Asturias no se lo merecía. Gijón menos. El Gallery ha cerrado. Los chigres asquerosos nunca lo harán.
Toda una provocación para los sentidos.La puesta en escena, el recibimiento, el lugar , el trato y por supuesto la comida. Pop art and food. Recibirá críticas de la cocina de "producto", pero siendo excelente el producto y su ejecucíón, un restaurante así, amplía el disfrute, llega más lejos, te divierte desde varios aspectos.Casí todo es novedoso, la carta de vinos( aq da problemas el oredenador), la decoración , la atención , el servicio, la mesa y el entorno. El trato es amable( la mayoría, hay alguno enfadado), correcto y sencillo, como queriendo suavizar el entorno. Servicio del vino correcto y ortodoxo, aq hay poca luz para valorar vino y comida. Los platos son ingeniosos, provocadores( algunos excesivos en mi opinión como el digestivo). La comida mantiene puntos de cocción impecables, como carne eres y..( el nombre de los platos es peculiar y con mucho sentido del humor) o el pig al pop art.spaguetti de pica-pica, cua-cua al chocolante blanco. Que nadie se asuste por lo extravagante de los nombres, tienen sentido del humor, la comida está rica y alcanza un alto nivel, arriesga y elabora , pero sin perder el norte. En definitiva , un gran restaurante, dónde la alta cocina, se funde con el arte, el sentido del humor y la provocación.
El local es impresionante. La colección de arte que exhiben (y la que no..) apabullante. Sorprende encontrarse en Gijón algo así. Probanos el menú de degustación ’un toque de estructura’ con algunos platos (¡El salmonete, la cigala!) de levitar. Siempre perfectamente presentados y, algunos además, con un toque de humor de agradecer. El personal, de lo mas correcto, amable y eficiente que he visto. El somelier, atentísimo y agradable y con una carta de vinos, en el famoso ordenador, de lujo. Nos hizo un maridaje muy acertado, y nos dejó probar alguna cosa de privilegio... En fin: Una maravilla. No es barato, pero tampoco se espera otra cosa. Volveremos
Restaurante totalmente alejado de lo convencional, y desde luego sorpredente, muy agradable su relaciones publicas, camareros muy jovenes pero muy profesionales, entorno y ambiente en la comida original y excepcional, y unos platos de un nivel mas que alto, con una calidad fuera de dudas y generosos en sus cantidades. Postres excelentes, somelier muy activo y didactico sin caer en lo pedante y una carta de vinos muy completa. En resumen solo se requiere para ir una mente abierta libre de prejuicios, y una cartera bien provista, por que no es barato, pero eso si, lo que pagas lo recibes con creces.
Excelente. Impresionante. Magnífico local ultra-mega-fashion (de los que no hay muchos ni en Nueva York). Atención como pocas veces en mi vida, en su justo término, ni pelotas ni estirados ni coleguitas. El somelier es de lo mejor que he conocido. Una carta de vinos que tiene en un ordenador portátil, apetece estar hablando con él horas y horas. La comida magnífica, arriesgada, con excelentes materias primas. Me faltan las palabras.
Se nota que está puesto por unos empresarios que les sobra la pasta. ¡¡Una delicia!!
Local muy peculiar,llamativo, impactante. Se trata de un proyecto que engloba el restaurante dentro de un conjunto para eventos diversos y que está "envuelto" en arte por completo. La experiencia en este sentido es buena, porque al interés de esa faceta se suma que no interfiere en la degustación gastronómica, no incomoda o altera, sino que complementa.
Nivel culinario alto, consolidado previamente en un restaurante más "convencional", y presentaciones excelentes. Muy buena bodega, con carta en soporte digital manejada por su sumiller. Es fácil adaptarse a este formato y obtener alguna ventaja adicional (vista de la botella, existencias restantes, p. ej.)
Hay que ir sin prejuicios, dispuestos a conocer algo diferente a lo que se espera de un restaurante, pero sin perder de vista a qué se va -a comer- y disfrutar de su cocina y bodega.