No visitaba Manduca desde su anterior ubicación en la calle Manuel Candela, y desde entonces ya ha llovido. En principio decir que no tiene nada que ver, salvo que mantiene en su carta el steak tartar y algún pescado a la sal. Local irregular, con cierta independencia entre las mesas, si bien alguna de ellas no está demasiado bien ubicada. Empezamos con dos cervezas, mientrás ojeábamos una carta de cocina mediterránea, corta y una selección de vinos también escasa y con predominio de Rioja. La cava que disponen, desde mi punto de vista está infrautilizada, tanto visualmente como por los caldos a los que acoje. Nos inclinamos por un calamar a la plancha con ajetes y un steak tartar para compartir, y acabamos con una lubina a la sal (mínimo dos personas), acompañamos con un Estrecho 2004. Los platos correctos, sin encandilar ni decepcionar. El coperio debe mejorar mucho, así como algún camarero al que le falta profesionalidad. En general un sitio correcto, sin más. Invitación a licores.

Hola a todos:

Estoy un poco cansado, de leer críticas bastante subjetivas y demasiado ácidas, en cuanto a la valoración de ciertos restaurantes, en esta web. Y es que, hay que atender a muchos aspectos y detalles, que van más allá del precio o del trato.

No nos podemos dejar llevar por una impresión equivocada o por un sentimiento de rencor. Por lo que, a muchos de los que leen las opiniones de esta web, les aconsejo que no se dejen influir demasiado, ya que lo mejor es ir a un restaurante y probarlo por uno mismo, y sacar nuestra propia conclusión, y sino estamos seguros, de si será el idóneo, lo mejor es ir a lo seguro, y reservar en algún restaurante al que hayamos ido con anterioridad.

Sin duda, OS ACONSEJO ESTE RESTAURANTE. No es un local de mucho empaque, no es un lujo en su gastronomía, pero se come bastante bien, el clima es agradable, es céntrico y el trato es bastante correcto. Éramos cinco para cenar, y reservamos para las 22:00h de la noche. De entrantes, pedimos, ensalada de queso de cabra, calamar a la plancha, croquetas de bacalao y verduras a la plancha. Sobre todo las croquetas y el calamar a la plancha estaban riquísimos. De plato, pedimos, magret de pato con salsa de higos, pincho de ternera con salsa de roquefort, y steack tartar. Nos gustaron todos los platos, pero sobre todo el steack tartar y el magret de pato. De beber, pedimos un vino tinto de Utiel-Requena de 2004, un "Bilogía", con cuerpo, os lo recomiendo. Este local, tiene aparcamiento gratuito, aunque nosotros por la hora, no nos hizo falta, y aparcamos en el carril bus. La cuenta ascendió a 170€, es decir, a 30€ por persona.

Por último, deciros que no me dedico a la restauración, no soy el dueño de MANDUCA, y que no tengo ningún parentesco con nadie que trabaje en este local, y que por supuesto no soy crítico gastronómico, y que en nigún caso me han pagado por decir lo que he dicho anteriormente.

Espero que os haya servido esta opinión, para futuras visitas.

Gracias. Un saludo.

Un quiero y no puedo. Esperaba más de este Restaurante, en el que había cenado estupendamente en anteriores ocasiones cuando se encontraba en la calle Manuel Candela.
Carta muy corta; nos decidimos por unas almejas con salsa verde que curiosamente sabían a pescado, pero eso si, a 16 € la ración. Decepcionantes los medallones de cordero (rodajas de pierna de cordero, seguramente sacado del imserso), y pasable el Steak Tartar, (pero si lo comparas con el de, por ejemplo, Sangoneterta, desmerece totalmente).
Sala acristalada para la conservación de vinos, (la temperatura que marcaba era 19º), y el Viña Berceo que tomamos, estaba a más.
Exagerado el precio del vino, precio que influye en la puntuación; es normal que se doble el precio de vinos que en tienda cuestan 6 €, pero que te doblen el precio de vinos que cuestan 20 o más, no.
No es de recibo que sirvan el brandy con miedo, escatimando, hay que ser un poco generosos, sobre todo si se cobra 10 € por una copita de 1866.
Demasiado caro para lo que se ofrece.
Existe aparcamiento gratuito para clientes, pero estaría mejor que te lo dijeran al reservar mesa y no al pagar la cuenta.

Como colofón, solicité un cortapuros y, al no disponer del mismo, me sacaron un cuchillo en un plato.
Por último: Al no indicarse la añada en la carta de vinos, el crianza de Viña Berceo era del año 2000, un vino absolutamente decaído, eso si, a 11´95 €.