Restaurante Zacarias en Santander
Restaurante Zacarias
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:

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Precio desde:
60,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
60 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.7
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.3
Comida COMIDA
5.5
Precio medio entorno ENTORNO
4.5
RCP CALIDAD-PRECIO
4.0
Opiniones de Zacarias
OPINIONES
4

La idea era estar en Gijón, pero por cosas del estino no se pudo ir. Allá que despertamos el jueves dia 1 con la intención de localizar un restaurante bueno donde darnos un buen homenaje.

Llamé a todos los clasicos de Santander (Cañadio, Cigaleña, Bombi, Serbal, etc.) y ni uno cogía el telefono. Comenzamos por Bilbao y despues de 15 restaurantes en el que solo Andra Mari nos respondio, para decirnos que estaban cerados, decidimos irnos a disfrutar del maginifico dia que hacia por Santander. Aunque sea en los hoteles del Sardinero nos darán de comer, y si no al chino!!!

Llegada a Santander y directo a Puerto Chico. Veo que el restaurante El Puerto esta abierto. Ya se dónde vamos a comer. Imposible, todo lleno. Vamos para ariba y par abajo, un cafe en Cafeteria Pombo, bromeamos con ir a La Mulata pero ni de coña me ven allí a mí. Paseando vimos que Zacarias estaba abierto, mí compañera había estado una vez y aunque la experiencia no fue muy buena decidimos comer aquí.

Preguntamos por disponibilidad y nos colocan en una mesa de esas que a todos nos molesta sentarnos, pero al estar desplazados del centro ni tan mal.

Ojeamos la carta, a lápiz, y decidimos:

- Tronco de bonito con cebolla pochada. Bueno, no estaba mal para abrir boca.

- Almejas de "aquí" en salsa marinera. Primera sorpresa, la almeja es gallega según mí compañera (que sabe un rato de esto) y nos ponen una bandeja de acero inoxidable con una cazuela idem. Ni destaparon la cazuela, ni supimos realmente como empezar. Abrí la tartera, serví y volví a tapar. Unas almejas normalitas, la salsa no llamaba mucho para mojar.

Nos pusieron un pate de cabracho a modo de aperitivo bastante bueno.

De segundos:

- Elejí solomillo sin más muy muy poco marcado. Los he comido peores, pero también mucho mejores.

- Cocochas a la plancha. Decía estaban buenas. Eran las cocochas sin ningún aliciente en el plato.

Durante los segunods nos pasó una cosa que para mí es la primera vez. Uno de los camareros, nos desplazo la mesa porque sí. Reorganizó todas las mesas de nuestro alrededor (para nada, porque al final lo puso como estaban) y no creas que dijo ni por favor. Aún estamos tratando de averiguarlo...

De postre:
- Doble ración de tarta de queso. De lo mejor de la comida!!

Dos cafes culminaron la comida.

Para beber, esta vez si que me acuerdo. Un Milesemi de Juve Camps a 27€. Estaba muy bueno. En cuestión de cava tiene algo de variedad, en Champagne o Moet o Don perignon (el primero no me va y el segundo me parce excesivo 200€ botella). El estado de la carta era bstate pobre y estaba escrita a lapicero.

Remarco lo del lapicero, porque me imagino que durante ests fechas las "actualicen"...

Para traernos la cuenta y cobrarnos... creo que unos 35 minutos.

El restaurante estaba practicamente leno, tiene dos alturas.

Mal no comimos, pero lo de la mesa, la cuenta y ciertos detalles... Lo siento pero no creo que me vuelva a dejar caer, tengo mejores opciones.

Nuestra visita a Santander fue decepcionante en el aspecto culinario. El menu degustación es pobre, escaso, caro y sin imaginación. Mas nos hubiera valido pedir una simple olla de cocido lebaniego, que nuestros vecinos de mesan saborearon con gozo. Los postres para olvidar.
Han de ponerse las pilas en este restaurante, porque lo que hacen ahora es vivir de la fama que tuvieron en su día.

Prácticamente de acuerdo en todo con el comentario anterior, excepto en lo del piano, me pareció un pelín pesado, y el servicio acorde con el local, a la antigua usanza.

Todo un clásico en Cantabria y Madrid.
El mas Rancio Abolengo en pleno centro de Santander, cocina de mercado con profundas raíces regionales Cantabras y exquisiteces mas que afianzadas en una carta que año a año hace adeptos y seguidores fieles.
Destacar las entradas, los platos típicos cantabros de cuchara, la selección de las materias primas y las tablas o ruedas de quesos.
Destacar también. La omnipresencia del galardonadísimo Zacarias, siempre atento y presente en la sala.
Quizá muy mejorable la bodega y algo demodé la decoración del local que necesita un repasito, aunque no cabe duda que es amplio, cómodo y confortable.
Buena atmósfera bien amenizada con piano en directo, bien el servicio, profesional y atento. Correcto en todo, cristalería, cubertería y vajilla.
Calidad Precio correctos.
Recomendable!

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