Celebramos un día especial para nosotros en compañía de Rafa y sus brothers.
Llevamos un Pesquera Janus y un Billecart Rosé servidos con maestría.

Los señores de la cocina se lucieron con un corte de entrecotte estupendo y un revuelto de setas y mollejas muy sabroso. Anteriormente compartimos 3 medias raciones, si, había hambre: una de foie al Px, otra de croquetas y una más de garbanzos con chipirones. Nada que añadir a los comentarios anteriores de la comida. Alejada de los artefactos que tanto atraen a la Guía Michelín, aquí lo que hay es PRODUCTO tradicional, que bien!

Un surtido de postres nos derrotó: ponche toledano, tiramisú, tarta de queso, helado de galleta maría... bufffff, tremendo. El SEÑOR QUE CUENTA CHISTES se sacó de la manga un Olivares Dulce asombrosamente conservado. Las añadas que tengo yo en casa, posteriores, no están igual.

Unas copas y un cigarro hicieron de nuevo que secuestremos a Rafa hasta bien entrada la madrugada. Por cierto, nos enseñó un par de cajones que tiene con cigarros puros perfectamente conservados: sin contemplaciones, Cohíba Espléndido, Montecristo nº 4, Cohíba Robusto, Partagás Pirámides... tonterías las justas.

Más destacable si cabe que el producto, el servidio del vino y el entorno del restaurante, es la cercanía con la que Rafa y sus hermanos te tratan y te hacen sentir como en tu propia casa.

Pagar entre 50 y 60 euros por esto hacen que lo compare con otros establecimientos de precio similar en los que he estado, y con otros comentarios de otros establecimientos donde no he estado que tienen un precio muy superior, y francamente, considero que aquí obtengo una RCP demoledora. De ahí que mi puntuación sea lá máxima posible. La vida puede ser maravillosa.

Vuelta a este restaurante después de un par de años y con curiosidad por ver como había evolucionado, más después de alguna opinión en verema.

no os parece que hay sitios donde sabes que todo va a ir bien desde que te cogen la reserva? pues este es uno de ellos.

Ibamos con un bebe y tuvieron el detalle de ofrecernos el reservado para estar más tranquilos y también supongo para no molestar al resto de mesas. Buen comienzo.

Recibimiento y trato impecable. Servicio profesional y cercano. Después de comer, nos quedamos de charleta hasta que la niña dijo que quería volver a Madrid :-) Lo que se puede aprender de vinos y restaurantes en un rato jajaja. Muchas Gracias Rafa.

Eramos cuatro y nos decidimos por un menú de temporada: aperitivo, tres primeros, segundo, postre y café. Con el vino incluido. Rafa nos ofreció un tinto manchego, no recuerdo el nombre pero cumplió. Más un plato fuera de carta: el foie.

- el aperitivo fue un pincho, más bien pinchazo, de tortilla. Bueno.

- ensalada
- plato de embutido, lomo bellota y queso manchego. Qué queso¡¡¡¡¡
- garbanzos con chipirones. Rico.

- tomamos varios segundos, merluza, bacalao al pil pil y entrecot. Nadie se quejó y el bacalao estaba espectacular.

- tarta de queso con helado. No pudimos acabar ninguno. Mucha comida.

rematamos con café y licores.

Volveremos en la próxima visita a Toledo.

Celebramos un cumpleaños el pasado sábado, esta vez a la hora de comer.
Entrantes: el foie al px, perfecto, el revuelto de mollejas y setas, muy sabroso, los garbanzos con chipirones, deliciosos, y las cremosas croquetas. Nos obsequiaron con unas coquinas muy ricas.
De segundos probamos dos solomillos perfectamente servidos, dos estupendos cortes de merluza con almejas y gambas, y el rabo de toro, tremendo.
De postre una rica tarta.
Vinos: Hermanos Lurton cuesta de oro fermentado en barrica, San Román magnum 2005, Pedro Ximénez NOE muy viejo envejecido 30 años.
Unos cafés y unas copas acompañadas de un cigarro palmero hicieron que retuviéramos a Rafa hasta bien entrada la tarde.
El servicio como siempre mezcla la profesionalidad con la cercanía: visitar a Rafa y compañía es siempre un placer.

Es la primera vez que nos ocurre que un local bien puntuado por Verema nos parece absolutamente calificado en exceso.
As de espadas no es más que una carísima casa de comidas, con una vajilla que pese a ser de La Ola, está desgastada, muy usada, y que crea una gran diferencia entre lo que hay en el plato y lo emplatado.
Carta de vinos basada en productos españoles, pero con precios bastante inflados. No recordamos ningún vino que bajase de los 24€, cosa un poco descabellada.
De igual forma que no se pued cobrar una botella de agua a 5€, Solan de Cabras, 3€ las infusiones, y 3€ por persona por un pincho de tortilla para la mesa y unos prefabricados bombones.
Comida insípida que está anclada en el tiempo. Raciones grandes, es cierto, pero con precios muy subidos.
Experiencia fallida. Muy fallida.
Servicio algo distante.

Son bastantes los restaurantes visitados tras la recomendaciones de foreros referencia...para mi, la mejor de la utilidades de esta plataforma tan amena y pedagógica. No obstante, este caso ha sido muy especial; viajaba a Ugena (Toledo) para visitar a unos clientes, y decidí escapar un par de días más a la maravillosa ciudad de Toledo. Recordé el mítico cruce de valoraciones (siempre respetuosas) que se vertían sobre éste restaurante, por lo que me puse manos a la obra. Efectué mi reserva un día antes, mientras daba tono tenía un sentimiento contradictorio (sería tan mágico como expresaban ramico, PacodeMadrid, etc... o me tendría que alinear con las entradas más críticas de otros foreros???) No me lo cogieron. La cosa empezaba mal,,cuando aún no tenía clara la alternativa me llamó un teléfono desconocido. Era el famoso Rafa (tan mencionado en las valoraciones) no le dí tiempo y llamó para disculparse. Me presenté, le dije que íbamos desde Gandia, que nos encantaría disponer de una reserva. Se ofreció gustoso, con una simpatía nada frecuente, y nos recomendó varias opciones de aparcamiento. Un gustazo, sin ningún problema y una primera impresión prometedora.
Llegamos a la hora pactada... Restaurante precioso y acogedor. Amplio, de esos que dan paz. Nos reciben en la puerta, muy correctos, y nos acompañan hasta la mesa. Entonces aparece Rafa, nos presentamos y empieza lo verdaderamente mágico del lugar. Descubres a un personaje "joven", de esos que disfruta muchiiisimo de su trabajo, que se pone a tu disposición sin dejar que el estado de ánimo, el tiempo ni la época lo condicione. Un placer, tanto mi pareja como yo nos pusimos en sus manos. La comida tuvo momentos espectaculares, el maridaje estuvo repleto de profesionalidad y buen gusto.
7 platos, 6 caldos, 2 PX y Gins excelentemente servidos. Una tarde inolvidable. Nos quedamos hasta las 19:30, con la impresión de haber hecho un nuevo amigo. Soy de los que piensa que la hostelería va de esto, de buena comida, buena bebida y el mejor de los acompañamientos posibles. Tuvimos suerte? no lo se, lo único que tengo claro es que volveré encantado y que tanto Rafa como su equipo merecen mi primer 10. UN VERDADERO PLACER.

Hacia tiempo que no habíamos vuelto, al tanto y atento como siempre RAFA un lujo de la hostelería, dejamos las entradas a su elección y elegimos los segundos.
Raciones independientes de Ensalada de tomate con ventresca en aceite hecha por ellos, unas gloriosas cocochas en salsa verde y un arroz en su punto. Segundos, rabo de toro, chuletillas de cordero y una exquisita perdiz con su punto justo de vinagre, cebollita y bien de salsita, por lo que es aconsejable proveerse bien de pan.
Con los vinos también aconsejados por Rara, tomamos un blanco K-naia; un viña Sardonya del 2004 y con los postres juraría que era un pansal de calás, un tinto de montsant con mucha garnacha que no recuerdo el nombre con seguridad, una gozada.
Unos postres al centro, delicioso el helado de galletas María.
Los inevitables Gin y una grandiosa velada charlando con Rafa, obligándolo casi a empalmar comidas con cenas, esperamos que nos perdone.
Invito una persona de nuestro grupo que no quiere decir lo que costo.

Tenía muchas ganar de ir a este restaurante debido a la mayoría de buenos comentarios que había leído pero fue bastante desilusionante, esperaba mucho más para lo que se le supone.
Había reservado una mesa para dos el Viernes día 25 de Abril por la noche coincidiendo con nuestro fin de semana en Toledo. Llegamos a las 22:00 y la primera sorpresa es que estaban fregando la sala que hay al entrar a mano izquierda!!!! Nos condujeron a la sala que hay en el interior y no había nadie, estabamos solos, un Viernes a las diez de la noche, lo cuál nos sorprendíó bastante debido a la supuesta fama del restaurante. Lo más alucinante es que en toda la noche no fué nadie más a cenar, es la primera vez que me pasa en mi vida, cenar sólos en un restaurante y un Viernes por la noche.
Bueno, entrando ya en la comida, tomamos de primero una tempura de verduras con jamon de pato muy normalita, la verdura no estaba crujiente, estaba un poco blanda y de primero también un revuelto de morcilla con patatas y huevo que no estaba mal. De segundos tomamos un solomillo de ternera que estaba bastante bueno y una perdiz estofada un poco seca. Postre no tomamos y nos tomamos dos cafés. De beber tomamos un par de cervezas, una botella de agua y yo dos copas de vino, un finca la antigua blanco y un tinto que no recuerdo, ambos estaban muy bien de temperatura y servidos en buenas copas.
En resumen, relación calidad precio decepcionante (tres euros por cada cortado y seis euros por cada copa de vino) y algunos detalles muy malos como que apagaron la luz de la cocina antes de que nos hubieramos marchado y con el café no te pusieran nada y más al precio al que lo cobran

Nueva visita, esta vez si reserva previa, con tiempo y sin prisa, buen recibimiento inicial por parte de Rafa uno de los tres hermanos que regentan el local.

La sala estaba tranquila por las fechas decoración moderna y funcional, con una aceptable separación entre mesas, correcta mantelería, acertada vajilla y perfecta cristalería.

A destacar el servicio profesional, personal y atento tanto a la hora de la elección del menú como para elegir el vino.

La carta cumple sobrada con las apetencias de cualquier gourmet, donde sobresale la calidad de su materia prima con incursión a la innovación.
De inicio el aperitivo y la afamada tortilla de patata, jugosa y un poco cruda perfecta para mi paladar.

De primero: media ensalada de tomate con atún, condimentada de pecado te hace mojar al final (peligro).
De plato principal tome, unas mas que generosas Cocochas de merluza, de tamaño considerable, por lo que pedí que fueran rebozadas, este plato para mi es un autentico placer.

Postres unos bombones rellenos de chocolate “negro” (por tema dieta) y un postre típico de Toledo.

La carta de vinos corta, pero con las necesidades mas que cumplidas y sobradas para satisfacer al mas exigente.
La elección fue un Blanco de Vallegarcia Viognier 2006, aqui rafa lo bordaste y varios moscateles Malagueños de Ordoñez, creo recordar que fueron el Torques y el Selección especial nº1

Espero que esta información personal sirva de ayuda

Extrañado por algunos comentarios, por cierto, absolutamente respetables todos, fui a comprobar si El As de Toledo estaba sufriendo un bajón, si la crisis había llegado a los fogones de este santuario, si en la bodega de Rafa se estaban picanddo los caldos...

Llevamos nosotros los vinos: un Billecart Salmón Rosé y un Pesquera Gran Reserva. Ya me gustaría que hubiera algún restaurante donde me dejaran llevar mis propios vinos, y me los sirvieran con cariño, sin rencor, con maestría.

Poco que decir de la comida: tortilla de aperitivo, muy rica, foie al PX, como siempre, croquetas asquerosamente deliciosas, perdiz, buenísima, y un plato nuevo, un cochinillo confitado, que según mi compañera de pitanza estaba buenísimo.

Postre, un tiramisú para compartir, muy bueno. Café con hielo y un par de Brugal Extra Viejo. Le compré a Rafa un magnum a precio irrisorio.

Precio: 100 euros. (Sin el vino, que lo llevé yo y contando el magnum que me llevé).
RCP buenísima, con lo que comimos, con como nos atendieron y por como nos lo pasamos.

Que ganas tengo de volver.

La vida puede ser maravillosa.

Restaurante con dos salones diferenciados, uno a la entrada con mesas
más en el paso de la entrada y la cocina y otro más tranquilo en este
aspecto. En general el restaurante tiene una insonorización con el exterior
digna de mención. Las mesas, con separación suficiente entre ellas, son
espaciosas e impecablemente vestidas.

Claramente la cocina de este restaurante no pretende emocionar con técnicas
novedosas, pero consigue muy sobradamente satisfacer con una cocina de
mercado basada en excelente materia prima y de ejecución honesta.

Empezamos con unas cocochas en salsa verde exquisitas, un foie a la plancha
que no por ya muy conocido dejaba de estar soberbio, y finalizamos con unos
garbanzos con calamares que para mi resultaron algo sabrosos, pero que a
otros compañeros de mesa les encanto ese punto.

De segundo optamos por lubina salvaje, muy buena y por media perdiz, esta
última excelente.

El vino lo llevamos nosotros, al hacer la reserva lo propusimos y Rafael
accedió muy amablemente a nuestra propuesta, aunque vimos que la carta
tiene referencias suficientes y variadas, el servicio de vino está a gran
altura, copas adecuadas, temperatura de servicio y aireación si es
necesario de los vinos.

A los postres solo pudimos hacer hueco para un sorbete de limón muy
conseguido en cuanto a cremosidad y unos petit fours con el café, de los
que resalto el mazapán, y eso que a mi no me gusta mucho.

El servicio de sala y de vino a cargo de Rafael Torres es atento, muy
cordial y cercano.

Aconsejo utilizar el parking de la estación de AVE, esta muy cerca

Un restaurante claramente recomendable, con una RCP adecuada al tipo de
entorno y cocina ofrecido.