con salsa de soja y ragú de verduras. Interesante combinación. Buena cocción (casi al dente). Suave salsa de soja. Excelente sabor. Ricos.
De segundos:

- Merluza del cantábrico a la plancha con pisto siciliano: generosa porción, presentada sobre la base del pisto. Buena cocción, pero sin complicaciones. Correcto.

- Magret de pollo de corral cocinado a baja temperatura con polenta asada y salsa de setas. Extraordinario. Perfectamente cocido -sonrosado por dentro-. Un tronco cilíndrico de buen tamaño, muy bien elaborado y con el acompañamiento de una riquísima salsa con la contundencia y la textura adecuada. Mención aparte merece la polenta -alimento que ni siquiera en Italia he disfrutado-; dos troncos cilíndricos adicionales, con la polenta prensada y asimilando a una patata asada. Excelente plato.

- Lomo de bacalao desalado y su guisado con borrajas. Magnífico. Generoso trozo de lomo -cocido en su punto ideal-, acompañado de una emulsión de borrajas que dotada al plato, no sólo de una excelente sabor, sino de un maravillosos colorido. Sobresaliente.

Postres:

- Tarta de queso cremoso con crumble de almendras y canela: correcto, con abundantes almendras en su capa superior y buen sabor a queso. Mejorable no obstante, en mi opinión, en la textura, al resultar un tanto denso el queso (se cortaba con el tenedor). Debería dotársele de mayor cremosidad para hacer honor al nombre.

- Brownie con 60% de cacao y nueces, pera confitada y licor de naranja: bueno. No soy amigo de este tipo de dulce, pero estaba jugoso, esponjoso, con un cacao excelente y un toque agridulce que amortiguaba el dulzor del conjunto.

- Pastel de merengue de limón, chocolate, cereza y bizcocho de almendra: sencillamente, una obra de arte. Un trozo de pastel rectangular, con la base del bizcocho y una capa de cereza, una superior de un merengue espectacular y escoltado en paralelo por dos laminas de chocolate puro. Extraordinario.

En cuanto al pan, de un solo tipo, presentado en trozos pre-cortado en un canastillo metálico de rejilla. Crujiente. Bueno. Acompañado de una pequeña botella de AOVE del Bajo Aragón.

En definitiva, un auténtico placer que cualquiera que pase por esta noble tierra no debería perderse. A buen seguro la mejor opción de menús que, por estos precios, se puede encontrar en Zaragoza (y parte del extranjero).
Ay Aragonia... Quién te ha visto y quien te ve!!. En otros tiempos, quizá de más pretensiones y de menos humildad, no pocos días vacío y hoy, con un conjunto de propuestas plenas de sentido y seguramente con el mismo trabajo, ... a llenar todos los días. Bravo por ello y mis más sinceras felicitaciones!!

Nota: puntúo la comida de 7, simplemente por no llegar al sobresaliente, pero poco, muy poco le falta.. En justicia, sería un 8.

Mas que a cenar fuimos a catar. Nos dimos un homenaje. Alli estabamos Latrufa, Ricraket and me. Nos ofrecen un aperitivo previamente, y empezamos. Fuimos a catar un viejo y otras cosas y cenar. La comida consistio en unos quesos, un plato de una caña de lomo muy seleccionada y muy agradable. Y algún entrante mas.
De segundo, un plato de cochinillo y dos tomamos pato, ricos, ambos sin mas complicaciones.
Tomamos un Monte Real GR 1964, espectacular pero un punto de acético casi inapreciable que no se disipó. Copas Zwiesel. Posteriormente un Le Bèrne di Montepulciano 2004. Jesús nos ofrecio 3 dulces diferentes para los postres, un Late Bottled Vintage de Fonseca, una Garnacha dulce del Madirán y un espectacular Chenin Blanc dulce. Luego ya la cosa derivó en una invitacion a diferentes destilados (4) que saboreamos a sorbos porque eran demasiado (a mi gusto destaco el whisky sobre el licor de albaricoque, el calvados y otro mas) y una sorprendente cerveza artesana que solo acertamos su regaliz sin saber si era cerveza o un licor. La comida, es de aprobado pero crece sin duda gracias a la labor de sumilleria y el trabajo de sala de Jesús Solanas. Polifacético y entregado se transforma dentro de la bodega donde se le nota la dedicacion a "su" coleccion. 100 euros cada uno (3 personas), teniendo en cuenta los vinos tintos (el primero era especialmente elevado de precio y se nos hizo un buen precio), dulces, etc postres. Parece adecuado para lo que consumimos

Me invita un compañero y elijo este restaurante por su famosa bodega y dedicacion al vino de su jefe de sala y sumiller famoso en nuestra ciudad.
Agradable y bicharachero me recibe y abre una botella nueva de vino italiano un Lavignone (Barbera D´Asti). Nos ofrece un aperitivo que le pegue a base de mozarella. El restaurante hay que reconocerle que es elegante sin excesos, equilibrado en colores y formas. 14 mesas mas el reservado y una bodega espectacular. Pedimos de comer unas variedades de foie. De segundos uno papada de cerdo con crustáceos y el otro cola de vaca. Muy ricas ambas elecciones y raciones abundantes. Servicio aceptable, poca iluminación en el lado de la mesa que pega a la pared. Postres aceptable un sorbete y una torrija bastante currada con helado.
El tema del conflicto que lo he dejado para el final es el del vino, no lo acabo de entender, un sitio con n a persona tan dedicada, tantos vinos y no tienen carta, la explicación es que.. ¡tenemos más de dos mil referencias¡... y que?? pues ten una buena carta de vinos, porque no puede ser que no sepa los precios de vinos tan caros y tan especiales y no puede ser que tenga que pensarme que D.O quiero que me saques. Quiero leer la carta, elegir, pensar cosas, ver precios, posibilidades. Esto contrasta con la amabilidad de Jesus de ir sacando botellas y botellas para que vaya eligiendo una, me saco hasta 12 botellas para que seleccionara. No obstante, creo que un restaurante tan dedicado al vino y champan y etc...debe de tener una carta. Bebimos durante la comida un Santa Cruz de Artazu, con los postres tomamos un Las Reñas Monastrell dulce y un Albet i Noya Syrah dulce. Nos invitaron a ciegas a degustar una Malvasia, un Canari del 2001, que no acerte, tenía toques ajerezados quizás viejo el vino con mucho poso también y no meoriente bien

Restaurante bajo el Hotel Palafox (5*). Ha cambiado el nombre. Aragonia Palafox. Amplísimo salón al que se accede bajando unas escaleras. Mesas bien separadas, paredes de ladrillo visto con apenas decoración, pero el conjunto resulta acogedor.
Servicio profesional, impecable en atención. Un tanto ocioso esa noche para las dos mesas ocupadas esa noche.
Carta de corte mediterráneo no muy larga pero atractiva. Podemos decir que tradicional actualizada. Sin embargo tienen un menu degustación de corte mucho más moderno (autor???) que no venía en la carta y que luego observé que estaban poniendo en la otra mesa. Debí preguntar.

Detalles de la casa: Longaniza de graus, unas aceitunas negras de Aragón, una especie de coca crujiente con aceite y tomate, y finalmente un vasito con Vichyssoise y huevas de arenque (una delicia).

Magnífica cestita de panes variados.

Cena para 1 pax:
Arroz de pollo de corral con alemndras y colmenillas: Generosa ración. El pollo estaba desmigado e hizo que el arroz estuviese muy seco. No me gustó. Lo de las colmenillas, ni rastro. Lo de las almendras era porque llevaba una especie de cascarón de una almendra comestible y relleno de su masa. Muy seca.
Rodaballo salvaje al horno con crema de coco y con borrjas de Zaragoza: Bien pero me resultó anodino. Lo ocultó completamente el sabor del coco. Ración demasiado justa.
Pastel de chocolate Guayaquil (unos 15min de espera): Muy bien, lo mejor de la cena. Se trata de coulant. Bien preparado y excelente chocolate. Lo acompañaba un praliné de helado de aceto con frambuesas (cristales de hielo molestos). Tuvieron la atención de invitarme a una copa de oporto Vintage 97.

En la sobremesa unas pastitas que no probé.

Servicio del vino: Muy buena carta pero qué pena de presentación (un cuadernillo cuál carpeta de notas de estudiante). Lo importante la larga relación de vinos nacionales e internacionales. Precios caros (x2.5). No estaba el somelier y me atendió un camarero que hizo todo el protocolo de servicio con envinado de la copa y cata. Pedí Baltasar Gracián Garnacha Viñas Viejas 2008 (18€ inc. IVA). Copas Ridle y perfecto de tempertura.

Precio total: 78.29€ (inc. IVA, agua de 1l a 3.50€. No cobran pan y servicio).

Nota: La verdad es que me defraudó bastante la cena. Creo que cerraban por vacaciones esa misma semana. Quizás no fue una buena noche o quizás el cambio de propietario...

Cenamos tres amigos de camino a madrid
el ambiente muy agradable, el arroz estupendo, el servicio correcto

Antes había estado en una ocasión, y tenía el honor (¿?) de haber sido el sitio donde había comido el mejor arroz meloso (lo prefiero al caldoso) de bogavante, desgraciadamente ya no lo tenían en carta, y es que una de las pegas es(o no, según se mire),que tiene una carta excesivamente corta, que renuevan con asiduidad, lo que está muy bien para la clientela fija, pero no tanto para los esporádicos.
Decoración minimalista (con una bodega vista, realmente, realmente preciosa), una gran carta de vinos, y un servicio muy atento (aunque se notó el verano e iban un poco apurados), una pena que no estuviese Jesús Solanas (jefe de sala y somellier), y que aparte de ser realmente agradable, es uno de los somelliers más reconocidos de Zaragoza (a pesar de sus escasos 35-40 años).

En lo que a manduca se refiere, no tan bien como la vez anterior que había estado, y lo que es peor, empezaron muy bien, pero se fueron diluyendo como un azucarillo. Pedimos el menú degustación que consistía en:

Foie (mi-cuit) con una semilla que no recuerdo, mermelada de violetas y pan de aceituna negra, que maridaron (invitación de la casa) con un Burdeos dulce riquísimo (siento no recordar el nombre).
Ensalada de rollito de conejo
Bogavante a la plancha (las salsas y acompañamiento no me preguntéis).

- Hasta aquí excepcional, a partir de aquí es cuando decrece la cosa -

Fideuá, así sin avisar y sin más, estaba buena, pero nada que no se pueda igualar con relativa facilidad.
Merluza a la plancha acompañada de mousse de wasabi y verduras en juliana, que también estaba bien peeeeeero, era merluza, y como que no lo terminaba de ver.
Cordero a las 12 horas acompañado de patatas panadera y un fondo de carne, es decir, tienen el cordero durante 12 horas cocinándose a 60ºC, y antes de servir le dan un golpe de horno. También bueno, pero sin demasiada historia.

- Y el postre -

Helado de chocolate con aceite de oliva y sal (además de un concentrado de limón y almendras tostadas), que a mí me gustó, aunque fui el único. El problema del plato es que es muy chocante la primera vez, pero cuando lo has comido en 3 o 4 sitios ya, deja de sorprender.

- Bodega -

Enate Gerwürstraminer (no recuerdo la añada)
Pesquera Reserva 2003 (que hacía siglos que no bebía un Pesquera, y m'apetecía)

Total: 210 € de tres, a razón de 50 € el menú degustación y cabeza, y el resto la bodega, los cafés invitación de la casa.

PD: Me quedé con unas ganas de pedir un solomillo con lechecillas braseadas y salsa de ceps, que tenían en carta, que no veáis.

Un placer.
A mi juicio es, de lejos, el mejor restaurante de Zaragoza.
Decoración logradísima combinando ladrillo aragonés y madera con materiales sofisticados.
Esmerada cocina de la que podríamos decir lo mismo que hemos dicho de la decoración: tradición y modernidad en su justa medida. Calidad por todos los costados y refinamiento extremo.
La bodega...impresionante. De lo mejorcito de España. Y en champagnes, la mejor.
Hay que dejarse aconsejar por el director-sumiller, Jesús Solanas, un número 1...¡qué maridajes!
Caro, bastante caro. Pero bueno, muy muy bueno.

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