Este moderno restaurante un poco alejado del centro de Montreal se trata de un local moderno, a medio camino entre el restaurante de moda neoyorquino y el bistró francés.

Es un local de estilo muy moderno, industrial, y muy oscuro. El servicio es bastante agradable.

La comida también cumple esos parámetros.

En la carta encontramos preparaciones de estilo francés moderno con productos típicos canadienses como la trucha ártica, el bisonte, calabaza y otros pescados de lago o verduras y frutas del bosque típicos. Con un estilo medio escandinavo, medio bistró francés, como decíamos.

Nosotros, aprovechando que justo estábamos ahí uno de los días que hacen un menú degustación especial con acompañamiento (hacen uno cada mes, el nuestro se llama Air y consta de 5 platos con sus acompañamientos líquidos).

Nuestro menú consistió en lo siguiente:

- Mini souflé de queso "au pied de vent" y jerky (carne seca) de liebre.

Para acompañarlo nos pusieron un negroni blanco con ginebra, vermouth y genciana.

El plato estaba rico, como un pastelito de queso, con el toque más sápido de la liebre seca tipo cecina. El cocktail sorprendentemente acompañaba bien aunque yo no sea de beber alcoholes fuertes comiendo. Dominanba la genciana pero hacía buen contrapunto.

- Ala de raya, sabayon de vieiras secas, hierbas salvajes, huevas de pez volador.

Muy bueno. Textura de la raya, sabor, matices. Un gran plato. Para acompañar un sorprendente macabeo espumoso de la Mancha (Lobetia, Dominio de Punctum) que yo no conocía. Con matices calcáreos y rico.

- "Pet de nonne", especie de buñuelo, mousse de maiz, "peameal bacon casero". No sé como traducir esto, es una especie de lomo, sin ahumar, más magro; caramelo a la cerveza negra y salvia frita.

Platazo también, un montón de contraste entre el maiz y la carne, con el dulzor del caramelo. Para comerse seis peditos de monja de esos. Para acompañarlo un vino francés, de Languedoc, Ombre et Soleil 2012. Garnacha gris y blanca, supongo que con hollejos pues es bastante rosa. Supongo que también bastante natural, muy bueno.

- Pato laqueado al saúco, muselina de patatas, verduras de temporada.

El plato del día. En lugar de pequeños platitos como los anteriores, este es un señor plato. Muy buenas tajadas de pato laqueado, servido aparte para los dos y en cada plato personal la muselina de patata y una serie de verduritas al dente. El pato está increíble de punto y de sabor y las verduras también. Sobresaliente.

Para acompañarlo otro sorprendente vino español que no conocía. Un espumoso rosado de Bullas! Monastrell. Viña Enebro. No estaba mal.

- Isla flotante, pastel de miel, crema inglesa al trébol de olor.

Para acompañar un martini "nuboso" de café, vodka y azúcar. Como a mí no me gusta el café pedí si me lo podían cambiar y lo hicieron gustosos por otro cocktail que no recuerdo.

El resultado bastante bueno en general. El precio son 100 dólares canadienses, unos 70 euros que es un precio aceptable. El problema es que son precios sin impuestos ni propinas (que aquí son severas) por lo que sumando un vino más para el pato (otro rosado de Bullas, que estaba rico) la cosa salió a más de 110 euros por persona. Un precio severo, para lo que es, pero normal en una ciudad como Montreal.