Sin dejar de sorprender

Nueva visita al Restaurante Trigo año y medio después de la anterior y nueva gratísima experiencia.
Opté, de nuevo, por el menú festival, que esta vez nos deparó, después de los aperitivos cortesía de la casa:
- Una minimalista ensalada muy bien presentada y de estupendo sabor.
- Dos entrantes: primero una sardina ahumada con crema de patata y picatostes de pan con saborcito de ajo que me encantó. Apabullante sabor de la sardina. De segundo entrante“arroz” con bogavante que consistía en un caldo de éste último acompañado de arroz que no era tal, sino arroz inflado. Aunque el sabor del caldo era bueno e intenso, al final me pareció que al plato le faltaba esa “chispa” que lo hiciera sobresaliente. Además era el segundo plato de cuchara seguido, lo que me restó entusiasmo a la hora de abordarlo.
- Un pescado: bonito sobre salmorejo de remolacha. Junto con el arroz con bogavante los dos platos que menos me gustaron; sin tener nada que reprochar (al contrario, perfecto punto del bonito) tampoco me llegó a emocionar.
- Caldereta de lechazo. Perfectamente deshuesada, intensísima de sabor, el exterior crujiente… estoy llenando de saliva el teclado mientras lo recuerdo.
- Quesos de la zona. Muy ricos, en Valladolid se hacen ahora muy buenos, y variados, quesos.
- Y de postre, un sensacional y muy sorprendente “aceite de oliva y azafrán”.

Como novedad respecto anteriores visitas, opté por maridar la cena con todo aquel vino que la sumiller estimara oportuno y la verdad es que se subió algo la cuenta respecto de otras ocasiones (donde me había decantado por vinos de la parte más económica de la carta) pero no decepcionó en absoluto. Tuvimos el placer de degustar, con las oportunas explicaciones, 5 vinos distintos (del que alguno además me rellenaron la copa): un verdejo Valdecuevas, un verdejo con barricas “Frontaura” totalmente distinto a los que había probado hasta entonces, un rosado Cillar de Silos, para romperme un poco los esquemas (positivamente) un amontillado para maridar la caldereta de lechazo del que no recuerdo el nombre y un Pineau con el postre. El maridaje para las dos personas nos salió por unos 25 €, precio que intuyo bastante inferior si en lugar del amontillado el lechazo hubiera sido acompañado por opciones más tradicionales.

Sobre lo agradable del lugar, las luces, la mantelería, las copas… ya está todo dicho en anteriores comentarios. Sobre el servicio también, pero merece la pena volver a decirlo: la amabilidad, profesionalidad y simpatía de Noemí y el resto del servicio de sala son excepcionales.

Todo lo comentado más agua, pan y un café, 112 €, precio que mucha gente puede considerar excesivo a cambio de una cena para dos personas, pero que yo creo más que ajustado a cambio de 2 horas de experiencias y sensaciones, todas placenteras.

Recomendado por 3 usuarios
  1. #1

    oscar4435

    Esta muy bien este local , yo tengo que repetir , eso si antes darme una vuelta poe los zagales , el jero y alguno mas.
    Antes iba al ramiros , pero desde que se cambiaron , ya no es lo mismo , ellos estan mas contentos de lo que me alegro , pero yo no.

  2. #2

    Joseangel

    Muy buen restaurante, desde luego. Lo he visitado varias veces y la verdad muestra una tremenda regularidad. Un saludo

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