Absolutamente encantador

Prefacio. Acababa de salir satisfecho de Armando al Pantheon e iba ilusionado con mi helado de Della Palma cuando se iniciaba la segunda fase del tortuoso día de compras, sabiendo, no obstante, que el mismo -por el itinerario a seguir- me iba a dejar, una vez más, momentos inolvidables.

Así pudimos contemplar, de nuevo, el encantador elefantino de Bernini sito en Piazza della Minerva, o la magnífica fuente de los cuatro ríos de este mismo autor ubicado en la monumental (salvo en lo gastronómico) Piazza Navona para, tras cruzar el corso Vittorio Enmanuelle, llegarnos al siempre populoso y simpático Campo de Fiori con el objeto de transitar -una vez más- la vía dei giubbonari, en la cual, apúntelo, se encuentra ROSCIOLI (otro de los “clásicos” de la gastronomía Romana). De ahí -y previa visita a la Chiesa del Gesù-, encaminamos nuestros pasos hacía la Piazza Venezia al objeto de intentar encontrar mesa disponible en la mini-terraza del Café Brasile -cosa que logramos- a fin de tomar el aperitivo previo a la cena. El Spritz y la caña de cerveza, acompañados de un pequeño cuenco de patatas fritas de bolsa, no salieron baratos (16 euros) pero… 1) ni siempre se tiene la oportunidad de contemplar, en todo su esplendor, el monumento a Vittorio Enmanuelle; ni 2) se puede observar la deliciosa locura de la urbe romana, la cual nos permite comprobar cuán razón tenían Asterix y Obelix cuando afirmaban, llevándose la mano a la sien, que “están locos estos romanos”.

Y de ahí, siguiendo de nuevo la Vía del Corso, nos acercamos al restaurante a comentar.

Entorno: El mismo se encuentra en la Via di Ripetta, una de las tres arterias de la Piazza del Popolo, y muy cercana a esta última, lo cual significa que céntrico, sin duda, lo es, aunque la mencionada Via no sea, precisamente, un prodigio de belleza. Otra cosa es el interior: íntimo, iluminación suficiente, pero justa, pensando más en una cena -como ahora les explicaré- que en una comida. Lugar con diversos espacios, en donde se van distribuyendo las mesas, bien vestidas. Quizá un tanto juntos de separación, pero suficiente. Buena ambientación. Muy Limpio. Casi les diría -una vez visto- que es el típico sitio a donde llevarías a la persona a la que quieres enamorar.

Servicio y servicio del vino: Les cuento, porque aquí hay tela. Lo primero, reserven por internet, pues con ello les hacen, automáticamente, un descuento del 10% (lo pone en la página web que les he dejado arriba). Lo segundo: sólo dan cenas. Y lo tercero, que el día que hagan la reserva (yo la hice el 30 de marzo) no coincida, en número, con el día en que vayan a ir (en mi caso, el 30 de abril), porque igual se hacen el lío como se lo hicieron conmigo en el caso expuesto. Tras una pequeño intercambio de opiniones, y tras ver la hoja con la confirmación de la reserva -desde hace tiempo me las llevo siempre-, me dieron la razón y procedieron a resolver la cuestión como procede: disculpándose y ofreciéndome el mejor sitios del local: un pequeño reservado cuadricular para 4 pax máximo que era un auténtico encanto (si se meten en la web lo podrán ver). Con lo cual, profesionalidad a tope.

Ello se confirmó en la atención: carta de comanda y de vinos presentada de inmediato, ofrecimiento de agua y a disfrutar. El tiempo que tardo el primer plato fue, quizá, un tanto excesivo (era sábado y el local, para una 60 pax., a reventar). No importó, pues allí cenan pronto y prisa no había. El resto de la comida todo se desarrolló como es debido, en el marco antes indicado y con la presencia de una buena vajilla -moderna-, coperío y cubertería. Manteles que no cubren toda la mesa, en tono rojizo, como las servilletas.

En cuanto al vino, posiblemente sea la mejor carta de vinos que he visto en Roma. De todas las denominaciones italianas, tanto en blancos como en tintos, perfectamente delimitada en función de la “estructura” del vino: ligera, media o corpulenta. Y, desde luego, de los que conocía de la misma, les puedo asegurar que estaban colocados en donde correspondían. Por supuesto estaban todos o casi todos los grandes.

En cuanto a los precios, los vinos estaban aproximadamente a un x2/2,5 de su precio habitual en los que me dio tiempo a consultar. La opción elegida fue un Le Volte dell’ornellaia, un vino que, por cierto -y en estos comentarios no suelo hablar de esto-, les diré que me causo la misma sensación que, en su día, el Viñas de Gaín. Ojo, no por que ambos se parezcan, sino por esa sensación altamente positiva que te produce que el vino base de una determinada casa tenga una calidad más que apreciable al precio por el que habitualmente se vende (lo tiene a 15 en vinissimus, por si quieren acercarse al mismo).

En definitiva, buena materia prima en este aspecto que, sin embargo, choca con un defecto que no es ni la primera ni la segunda vez que me pasa en Roma (y las que te rondaré, morena): la temperatura de servicio del vino es, casi siempre, elevada en 2/3 grados mínimo. Se lo indique a la camarera que nos atendió -muy agradable- y el vino fue al frigorífico … ay, con lo fácil -y bonito- que hubiera sido la correspondiente cubitera con agua y hielos).

Comida: Les diré, lo primero, que es un restaurante especializado en trufa. Tienen dos menús específicos sobre el tema: uno de trufa negra y otro de la blanca del Piamonte. No recuerdo bien los precios, pero creo recordar que oscilaban entre 75. e (negra) y 100/110 (blanca). Así que ya saben los amantes de la misma, pero yo ya venía con la misma puesta de Armando al Pantheon, con lo cual, optamos por la carta.

Tienen, a este respecto, buena variedad de antipasti, las consabidas pastas y pescados. Buena variedad de postres. Como de lo segundo íbamos servidos, nos centramos en los antipasti y en el pescado.

La cena vino precedida por un aperitivo de la casa, consistente en un pimiento rebozado relleno de una especie de brandada de bacalao, sobre una base de tomate con un sabroso especiado. Rico.

En cuanto a los antipasti, a compartir, fueron los siguientes:

1) Un combinado de frito de bacalao, flores de calabacín y pulpo a la brasa. Muy bien presentado en pequeños cuencos de cristal, situados, a su vez, sobre una plato/base de cristal cuadrado. Todo bueno en general.
2) Y de segundo un tris de tartar de buey, servido -de ahí el tris- con tres diferentes salsas. La primera, de aceite a la trufa; la segunda, de mayonesa de espárragos y la tercera de yogurt a la menta. Muy originales las salsas de acompañamiento y excelente la carne de buey. Un plato excelente para quien le guste este tipo de preparaciones.

Pasando ya a los segundos, los mismos fueron:

1) Para mí, lubina con fagottino -atadura o envoltura (creo que es la traducción más aproximada)- de calabacín. Un buen lomo de lubina enrollado por el calabacín y acompañado de una pequeña guarnición de patas y setas con salsa de trufa. Buena.
2) Y mi propia pidió el pescado del día, consistente una merluza en dos texturas (plancha y rebozada) presentada en forma de pirámide con patatas glaseadas intercaladas y todo ello sobre una base de espinacas. Muy rico y con una muy bonita presentación.

Todas las raciones eran muy adecuadas, dando la consiguiente satisfacción al comensal en cuanto a cantidad, el cual en modo alguno se queda con hambre. Más aún cuando, además, el pan es -fue- bueno.

Presagiando la posibilidad de un posible helado postcena -que luego se vio frustrado por la lluvia torrencial que nos cayó de vuelta al hotel- optamos por no pedir postres -y eso que había visto unos estupendos canoli sicilianos (lástima)-, lo cual no impidió que nos sacaran unos deliciosos petit fours entre los que se incluían unas pequeñas galletas de almendra, unas mini-madalenas muy ricas y tres trufas de auténtico espectáculo.

Y todo ello, por 120 euros, los cuales quedaron reducidos a 108 euros (totales) por el hecho -ya mencionado- de que la reserva por internet tiene un descuento del 10%. Y, además, sin tener que reclamarlo, sino de modo automático, como debe ser.

¿Qué decirles en definitiva? Pues que es un restaurante absolutamente aconsejable, con muy buena cocina, con presentaciones novedosas, con un buen servicio, con precios razonables y con unas posibilidades vinícolas tremendas… En fin, una vez más se hace realidad ese dicho que me comentó una vez un buen amigo. Tu vete a Roma y pega una patada, que seguro que te encuentras una maravilla. Aquí les dejo una más.

PD. A veces cuadrar la valoración de un restaurante en sus respectivos apartados me vuelve loco para dar una nota general correcta. Tómense pues a beneficio de inventario las cifras arriba reflejadas y quédense con la puntuación global: un 8 largo.

  1. #1

    Abreunvinito

    Mañana y tarde de compras???
    Lo que eres es un santo.

  2. #2

    Joan Thomas

    Que deleite leerte Joaquin, como siempre un comentario excelente. Se siente tan cerca el ambiente romano ;-))

    De cada vez mejor, este me parece un restaurante muy interesante y además con una buena RCP.

    A mi me pasa lo mismo a la hora de dar una nota general correcta. Que difícil es!!

    Saludos, professore

  3. #3

    Joaquin1965

    en respuesta a Abreunvinito
    Ver mensaje de Abreunvinito

    Santo ... y varón. Si vieses la camisa que me tuve que comprar porque insistió la jefa :-)

    Saludos.

  4. #4

    Joaquin1965

    en respuesta a Joan Thomas
    Ver mensaje de Joan Thomas

    Jajaja... Ya sabes que, además de lo gastronómico, cuando me voy fuera de España me gusta relatar las bellezas (muchísimas, en Roma) y, si puedo, el ambiente de la ciudad... y es que la imagen de la vespa adelantando por la derecha al vehículo de turno a la par que ambos se saltan el paso de peatones esquivando, a su vez, a los turistas pasmados de miedo es un clásico romano inigualable.

    Muy buen restaurante. De ir -o repetir- sin dudarlo.

    Abrazos maestro.

  5. #5

    oscar4435

    Lo de las notas , tela.

  6. #6

    Joan Thomas

    en respuesta a Joaquin1965
    Ver mensaje de Joaquin1965

    Que bonita imagen que has plasmado de la ciudad eterna en cuatro lineas.
    En Cerdeña la imagen equivalente para el clásico sardo seria la de los coches apretando a fondo el acelerador en todo tipo de carreteras, adelantando siempre en linea continua a lo kamikaze, no respetando ninguna norma de trafico ni ninguna prioridad y dejando desde luego a los turistas pasmados de miedo. No habia visto nunca nada igual !!! Alucinante y eso ha sido asi durante toda mi estancia. Te envio una foto

    Abrazos professore

    • Conduite sarde

      Conduite sarde

  7. #7

    Abreunvinito

    en respuesta a Joaquin1965
    Ver mensaje de Joaquin1965

    Esa que se te acaba de caer en la pila con lejía ????

  8. #8

    Abreunvinito

    en respuesta a Joaquin1965
    Ver mensaje de Joaquin1965

    Y bien que viene para los futuros turistas / peatones de Roma...
    Saludos

  9. #9

    G-M.

    Pues nos lo tomaremos a beneficio de inventario, ea.
    Muy bueno.

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