Restaurante Figon del Huecar en Cuenca
Restaurante Figon del Huecar
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
34,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
45 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.0
Comida COMIDA
6.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.5
RCP CALIDAD-PRECIO
6.0
Comedor y ventanales
Comedor
Figón del Huécar
Opiniones de Figon del Huecar
OPINIONES
6

Nada diferente a comentarios anteriores,   Quizás añadir que el tema de la teraza es una gozada para un aperitivo o cervea previo como hcimos a pesar de que la noche ya refrescaba, pero las vistas merecen el esfuerzo produciendo un entorno magnífico. Unas cerevzas mientras se agrupa la peña.

El comedor no ha cambiado nada pero hay que destacar la buena separacion de las mesas y una asitencia media aunque al ser un grupo amplio de comensales alguno pudo arrepentirse y encontrarse con demasiada compañía para una tranquila cena de pareja.

El servicio en sala correcto con un servicio de vino básico, no dado a catar al inicio aunque sí relleno de la primera copa (hasta casi desbordar) ni muy pendiente del final de botellas. Ambos vinos de Dominio de Fontana en blanco y tinto, sin nada destacable. Es posible algun camarero puntual para el evento por lo comentado antes.

Cena para 20 comensales con menú pactado previo eligiendo solo los segundos. Lo comido:

. Ensalada con lechuga, endivias, queso de cabra con un lecho de tomate: básica

.. Calamar con relleno de sus patitas, gambitas y verduras: correcto

. Berenjena con relleno de cangrejo de río: lo más original y aplaudido

. Codorniz hecha como ancas de rana: buen de sabor aunque la presentación invitaba poco.

. Solomillo pieza correcta, hecha más de lo pedido pero aguantó, bien de sabor. Otros optaron por ciervo o jabalí y salieon defraudados. Otros por tartar de salmón que no gustó. La opción de bacalao y dorada resistió mejor. La carrillera, chuletitas y el rabo de toro no tuvo adeptos por mi zona.

. Postre: degustación de 3 postres servidos en formato individual y en versión mini: hojladre, tarta fruta y chocolate.  Poco interesantes.

Unos cafés e infusiones. Algunos añadieron algun digestivo.

Una larga caminata hasta el hotel para rebajar lo comido antes de dormir.

4 amantes de la cocina en torno a una mesa en el FIGÓN DEL HUÉCAR. Ubicado en el casco viejo de la ciudad, a un paso de la Catedral, ocupando la antigua casa de Perales. Cocina con el mismo fundamento que la del Mesón Casas Colgadas, de los mismos propietarios, pero con una puesta en escena más contemporánea, más propia del siglo actual, no de la Castilla del siglo XIV. Decoración en tonos blancos, mantelería, cubertería y vajilla de calidad, pero cristalería mejorable. Salón, a dos alturas, con unas amplias cristaleras al fondo, y pequeña terraza, que permiten una espléndida vista de la Hoz del Huécar y del Parador de Turismo, donde estábamos alojados.

Acordamos en erigirnos en “jurado popular” de los platos que íbamos a degustar y otros aspectos de la experiencia, otorgando cada uno puntuaciones individuales y una puesta en común de las impresiones obtenidas, por lo que el resultado final de este comentario es una conclusión de las mismas.

Repaso de la carta con unas cervezas en copas para ir activando los paladares. Platos tradicionales junto a otros más actualizados. Optamos por algunos de los platos más típicos de la cocina conquense, prestos a valorar todos los detalles.

Primer entrante elegido, AJOARRIERO. Servido en plato de porcelana, con pequeñas tostadas industriales (lástima) y algo de perejil. Bien mezclado, buena textura, con un aroma contenido y un sabor en su punto justo. Suave, nada agresivo, perfecto para estómagos delicados, como apuntó uno de los comensales, y con buen regusto final. Puntuación media obtenida: 7,25

Segundo entrante: como no, el más famoso de Cuenca, MORTERUELO. Servido en vajilla de consomé. Ensamblaje de sus componentes bien conseguido, con aroma de especias, algunas difíciles de reconocer. No para uno de los comensales que claramente reconoció la canela, ni para otro, que percibió un aroma cercano a la nuez moscada, pero sin clarificar del todo. Faltaba en resto de especias, por lo que preguntamos: primera respuesta: “sólo pimentón y alcaravea” (éste último era el aroma reconocido como parecido a la nuez moscada) y segunda respuesta: “la alcaravea es un cúmulo (¿?) de varias especias, como canela, clavo,…” (Incierto, pues realmente es una pequeña planta cuyas semillas tienen sabor picante, con aroma a anís). Rebuscando en el recetario tradicional, se cita que lleva pimentón, pimienta, alcaravea, clavo molido y canela al gusto. Cuestión de especias aparte, el plato tuvo un sabor bien equilibrado del hígado de cerdo con las piezas de caza, con un resultado suculento Puntuación media conseguida: 7,50

Estuvimos a punto de repetir otro entrante de ajoarriero, pero volver de un plato caliente a otro frío y ya catado no fue aprobado por el grupo, por lo que nos decidimos por otro muy típico de la mancha: las MIGAS RULERAS. Presentadas en pequeña sartén, con predominio excesivo del chorizo cuyo sabor se significó demasiado sobre el resto de componentes, con un resultado nada equilibrado, pese a la presencia de las uvas. Fue el plato menos valorado: 5,75

A continuación, el plato estrella, COCHINILLO LECHAL: Acompañado de unas sencillas patatas. Punto correcto de horneado. Piezas bien cortadas y presentadas en las que se distingue claramente la textura crujiente de la piel en contraste con la textura tierna de la carne sabrosa y jugosa del interior. Impecable plato. Puntuación media obtenida: 8

Nada de postres; directamente unos cafés y, naturalmente, a saborear un poco de RESOLÍ para la puesta en común de las impresiones obtenidas que, junto con la puntuación del servicio (7,75), completaron las notas.

Respecto a los vinos elegidos, aun cuando su carta contenía referencias de la zona, nos decantamos por un rioja clásico, una botella de MUGA crianza para los entrantes; y otro, no menos clásico, ribera para el cochinillo, un PESQUERA crianza.

La conclusión común final fue la de haber disfrutado de una cocina de ejecución clásica, tradicional, fiel a sus raíces y que respeta las señas de identidad propias e inconfundibles de la cocina conquense. Todo ello en un ambiente y decoración más actual, más amigable para el segmento de clientes al que va dirigido, y a un precio muy competitivo.

  • Comedor y ventanales

    Comedor y ventanales

  • Comedor

    Comedor

  • Figón del Huécar

    Figón del Huécar

Estuve en Cuenca a primeros de Septiembre con un grupo de 6 amigos y esta ciudad es digna de ver.Supero las expectativas con creces.

Nos habian recomendado este restaurante y la verdad que el paisaje que lo rodea y el edificio es impresionante.Tiene diferentes niveles lo que parece que estas en el salon de una casa muy acogedora y con una panoramica maravillosa.

Tomamos unas entradas para compartir,ajo arriero,ensalada perdiz,pulpo gratinado y pedimos 6 segundos distintos y un variado de postres.DELICIOSO!!!!.Los dos vinos que nos recomendaron pusieron la guinda a la cena.Impresionantes las chuletillas al brandy que tome

El servicio cercano ,profesional y amable.Nos hicimos una foto de grupo en su preciosa terraza con toda las hoz iluminada-Memorable!!-

Un autentico oasis de la vida rapida que llevamos

Enclavado muy cerca de la Catedral y situado en la casa de un famoso cantanrte. Existen dos comedores en distintas alturas. El entorno es agradable (sobre todo en la zona de no fumadores) con vbuena separacion de mesas, y aceptable manteleria y vajilla. Mas flojas la cuberteria y la cristaleria.
Comida tipica de la zona bastante floja. Ensalada de quesos aceptable, dorada congelada (no en el precio )y cochinillo cocinado de forma tradicional que no es , desde luego, de los mejores que he tomado.
De postre, surtido de quesos manchegos bastante insipidos.
Carta de vinos tradicional con referencias de la zona mayoritariamente y con referencias (pocas) de otras DO. Precios contenidos. El servicio del vino se limita a descorche y dejar la botella en la mesa.
Con mucho, lo mejor (quizas lo unico bueno) el servicio de sala. Amable, diligente, atento y profesional.
Buen pan y pesimo cafe
El precio es sin vino

El recuerdo que al final me va a perdurar del restaurante es la mala elección y/o situación de la mesa en la que nos ubicaron, máxime cuando quedaron otras mesas libres y que no llegaron a ser ocupadas. Parecíamos la mesa de servicio, ya que a ambos lados nos pusieron dos mesas auxiliares para depositar las bebidas pertenecientes a otras mesas. Al principio "sólo" había una operativa, pero despúes llegaron más comensales a los que pusieron en una mesa contigua a la nuestra y con la que había una escasa separación. Menos mal que nosotros ya estabamos acabando, pero un restaurante así tiene que cuidar mucho más estos detalles. En cuanto a la comida,la calidad es satisfactoria, pero hay algún plato como los huevos de corral que por mucho que lo querían revestir de grandeza o transcedencia no dejan de ser unos huevos fritos con patatas. Eso sí a 15€ la ración.

Restaurante situado muy cerca de la catedral, mirando a la hoz del huecar. Decoración en tonos blanco y pastel con una adecuada y difusa iluminación crean un ambiente calido y agradable. Manteles de hilo blanco impolutos, dan una sensación de limpieza y claridad. El servicio es agradable y atento sin ser empalagoso. La comida buena, la calidad y punto de perfección en los platos quizás justifique el precio. Pedimos ensalada de perdiz salvaje con judias muy correcta, carpaccio de solomillo con salsa arabe, correcto y bien presentado aunque algo escaso. De principal un lomo de lubina, generoso, y muy conseguido su punto así como la guarnición. Y un solomillo de buey con boletus, reconozco mi fallo y por añadido el del restaurante, al mantener en carta un plato de otoño, claramente los boletus son de conserva y dejan que desear en una salsa muy artificial. La carne de calidad y correcta ración en su justo punto. Casi lo mejor fueron los postres donde destaco la mousse de baileys y las texturas de chocolate.

Abundante carta de vinos en denominaciones aunque no en referencias, buen precio. A destacar tb su carta de vinos para postre. precio medio por cabeza: 50 €.

Romantico.

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