No se pasa. El servicio un poco impertinente. Vino correcto. Comida regular.

Lo que más me enfadó fue que llamé por la mañana para reservar, entre semana, para cenar ese mismo día. Queríamos cochinillo (un plato de encargo), pero nos dijeron que no que tenía que ser de un día para otro. Pues lo siento, señores, si no pueden conseguir cochinillo para 4 personas en 8/10 horas pues pocas ganas veo de trabajar.

Tenía que haberme dado cuenta y haberme ido a otro sitio. No repitiré.

De reciente apertura aunque el local otrora fué sede de otro restaurante de muy poca categoria. Ahora, afortunadamente, con un nuevo aspecto, cocina, personal, bodega... No hay muchos locales en la zona que dispongan de horno de leña (y que además lo enciendan todos los dias), brasas y una buena carta de vinos que son guardados con cariño y servidos a su temperatura óptima. El personal del local muy atento, las mesas separadas para una tranquila estancia sin tener que levantar la voz. Las viandas, al estilo castellano, suculentas, el cordero al horno celestial y (para mi gusto) es superado por el cochinillo... No lo he comido mejor ni en los afamados locales de Segovia. Postres "rusticcos" para rematar el buen vino. Realmente me encanta y pienso volver a menudo a bucear en el resto de la carta.