Un local que comenzó con el abuelo del actual dueño, su padre y ahora él aunque no parece que vaya a haber mucha continuidad ni a corto plazo.
Muchos años atrás fue local de referencia de celebraciones por parte de nuestra familia. Ahoa ya hacía tiempo desde la última visita.

Mantiene la sensación de cercanía, valencianismo en la decoración y en la carta de comidas y vinos. Apuesta que cuenta con beneplácito ya que la sala estaba llena de mesas de aspecto familiar y habitual con muchos saludos entre distintas mesas.

Mesa para sieta amplia, bien vestida, copas más que correctas, buen cambio de platos y cubiertos. Algún encontronazo en el tema de vinos por desconocimiento de quien recoge la comanda con más voluntad que conocimiento pues casi acabamos con el vino de la casa por preguntar la añada del tinto; además empezamos por blanco y pedimos Enate gewürtztraminer 2-3-4, que luego resultó chardonnay, aunque acabamos tomando ambos que eran del 2016. Un vino tinto para finalizar: El Sequé 2015 que hubo que pedir alguna copa limpia para los que cambiamos de vino; también hubo que pedir copas nuevas para cambiar de uva blanca.
Previamente unas cervezas o claritas. Agua grande x 2.

Para comer elegimos unos entrantes para compartir (2 raciones de cada):
. tomate con bonito: poco de ambas cosas y calidad media.
. alcachofas plancha con salsa de queso aparte: cortadas en finas láminas antes de freir quedando muy crujientes pro rompiendose con facilidad y perdiendo sabor y textura
. calamar rebozado: horrible rebozado más propio de buñuelos pasados de tiempo de fritura.

De principal:
. arroz elegido de forma especial con secreto, setas y aroma de trufa. Magnífico de sabor, punto de cocción, buena ración, buena cantidad de tropezones. Muy recomendable hasta compensar los malos augurios de los entrantes propuestos de viva voz y aceptados sin ver carta.

Postre al centro para compartir que consiste en bandeja. Contenido: bizcocho de chocolate (regular), naranja cortada y fresas (correctos) y muy buena torrija con helado.

Buenos cafés y opción, por cortesía, de chupitos a elegir y nos quedamos con 3 de mistela servidos en curiosos vasitos inclinados algo vintage pero llamativos.

Ubicado en pleno centro de Valencia encontramos este restaurante que lleva abierto desde 1909 y es todo un clásico de la ciudad. A veces el cacumen no nos refresca la mente con estas propuestas más clásicas, pero cuando sale un día con lluvia (lo juro, un día llovió en Valencia) y te apetece tomar un arroz calentito, se enciende la chispa adecuada y te encuentras con Palace Fesol.

El entorno es cálido, agradable, cuesta imaginar desde fuera que este bajo albergue un local tan bonito y acorde a la cocina que se oferta, una cocina valenciana con algunas licencias que busca el producto autóctono y de temporada.

Empezamos con una ensalada muy buena de tomate y ventresca de bonito. A esto es a lo que yo le llamo un plato honesto. Buena calidad del producto y nada más (o nada menos) que lo te encuentras. Por ser producto de temporada con decantamos por unos rebollones y alcachofas a la plancha, una buena idea en esta época porque la calidad es muy buena y un esgarrat (tomate asado y bacalao) servido junto a una mojama muy buena.

Como teníamos dudas entre dos platos de arroz se nos ofreció la posibilidad de hacer una degustación de ambos, así que aceptamos. Probamos un arroz caldoso con pulpo y habas, muy bueno de textura, buen juego de sabores aunque le faltó un fondo más potente que le diera contundencia al plato. El segundo arroz, un meloso de boletus y foie, ya fue otra historia. Buen sabor, potencia, equilibrio y un toque de trufa que acaba de matizar todos los sabores del plato.

Aún nos quedó algo de hueco para probar algunos postres, como la tarta de manzana casera, un brownie y una crema de café. Lo que probé bastante bueno. Ojo, a compartir entre 8, no me vaya a salir nadie diabético del restaurante.

La carta de vinos es correcta, con notable presencia de los vinos de la zona, precios ajustados y buena cristalería. Servicio algo despistado en el tema de los vinos pero siempre complaciente. Bebimos un Enate chadonnay 234 con los entrantes y un Artazuri rosado para los arroces, buscando el equilibrio con ambos, cosa que conseguimos.

Cuando me apetezca un arroz en domingo, mi mente trabajará rápidamente.

Me parece que este arroz típico de Mallorca, típico de zonas rurales, lo elaboran con mucho acierto .
Acompañado de una buena ensalada valenciana, y regado por un buen vino,
puede ser la comida perfecta para un día como el de hoy.

Sigo contando con este restaurante como uno de los clásicos en mi agenda.Los arroces exquisitos en su justo punto , y en especial el arroz muy sabroso de sobrasada, algo que recomiendo.
El all i pebre fantástico, trabadito como debe ser, y por supuesto sus anguilas rebozadas, una escándalo de tiernas, para lo dura que suele ser de textura.
La paella, tal cual, redonda.

Hemos visitado este sitio varias veces y siempre hemos comido muy bien. Los arroces muy buenos especialmente el de bogabante. Recomendable también el hojaldre relleno de cigalas, puerro y foie y la ensalada de vieiras con panceta. Es un local amplio y muy bien atendido con buen servicio de pan ya que te dan diferentes a elegir y tienen el detalle de cambiarte el plato después de cada entrada, pero esos gestos no se ven reflejados al pedir la cuenta como pasa en otros sitios. Si tengo que ponerle un "pero" es en los postres. Tienen variedad, pero se echa de menos alguno un poco más común y es aquí donde puede dispararse la cuenta. Creo que el precio de los postres es desproporcionado.

Palace Fesol es un restaurante con una excelente ubicación cerca de la zona comercial más prestigiosa de la ciudad, disponen de un local amplio y bonito, con techos altos y una atractiva decoración con ladrilla a cara vista. Mesas amplias y bien separadas. Servicio amable y atento, muy profesional. Hacen una cocina de mercado en la que los arroces tiene un notable peso. De todos modos nos salimos un tanto de los arroces convencionales y tomamos un potente arroz meloso de boletus y foie al que además un marcado toque de trufa le daba notable intensidad gustativa y olfativa... vamos algo no recomendable para los que busquen sutileza en un plato. Lo acompañamos de un Pazo de Señorans 2008 que soportó la contundencia del plato sin problemas. De entrantes una ensalada valenciana, unas cocas de titaina y encebollado y unos saquitos de pasta filo con revuelto de verduras. Carta de vinos mejorable y copas aceptables. Bien el café. La próxima vez que alguien me pregunto por un sitio de arroces en el centro... ya se que decir.... ;-)

Restaurante con más de 100 años de interesante historia,por la que se puede uno pasear con una mirada a sus paredes repletas de fotos de artistas, cantantes, humoristas, toreros y famosos del mundo de la farándula, que siempre han encontrado aquí un lugar donde reunirse y disfrutar sin cortapisas del excelente ambiente y comida típica valenciana.
La atención por parte de Paco, el dueño fue un lujo.
Los arroces me sorprendieron por lo caseros y sabrosos.
Pero como todo estaba tan bueno os relato el menú:
-croquetas caseras(pero caseras), ensalada de tomate huertano y gigantescas lascas de ventresca bañadito en su aceite de oliva, calamares frescos con rebozado de bueñuelo, hummmm, hojaldre de foie y almejas,creo, arroz meloso con pulpo y gambas servido en cazuela de hierro negro que se le saltaban la lagrimilla a uno , y por ultimo paella de verduras, exquisito, era como un arroz del señoret con miles de trocitos de todo tipo de verduritas con un sabor impresionante.El postre que pedí ;tarta natural de manzana caliente casera, con grandes pedazos de fruta y una fina base estilo tatín coronado con una bola de helado de vainilla... ayy
Los Vinos: Comenzamos con uno de Hispano Suizas, era el Tamtum, estilo champanoise.Luego un rosado de bobal, Las Cuatro de chozas Carrascal, luego nuestro Vicente Gandia Generacion I, que nos pareció pulidísimo y por ultimo un monastrell principalmente, Ad Gaude. Muy rico, muy madurito.

Servicio de sala amable, local acogedor. Excelentes arroces, carta de vinos aún por mejorar, pero "coperío" adecuado. Un sitio ideal con 100 años de historia donde se respira tradición de cocina mediterránea y buen gusto. Cocina vista y sin cristalera (a pesar de lo cual queda perfectamente aislada de olores y ruidos). Tomamos 3 personas un arroz de pescado y unos entrantes, con Vegalfaro rosado (que acompaño perfectamente) y cafés. Muy rico el arroz. Sensacional, diría yo. Local para visitar y repetir.

Como cliente habitual, este restaurante despues del levantamiento obtenido tras su reforma, creo esta volviendo a decaer, en cuanto al servicio y comida, sobre todo el servicio de sala, ahora siempre tienen mesas, antes o reservabas o podia estar dificil llegar y ser atendido rapidamente, antes había un buen asesoramiento y recomendación,ahora no y en un restaurante que no destaca mas que por su ubicación se tendría que cuidar mucho el servicio. Lo lamento, aunque por mi trabajo, seguiré yendo

El resturante esta situado en el centro de la ciudad y el local se encuentra bien acondicionado, con mesas amplias y sillas comodas.
La comida muy buena, ha destacar el arroz caldo con bogavate.
Carta de vinos interesante.
Buen servicio de camareros.