Mala comida, y revisa la cuenta, que viene inflada

Tras un grato recuerdo de hace algunos años donde comimos unos cuantos foreros en este restaurante, esperaba el momento para volver a comer allí y repetir la experiencia.

Tras una visita a Clos Dominic, decidí, sin dudarlo, que iríamos allí a comer.

Las mesas son muy sencillas, con un mantel barato y cubiertas con un espeso plástico transparente. Copas de vino buenas, pero vasos de agua baratos donde es difícil encontrar dos iguales, algunos hasta son verdes.

Nos ofrecen la carta de comida, escueta y con poca variedad. Solicito la carta de vinos. Tras pedir la carta se olvidan de pedirme el vino y tan sólo traen la infusión que pide mi acompañante. Se disculpan muy amablemente del despiste.

Las cartas no se parecen en absoluto a la que publicitan en la web, que no la habrán renovado desde hace bastantes años.

De primero pido las lentejas con guacamole. Presentadas en forma de timbal, triste y solitario en el plato, sin cada más. Posteriormente la que se puso triste fue mi cara. Lentejas pardinas, trocitos de aguacate y de tomate, con algo de aceite. Absolutamente insípido, sin gracia ni sabor.

Mi acompañante acertó más con su ensalada de tomate seco y parmesano. El tomate seco no era tan seco como podía suponer, jugosito y con unas buenas lascas de parmesano, rico y refrescante.

De segundo me dejé tentar con un rosbif de entraña. Craso error. Unos pequeños y excesivamente gruesos trozos de rosbif sobre un lecho de mezclum de ensalada. Carne absolutamente insípida, pido sal para arreglarlo, me ponen un cuenquito con sal maldon. Tan sólo consigo que sepa sólo a sal, absolutamente carente de sabor. Mi compañera, tras probarlo me pide insistentemente que lo devuelva a cocina, cosa que no hago, es muy difícil que devuelva la comida, no está malo, ni bueno. Tenía mucho hambre y me lo comí todo, al menos era proteína; tan sólo tenían sabor los brotes verdes del lecho. Jamás he comido carne tan insípida.

Mi compañera pidió curry de cordero con arroz salvaje. Consistía en una especie de cuscús de cordero donde la sémola se había sustituido por arroz blanco, el arroz salvaje consistía en algunos escasos granos del mismo, entremezclados con el arroz blanco. Al menos estaba gustoso.

De postre pedí la tarta casera de chocolate y mascarpone. Muy buena, al menos pude poner un broche de oro con algo consistente a una comida absolutamente desabrida. Para acompañarlo quise pedir un digestivo que no me supo explicar la camarera. Para cuando volvieron a explicarlo ya desistí de tomarlo.

De vino pedimos un Clos Dominic Petó, que venden supuestamente a precios de tienda. También sirvieron una botella de agua que no pedimos.

La auténtica sorpresa llegó con la cuenta. Engrosada con 4 euros en concepto de cubierto y todo ello engrosado con un extra del 10% de IVA sobre los precios marcados en la carta, más un agua que no pedimos. Los 60 € se convirtieron en más de 72€.

Tras pedir explicaciones me dice el amable encargado en primer lugar que los 4€ de cubierto son en realidad el descorche del vino, ya que lo cobran a precio de bodega. Intenta justificarme que ya lo dice en una hoja aparte de la carta, donde en realidad no dice nada de esos 4€+IVA extras. Lo de añadir el IVA que no está incluido en los precios de la carta lo justifica diciendo que “así les resulta más cómodo” (¡?). Todo ello muy amablemente y diciéndome que no hay problema en volver a realizarme la cuenta rectificada, cosa que efectivamente hace muy amablemente. También descontó el agua que no pedimos, pero que sí nos bebimos y sobre la que no reclamamos nada; al menos saben rectificar y esa amabilidad les ahorró que cumplimentara la hoja de reclamaciones que estaba dispuesto a pedir. Así podrán seguir con sus prácticas filibusteriles con todos los incautos que se lo permitan en el futuro.

Se ofrece a darme una bolsa de papel para llevarme la media botella de vino que quedó y que me encargué de volver a tapar, insistiendo en que era “cortesía de la casa”.

Calculando la política de precios de vinos a precio de bodega. Ese vino lo vende la bodega, así como las tiendas del pueblo, por 14€. Hagamos cálculos: en carta son 16€, más esos misteriosos 4€, más 1,6€ del IVA del vino más los 0.4€ de IVA del descorche, llamado cubierto en la nota. Total, 22€. Teniendo en cuenta que en tienda el IVA es del 21% y que 14€ sin IVA son 11,57€, la diferencia es de 8,43€ más caro que en tienda.

No es doblar ni triplicar el precio como hacen otros restaurantes, pero tampoco es precio de bodega ni de tienda.

Por cierto, cuentas absolutamente apócrifas para que ese IVA no llegue a Hacienda.

Un restaurante al que no volveré.

El precio que pongo es sobre mi parte de cuenta, sin café, pero lo que pretendían cobrar, no lo que pagué.

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Recomendado por 3 usuarios
  1. #1

    Farmonton

    Creo debiste hacer caso a tu compañera y devolverles la carne, haber si aprenden algunos-as a cocinar y no engañar, si me pasa a mi esto, te aseguro
    que la devuelvo o me levanto y me voy a comer a otro sitio. Saludos.

  2. #2

    kopicki

    "Filibusteriles"jajajajaja. Tomo noto de la palabra.

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