Muy bonito el local, lo único destacable. Dos veces he ido a cenar, las

Muy bonito el local, lo único destacable. Dos veces he ido a cenar, las dos veces cenas de grupo organizadas, las dos para olvidar. Lleno, camareros sobrepasados, una eternidad para cualquier cosa, desde dar las cartas hasta tomar nota, etc... Entrantes flojos, en especial una ensalada con mozarrella de bufalla completamente desganada. Los segundos cada uno llegó a su aire, unos antes, otros cuando algún comensal ya estaba en el postre. La pasta fresca (en teoría) con más rigor mortis que un secundario de CSI, completamente anegada en la salsa. Todo ello acompañado del pertinente y flojísimo lambrusco rosado a un precio elevado. Como ya estaba escogido sólo puede pegar un vistazo a la carta de vinos, muy muy escueta. Para colmo se les acabó la cerveza de barril tras pedir dos cañas. Cafés ni pedimos cuando nos dijeron que no había nadie para hacerlos y que tardarían sobre 15 minutos. El otro restaurante del mismo nombre (ignoro si es una cadena, una franquicia o qué) situado en la Avenida Reino de Valencia no aporta nada más significativo. Huir.

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