Segunda visita a La Boscana, unos seis meses después de la primera, que confirma mi convencimiento que se trata de un gran restaurante, con Joel Castanyé al frente,

En esta ocasión acudimos al mediodía, lo que permitió ver con más detalle la magnífica finca donde está situado el restaurante, como describí en mi anterior comentario.

A la llegada, atención rápida por parte del equipo, para confirmar las limitaciones que habíamos comentado al hacer la reserva por parte de algunos comensales.

Comentaré el menú base pero todas las limitaciones, que fueron varias, fueron resueltas de manera admirable.

La bienvenida (sidra y milhojas de manzana) y los snacks (cóctel de pera, burrata de almendra, sobrasada artesana, pan con tomate y “nuestro embutido”) fueron servidos en el jardín en una mesa para nosotros y preparados al momento algunos de ellos.

Comentar por su excelencia y originalidad el milhojas de manzana, la burrata de almendra y “nuestro embutido” parecido a un “bull” pero elaborado con caqui, una pasada.

Ya en el comedor, con mesas muy bien separadas y vestidas, amplio equipo de sala, mayoritariamente joven, perfectamente preparados, preguntaron por las aguas y vinos. Estos atendidos por la sumiller que nos propuso, según nuestras preferencias, un blanco Finca Racons 2018 de Tomás Cusiné, Costers del Segre, 100% macabeo, crianza de 8 meses en barrica de roble francés. Al ser 6 comensales solicitamos, al terminarlo, un segundo blanco. En este caso un Dido 2021 de Venus la Universal, Montsant, con las variedades macabeo, garnatxa blanca y xarel.lo. Ambos nos gustaron mucho, sobre todo el Dido.

Seguimos con el menú compuesto por: kiwi y guisantes, espárragos blancos y erizos de mar, coliflor y caviar, zanahoria y navajas, tartaleta de manzana y cerdo, lubina con “suquet” de pescado, cabrito al vino negro.

La presencia de la fruta y sus combinaciones diversas es el sello de identidad de este restaurante. Todos los platos a gran altura de técnica y sabor, pero me quedaría con el kiwi y guisantes, la coliflor y caviar y la tartaleta de manzana y cerdo.

Para finalizar, unos postres originalísimos, manzana fresca, secuencia del huerto: berenjena y café finalizando con una gran propuesta, cebolla, cream y maíz que me entusiasmó por su sabor y presentación.

Al finalizar nos saludó Joel Castanyé, muy cercano, que nos explicó la elaboración de algunos platos, la investigación de nuevas propuestas que hacen en los meses que el restaurante está cerrado, la presencia de la fruta y como gestionan el equipo para dar tan alto nivel de servicio.

Muy recomendable con una relación calidad precio inmejorable.

Adjunto el resto de fotos

Hace unos meses leí una entrevista a Joel Castanyer, cocinero y copropietario de La Boscana. Me gustó lo que explicaba y me atrajo esta cocina donde la fruta dispone de un importante protagonismo.

Y este fin de semana tuvimos el placer de sentarnos en su mesa y confirmar las impresiones previas.

De entrada decir que La Boscana ocupa una finca impresionante a pocos kilómetros de Lleida. Impresionante en cuanto extensión, jardines, árboles frutales, pabellón para celebraciones, edificio del restaurante y la casa de los antiguos propietarios donde se pueden celebrar algunas actividades y disponen de unas lujosas habitaciones.

Al llegar nos atendieron rápidamente recogiéndonos en el aparcamiento y para llevarnos hasta el restaurante (que ocupa la antigua cuadra de caballos), vale la pena decir, que me gustó mucho su puesta en escena, que predispone a una excelente comida.

Comedor sólo con 8 mesas, muy bien separadas, con una estética e iluminación muy cuidada y paredes de vidrio que permiten una magnífica vista de los jardines.

Servicio de sala numeroso, joven, muy cercano y profesional, con excelente coordinación sirviendo y retirando los platos.

En la carta 2 menús y, al ser cena, nos quedamos con el corto.

Citaré las diferentes propuestas y al final comentaré las que me gustaron más.

Para empezar unos snacks como burrata de almendra, nuestro embutido (caqui), pan con tomate, sobrasada artesana, milhojas de manzana con espuma de queso La Clua de Montsec.

Seguimos con la Calabaza con cabello de ángel, Cóctel de gambas, Duo de trucha de río, Infusión de boletus con yema de huevo ahumado, Tartaleta de cerdo y manzana, Bacalao con café paris y Cordero lechal al vino tinto.

Al comentar que estábamos justitos de hambre nos cambiaron uno de los primeros postres sirviendo un zumo de manzana con menta y apio seguido de higo con mató, con frambuesas y pasificada.

Y con los cafés una versión muy original de la Coca de anís.

Me gustaron mucho el milhojas del snack, la calabaza con cabello de ángel, el cóctel de gambas, los boletus con huevo y el cordero lechal. De los postres, el higo pasificado.

La sommelier nos recomendó un blanco, Finca Rincones de Tomás Cusiné (macabeo de viñas viejas) que acompañó muy bien y nos gustó.

En la entrada y salida tuvimos la ocasión de hablar con Joel Castanyer, muy cercano, que nos explicó la historia de La Boscana, los rasgos más importantes de la filosofía del restaurante, el encaje del salado con las frutas y los tiempos que dedican a la experimentación de nuevas propuestas.

Para finalizar nos propuso una visita a las instalaciones, pabellón de banquetes (excepcionalmente preparado para una boda al día siguiente) y la casa de la finca.

Resumiendo, una cena de mucho nivel, en un entorno privilegiado y atendidos por un equipo muy profesional. Con ganas de volver un mediodía y proponer el menú largo.

Una recomendación segura, no os la perdáis.