restaurante en primera línea de mar, especializado en marisco, con pecera y langostas enormes en la entrada...inicialmente no pinta mal.

llegamos pronto y a pesar de ser domingo sólo hay dos mesas.
el camarero nos intenta colocar cerca de la puerta, así corre el aire dice, mejor no le decimos y acaba poniendo el aire...a disgusto (??)

carta marinera con precios tirando a altos pero estamos en primera línea, turísta...etc etc...
decoración tradicional doble mantel, sillas de madera y muebles country que dirían los gringos... lamparas y cuadros...pues eso...del etstilo marinero "cutril"

empezamos por la carta de vinos tiene varias DO y un grupo de vinos sin ella... son catalanes, pero no consta.... raro, no?
tienen champan francés a 150 euros...supongo que habrà nivel para eso....

nos traen un vino, no sirven, abren con torpeza, pese a ser veteranos (de edad como mínimo).

las copas son horribles.
perdón...horripilantes.... borde grueso...muy mal...

cubertería, loza, mantelería...de trompazo, de motel de carretera...

nos pedimos unos langostinos de la zona, a tres euros el bicho, pero estaban muy buenos...25 euros....

arroz (no al dente sino mucho antes y algo pasado de sal) con bogavante, que estaba duro como una piedra, y que nos acabó de dar la tarde.

postres pequeños con una crema quemada, que venden como catalana verbalmente y que estaba correcta...

servicio a trompicones... poco trabajo, pocas ganas, poco de todo..
me imagino que en agosto haran su idem y palante...

para nada recomendable.

Tal y como anuncié en mi pasada crítica, nueva visita a este restaurante para salirnos del menú e ir a por la carta.
En esta ocasión probamos las ortigas además de los langostinos. La preparación de las ortigas excelente, con el rebozado perfecto, dejando todo el protagonismo a la ortiga.
De arroz nos decantamos con una variación que no está en la carta pero que acostumbran a hacer, la paella de bogavante. El punto de cocción del arroz más que acertado y la carne del bogavante de buena calidad y con todo su sabor.
La comida estuvo acompañada por un verdejo 4-Rayas que maridó especialmente bien con las ortigas.
El personal igual de atento que siempre.
Un pero y una lástima: Nos sirvieron 2 Cruzcampo Gran Reserva caducadas del 3 de enero, con demasiados restos de levadura en suspensión. En primer lugar no nos percatamos de la fecha de caducidad y le preguntamos si era natural tanta turbidez y tanto grumo en suspensión, a lo que nos contestaron que sí. Finalmente nos dimos cuenta de que estaban caducadas, los llamamos y se las llevaron. No nos las cobraron, pero no recibimos ninguna disculpa ni explicación. Hecho puntual que hace que no deje de valorar su cocina con la mayor objetividad posible.

Visitamos este restaurante, como buenos vecinos de la zona para disfrutar de una agradable comida frente al mar.
El local está bien, no es muy grande pero lo complementan con la posibilidad de comer en la terraza situada en medio del paseo.
Decidimos probar el menú degustación, que venía con unos buenos entrantes (crepe de pastel de pescado, langostinos a la plancha y langostinos hervidos, entre otros). Todo bien preparado. El arroz del menú era de verdura y langostinos, estaba bien de sabor, pero le faltaba un poco de sintonía entre el arroz y el caldo, que en boca se disociaban bastante. Está bien pero no es de los mejores que hemos probado. He oído muy buenos comentarios, sin embargo, de muchos arroces, como el arros setjat, el arroz con espardenyes y el arroz meloso de langosta he oido maravillas.
De postre finiquitamos con un típico brownie con helado.
Todo bajo el riego de un vino blanco de la casa sin apenas personalidad que venía con el menú y con ausencia de servicio del mismo.
En resumen, es un sitio recomendable y en mi caso para volver y evaluarlo fuera de menú.

Clasico (demasiado diría yo) restaurante en el paseo marítimo. Acudimos con muchas espectativas y no nos defraudó pero hubo algún detalle sque no me gustó. Pedimos el Menu "Mariscada especial" (43,95 €): bacalao, almejas de carril (exquisitas), canailla), berberechos, navajas,... Extraordinarios los langostinos y sublimes las cigalas cocidos; para terminar con un excepcional rodaballo al horno. Materia prima de calidad, bien tratada. Al final de la comida, no sugieren si queremos algun "chupito": se piden 2 licores de manzana verde. Pues bien, tras una cuenta de 246 €, no es muy elegante que aparezcan cobrados los "chupitos" que ofrecieron sin pedirlos (a 2 €/cu). Poco elegante el detalle. En cuento al local, no es excesivamente comodo y necesita una buena redecoración, no basta con las fotos de famosos colgadas en la pared.

Precios razonables aunque son mejorables algunos de sus arroces, situado junto al paseo maritimo y carta de vinos media. A pesar de todo, si uno se encuentra en la ciudad es de obligada visita.

La cocina se basa en una buena materia prima -marisco (langostinos), pescados- a precios razonables. Muy buena carta de vinos con márgenes muy interesantes (30-40%). El servicio del vino fue bueno. De los que conozco de Vinaroz, el mejor, y no suele aparecer en las guías.