Se acabaron las vacaciones

Cena de trabajo para 12 con el fin de consolidar un proyecto nuevo, buscando un local que tenga reservado para poder hablar en grupo amplio sin molestar al resto del comedor, con buena cocina y buen servicio y un precio que no supere los pactados 60€.
Si además es bonito y nuevo (la novedad siempre atrae), pues mejor.
El comedor alargado del 1º piso cumple esas condiciones, así que emplazados a cenar. Al final faltó uno. Nada es perfecto.

Guillaume había elegido el menú y los vinos, aunque siempre ofrece una alternativa por si alguien no se siente cómodo. Plena confianza, así que seguimos el camino trazado.

Unas cervezas de entrada en la barra de la planta baja con unas papas mientras vamos llegando, y arriba al comedor, para cosas más serias.
Nous commençons:
. Buñuelos de bacalao con all i oli suave de miel: mucha presencia de bacalao y menos patata, a pesar de lo cual la textura se mantiene muy fina y por supuesto sabrosa. Muy bien.
. Ensalada fría de bonito a la sal, crema de almendra amarga, encurtidos y huevas: complicado de comer pero bien equilibrados los sabores de los ingredientes; esos encurtidos al principio de la comida, aumenta la salivación y se agradecen.
. Sepietas de playa plancha, velo de tocino confitado con lima, jugo de pollo de corral asado y trompetas de la muerte. De lo mejor; un mar y montaña que enlazan bien y ambos se mantienen en todo lo alto de sabor, varias texturas, punto cítrico presente pero agradable y algo que realza todo: el fondo, ese caldo que traba el conjunto.
. Merluza de pincho con all i pebre de algas (spaguetti de mar): de nuevo ese fondo denso y sabroso que envuelve de sabor a la merluza por otro lado, perfecta de punto de sal.
. Solomillo de vacuno mayor de León asado a leña, puré de patata al tenedor con aceite de oliva, sofrito de tomate cherry, reducción de vino tinto: elementos y planteamiento clásicos, bien resuelto con buena materia prima.
Por supuesto que las presentaciones de los platos son de buen nivel y esta vez me ha parecido más profundidad de sabores y fondos en casi todos los platos.

Para los postres varias opciones (entre ellas, los quesos): al final varios platos a compartir para que las dudas no fueran problema:
. Choco Blas: un clásico de la casa de chocolate en texturas, que si no lo conoces tienes la obligación de probar.
. Quesos franceses: 3 opciones de las que destacaría el queso azul, en compañía de unas avellanas bien preparadas.
Aquí se agradece la presencia de esa buen pan que nos ha acompañado en la cena.

En la parte de vinos es donde Guillaume se crece y se le nota, busca siempre sorprender y a fé que lo consigue.
Comenzamos con unas botellas de blanco de Louro de Rafa Palacios, un vino siempre interesante. A continuación, crecemos hasta un St Emilion cru 2008 chateau Tarreyre, que estaba perfecto de momento temporal.

Unos buenos cafés y alguna copa fuera de pacto, como unos Gin Tonic muy bien preparados, y una muy grata sorpresa: Vermut gran reserva Valsangiacomo, un vermut aun no comercializado, con muchos años de barrica y que, sin perder la esencia vermutera de amargos y herbáceos, tiene un fondo de barrica algo ajerezada alucinante. Gran sorpresa.

Empezamos a las 21h y acabamos pasadas las 24h. Todo ello con buen disfrute y en buena compañía. ¿Alguien da más?