Versión gironina de esta gran cadena de establecimientos. Ambientación oscura y barroca, carteles añejos, pasta en recipientes... poco, muy poco original. Ruidoso y con mesas pegadísimas, lo mejor es que te toque una esquinita o algun espacio de la entrada para tener un poco de intimidad. Vinos casi inexistentes (bueno... alguno hay, además de lambruscos y cosas de esas), mejor tomarse una cervecita. Las pizzas están bastante buenas, por lo que se convierte en una opción para fans de ese popular producto italiano (yo me incluyo entre ellos) a buen precio. Lo dicho, para tomarse una buena pizza rápida y una cervecita uno de esos dias que vas con prisa y no sabes donde meterte.