Restaurante La Chusquery en Madrid
Restaurante La Chusquery
País:
España
Provincia:
Localidad:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
27 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.5
Ceviche de corvina
Tataki de pez mantequilla
Bao de cordero
Opiniones de La Chusquery
OPINIONES
3

Poco más a lo ya comentado. Agradable lugar para comer o cenar, con platos apetecibles y que están ricos, quizás todos por la muy trillada ya línea asiático-peruana, pero bueno.

A diferencia de Jose a mí si me gustó el curry rojo de carrillera, aunque picaba poco. No sé si lo han mejorado desde que estuvo él o yo tengo el listón más bajo. Tampoco estuvo mal un bacalao en tempura con yuzu y un tiradito de vieira y mejillones. Las medias raciones son abundantes.

Y pasamos al vino, un lugar como este, con ciertas pretensiones culinarias y ganas de sorprender debería cuidar más este apartado, no me vale el Rioja, Ribera, Verdejo, Albariño que se escucha como soniquete en todas partes. Ellos pensarán que es lo que la gente quiere, pero si "la gente" se atreve a experimentar con currys, ceviches, yuzus y kimchis digo yo que también querrá salirse de lo más trillado. La lista de vinos, además de escasa y poco sugerente, está algo cara. Al menos tienen unas pocas cervezas artesanas, eso sí, en botellas y a casi 5 euros.

Por otra parte, lo de siempre con el agua. Pedimos una jarra de agua y nos miran como si hubiésemos pedido chuleta de unicornio, y nos traen una botella de agua mineral. Si no me cobran la luz, el gas de la cocina, las servilletas o las sillas (que entiendo ya repercuten en los precios) por qué me tienen que cobrar el agua? O si pido una jarra de agua y miserablemente opinas que hay que cobrarla, cóbramela pero no me traigas agua mineral que yo he pedido.

Pero en general, bien, no sé si repetiré pero es un sitio agradable para comer por esa zona.

Con vaivenes, pero se come bien. Los que leen esto desde un dispositivo móvil, que desconecten, que la tarifa de datos está muy cara. Las personas de bien, que leemos con el trasero en una silla, continuamos.

Ooooigan, otro de esos restaurantes-bares-bares-restaurantes que proliferan ahora por los madriles como setas en otoño (en un otoño decente, no como el último). Carta con la habitual mezcolanza de cocina. Ciertamente me parece que esto no es que esté aquí de paso; está para quedarse, y llegará a constituir un buen número de platos tradicionales. Afortunadamente. Me despisto. Vamos a lo que vamos.

Casi todos los platos los sirven por medias raciones, pero estas medias raciones son muy generosas. De verdad de la buena.

He comenzado con una ensalada de caballa con un toque ahumado. Muy bien aderezada, con algún toque en un lado con una salsita picante. Muy buena de verdad. Para repetir. Tenía un "pero", desde mi siempre inmodesta opinión. Forma parte del plato un tomate que, por lo narrado, lleva una cocción moderadamente compleja. Llega pelado y templado. Sin embargo creo que su forma de presentación es inadecuada para el conjunto del plato, ya que al partirlo expulsa sus naturales aguas y semillas y rompe totalmente la estética y, sobre todo, el sabor del plato. Esto mismo lo ponen en "pétalos", por ejemplo, y les doy un beso.

Sigo con una molleja con setas. Riquísima. También para comerse un par de platos. Aquí el "pero" llega por la salsa con la que se acompaña en el plato. En exceso dulzona. Esto no es un problema, desde luego, es sólo gusto mío; y al ponerlo en gotas de distinto calibre en el lateral si no te gusta, ¡pues no mojes Nicomedes! ;-)

Y termino con una decepción en el plato que menos me lo esperaba: Carrilleras de cerdo en curry rojo y arroz con coco. Decepcionante. Cada elemento por su lado, sin ligazón alguna. No es plan ponerme a hacer sangre con el asunto. Es un plato que requiere revisión en todos sus elementos y en su presentación.
Me sabe mal haber finalizado con esta decepción, pero sería muy injusto juzgarles sólo por esto último y no por el conjunto. He comido muy bien y los dos primeros platos estaban para repetir pese a algún detalle.

Vamos con la bebienda. Tienen vinos por copas, pero echando un ojo la pizarra no me apetecían lo más mínimo. Dos o tres blancos, idem tintos. No me sonaban de nada y el asunto iba de a 3 EUR la copa. No me apetecía ni chispa andar de experimentos. Un botellín sin alcohol y agüita fresquita y ale. Empiezo a preocuparme. Cada vez más en estas lides acabo con el Sr. Mahou sin alcohol :-/

Cesta de un pan bastante razonable a 2 EUR y aperitivo de aceitunas (que no cobran).

El servicio es majo, pero algo aturullado. Más aun cuando han llenado el local. Transmiten mensajes distintos. Unos cantan los fuera de carta, otros no. Unos te cuentan el plato que te acaban de servir con todo detalle, otros no. Unos corren como si estuvieran en zona de guerra, a otros les ves pasar como en la moviola (low-motion para los de la LOGSE).

Pese a algunos detalles y el coscorrón contra la pared de las carrilleras, volvería a comer allí.

P.S. Del nombre del restaurante ya si eso hablamos otro día...

Buena experiencia en LA CHUSKERY, local de reciente apertura en pleno Madrid de los Austrias, en la calle Mancebos entre la Plaza de los Carros y la de la Paja. Local de esquina, decorado en plan taberna castiza, con grandes ventanales. En la entrada una barra con cuatro o cinco mesas altas, y un comedorcito con otras diez mesas, aparte de otras tantas en la terraza de la calle peatonal en la que está situado.

Carta breve, a base de raciones pensadas para compartir. Cocina de fusión con toques orientales, con bastantes referencias fuera de carta que anuncian en una enorme pizarra.

Domingo a mediodía y el local lleno. Tuvimos la suerte de que se quedó libre una mesa alta al lado de una ventana y allí nos hicimos fuertes. Nos atendió uno de los socios y nos dejamos recomendar, pedimos:

Unos “baos”, los bocadillos chinos de pan al vapor, uno de panceta con salsa hoisin, y otro de cordero, guisado en una salsa de leche de coco y cacahuete ligeramente picante, del que tuvimos que pedir otro más porque nos supo a poco.

Media ración de tataki de pez mantequilla, servido en una bandeja plana con diferentes tipos de salsa, de más a menos picante, en el que la gracia era ir mojando trocitos de pescado en las diferentes salsas o combinarlas. Un plato redondo, el pescado estaba muy bueno y las salsas le iban de vicio.

Media de ceviche de corvina, servido con cebolla morada, puré de batata, aguacate y maíz tostado. Suave y refrescante.

Terminamos con una de morcilla de burgos frita con una salsa de chile dulce tailandesa. Muy sabrosa la morcilla de arroz, y acertada la combinación con la salsa.

Acompañamos el condumio con una botella de “7 fuentes”, el tinto tinerfeño, servido fresquito, que entró de maravilla.

Estuvimos a gusto y muy bien atendidos, cadencia adecuada y con explicación de los platos. La cuenta ascendió a 52,50 euros, que nos pareció una buena relación calidad-precio. Nos fuimos deseando volver para probar más cosas.

  • Ceviche de corvina

    Ceviche de corvina

  • Tataki de pez mantequilla

    Tataki de pez mantequilla

  • Bao de cordero

    Bao de cordero

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