Ni para una fase previa ...

Prefacio. 17 horas de la tarde. En Roma. De nuevo en Roma. Mi ciudad europea preferida. La ciudad eterna; tanto como mi admiración hacia ella. Y, puestos allí los pies, el ritual habitual: salida de mi hotel en el barrio de Prati, para degustar mi primer helado a la primera de cambio, cosa que, esta vez, hago en la Gelateria la Romana (al final de la maravillosa Via Cola di Rienzo) con un buen resultado, que lo sería mejor si no fuera porque el barquillo era mejorable.

Pero sigamos … que luego volveremos a los helados.

Cruzo el Puente Margherita para admirar, una vez más, la magnífica Piazza del Popolo, sabiendo que la duda que siempre me surge -¿Me siento en el Canova o en el Rossati?- no tenía lugar porque la hora no se prestaba aún para ello. Bajada por la vía del Corso -mi propia tenía que mirar sus primeras opciones de compra, para preparar la siempre temida jornada de compras del día siguiente- para, una vez pasada la Via Condotti (que deja la admirable visión de la Plaza de España y la Iglesia de Santa Trinidad del Monte-) llegarme hasta la Piazza Venezia y vuelta de nuevo hacia atrás, para ir a tomar el spritz correspondiente en la Piazza delle Copelle.

Finalizado ello, y de camino al Restaurante, nos detuvimos a presentar los debidos respetos al monumento que, según dicta la leyenda, todo aquel que quiera volver a Roma debe hacer, nada más llegar, si su sueño es volver a Roma: La fontana di Trevi. Cumplido dicho trámite, y sabiendo que, una vez más, tendré la oportunidad de volver, nos dirigimos al Restaurante aquí comentado, situado a tres minutos de donde nos encontrábamos (ojo, que la calle está un poco escondida) movido por dos razones: 1) su pretendida buena fama; y 2) que, según Rafa Nadal -sí, el monstruo de la raqueta-, es el sitio donde mejor pasta se come en Roma.

Y oigan, además de buen gastrónomo, soy un tanto mitómano -inenarrable la “clavada” que me pegaron por un chupito de bellini en el Harry’s Bar de Venecia por sentarme en la misma mesa en la que se sentó Ernest Hemingway-.

Pues eso, que por ambas razones allí que nos plantamos y, dado que en este caso el mito es tenístico, permítanme que narre mi comentario, cuando sea menester, en términos análogos, a la par que presento mis disculpas por el “rollo” previamente contado.

Entorno: El exterior, pues ya les digo. Una calle pequeñita, sin mayor interés que el estar al lado de la Fontana. En cuanto al interior, la primera impresión es buena. Limpio, más bien pequeño, con maderas en el techo, pintado en Blanco y con pocas mesas, y todas llenas, lo que denota que el negocio funciona, sin duda. Las mesas correctamente vestidas, cubertería correcta, vajilla blanca de toques modernos y copas schott. Ambiente intimista. Espacio entre mesas un poco justo (sobre todo la nuestra con la de al lado), pero en general todo correcto. De momento, la raqueta parece que funciona y que el partido va a estar a la altura, pero …

Servicio y servicio del vino: Doble falta para empezar: 1ª) Más de 15 minutos para dirigirse a nosotros; ni siquiera ofrecernos agua, ni tampoco la carta. Sólo después de pasado ese tiempo se dirigieron a nosotros para ofrecernos la carta y saber si queríamos agua, opción que rechazamos porque queríamos vino 2ª) Ante ello, y a la par que la carta, el camarero nos proporciona la carta de vinos, la cual consistía -atención- en una hoja de papel corriente, plastificada, con -asómbrense- 10 vinos para elegir, creo recordar que 5 tintos y 5 blancos. Por tanto, primer y decisivo juego perdido.

Ante la inmensa variedad ofrecida opté por elegir un vino blanco de curioso nombre: Elfo Bianco. Como sabrá cualquier admirador -o frikie- del Universo Tolkien, el Elfo es un ser bello, admirable y casi puro. Pues lo siento, pero, EMHO, este vino no reúne dichas cualidades. Cierto es que a un vino de 5,60 en página web (sí, lo busque) no se le pueden pedir cohetes, pero -y aquí viene el smash en toda la jeta de un servidor- lo que es imperdonable es que te cobren por él 25 euros!!! Insulto al público: warning y un nuevo juego perdido.

El servicio del vino consistió en el descorche y su presentación en cubitera con hielos. Una vez, a mitad de comida, el dueño hizo la intención de servirnos… pero escuchen porque no le di tal posibilidad.

Y ello tiene que ver con la Comida:

La carta -esta vez sí, presentada como Dios manda, sin ser tampoco muy allá- no es muy larga. Antipasti, Pasta y Segundos. Como solemos hacer casi siempre -soy más de comer que de cenar-, pedimos 2 antipasti a compartir y, en principio, íbamos a por esa magnífica pasta que, al parecer, hace honor al establecimiento.

Pero hete aquí que, en los primeros compases del partido -cuando aún ni nos habían atendido-, nuestros compañeros de la mesa de al lado -franceses, para más señas-, habían pedido sendos platos de pasta, habiéndole preguntado ella a él el famoso ¿qué tal?... La respuesta fue clara -Rien (nada)- y su cara, un poema. Pues nada, descartada la pasta… Otra en la frente, y otro juego a la basura. Vamos llegando al final.

Los antipasti consistieron en lo siguiente:

1) Una pasta brick con forma de canelón relleno de ricota, acompañado de crema de espinacas. Originalidad poca. Tamaño menos. 16 euracos.
2) Un pulpo braseado: tres pequeñas extremidades ¡tres! del cefalópodo en cuestión. Que estaba rico, pero repito el comentario anterior. Escasísima ración. No les pongo el precio, luego cuento el porqué.

En lo que concierne a los ¿principales?, allí van:

1) Mi propia pidió el pescado del día: Consistente en un calamar relleno ¡uno!, de un tamaño, nuevamente, impropio, más si se trata de un plato principal. Lo mejor: el fondo caldoso. Lo pero: 20 euracos.
2) Y aquí llega la culminación: quien les habla se pidió rodaballo. Siendo muy agradecido diré que era la tercera parte de uno de los lomos de un rodaballo de tamaño medio. El que tengo en casa para comer mañana es Moby Dick a su lado. 24 euracos la ración.

Menos mal que los grissinis eran buenos, porque si no para salir muerto de hambre.

Y llegamos al match ball ¿se salvará quien en tan comprometida situación se encontraba? Dado que no quisimos postre ¿serán capaces de sacarnos unos petits fours, unos biscotini, lo que sea…?

Bien, pues ya han acabado ¿no?. Pues aquí tienen la cuenta, majos: Y la misma vino con dos sorpresas:

1) No nos cobraron uno de los antipasi. Nada dijimos. Compréndanme: algún juego teníamos también que anotarnos a nuestro favor.
2) Nos quisieron cobraron una botella de agua que no nos sirvieron (4 e.). Tengo la suerte -y la poca modestia- de reconocer que domino decentemente la lengua de Dante. Si no, o si no dominas el inglés, al final estas te las tragas.

Total: 50 lereles por cabeza … y un hambre … que sólo me hacía pensar en salir de allí para dirigirme -raudo y veloz- a la cercana heladería San Crispino para tomar su helado homónimo de crema con miel, el cual -les aviso- sólo se sirve en copa (de ahí que se les conozca como los “puristas” del helado en Roma).

Por tanto, el partido había acabado. Como mucho, con un 6-1 en contra. Y el caso es que no puedo, porque me resulta imposible, culpar de ello a mi admirado Rafa Nadal, ejemplo de lo que es la humildad, el tesón y la constancia. Por ello, porque te admiro, déjame, Rafa, que te de un consejo: si quieres probar buena pasta en Roma -en su versión clásica- ve a Armando al Phanteon (mañana lo comentaré) o a Roscioli; y, si ya es en una versión más moderna, vete al Quinzi Gabrieli.

Porque en éste, seamos serios, no sé yo si sabrán de gastronomía -ni lo afirmo, ni lo niego-, pero lo que te puedo asegurar es que, en lo que concierne a las cantidades para poder opinar de lo anterior, van muy justos y apretados: tanto como los gayumbos que te pones para jugar los partidos que disputas.

  1. #1

    G-M.

    Jajaja, salió el somarda ése que llevas dentro muy escondido!!! Jajaja

    De verdad, me gusta mucho leerte, pero cuando más disfruto es cuando has comido mal o te han metido, o intentado, meter algún gol.

    Cuanto más te cabreas tú, más disfruto yo leyéndote. Jajajaja. Una gozada. El final de las cantidades justas y apretadas como los gayumbos de Nadal.... ¡A los anales de la historia de Verema!

    Un abrazo

  2. #2

    Joaquin1965

    en respuesta a G-M.
    Ver mensaje de G-M.

    Jajaja... Es que, de verdad, paso ya de gruñidos y prefiero ponerme en plan socarrón. Así se me hace más aceptable digerir este mundo de locos.

    Y, ojo, que dejo una perla que se me había olvidado: tienen vinos (imagino que los 10 citados) por copas. ¿Sabes el precio de la copa de el Elfo -el de los 5,80 e/botella-?: 8 euros!! Joer, aquí sí que andan sueltos jajaja.

    Abrazo.

  3. #3

    Anubis7

    Vaya .. Que chasco.. Y que hambre. Lo siento por vosotros pero .. A favor mío diré que lo he disfrutado y reído (perdón...) . Te echaba de menos en tus periplos italianos. Un abrazo

  4. #4

    Joaquin1965

    en respuesta a Anubis7
    Ver mensaje de Anubis7

    Ni se te ocurra disculparte! Si lo hago porque, aun en situaciones de este tipo, el humor no me falta (salvo que haya faltas de respeto, chulerías del dueño o similares, claro), ni para reírme de mí mismo.

    Mañana cuento un par más, que hoy estoy fundido.

    Un abrazo.

  5. #5

    Brice

    Hola amigo!

    En Roma como en todas las capitales hay muchos restaurantes horribles cerca de lugares turisticos. Por ejemplo en la "via del Corso" y sus calles perpendiculares.

    Estoy viendo que el vino "Elfo" es un vino de Puglia. Me parece increible que en un lugar con tantos turistas, en una region como el Lazio y con una carta de apenas 10 vinos no sea posible tener una carta con vinos regionales pero proponer vinos sin interes de otras regiones. No tiene sentido. Los Cesanese del Piglio, Frascati o Colli albani son vinos que podrian tener en carta!

    Cobrar 25 euros un vino que cuesta realmente 5e...huele a Francia! jeje

    En Roma no hay que pedir la luna: Una buena Carbonara o pasta all'amatriciana y tan feliz!

    Ciao !

  6. #6

    Joaquin1965

    en respuesta a Brice
    Ver mensaje de Brice

    Qué pasa mostruo??? Cómo vas???

    Efectivamente, tienes razón en lo que cuentas y que bien conozco. Motivos profesionales me han llevado a Roma en diversas ocasiones, en algún caso, por periodos de más de un mes. Pero me pudo el énfasis patrio, y la recomendación de Mr. Rolland Garros, jejeje.

    Lo de los vinos, in-com-pre-si-ble. Directamente insultante. Sinceramente, no recuerdo si había alguno de los que mencionas (es posible). Pero 10 vinos!!! En una hoja plastificada!!!! Horroroso.

    Y de l'amatriciana, caro, parliamo domani, piano, piano. Grazie a Dio, conosco i piati romani più famosi; sempre la mangio (come le carciofi alla giuda e, quando la moglia mi lascia, la trippa alla romana) quando sono a Roma. In questo caso, in Armando al phanteon. Ma, come ti dico, lo possiamo lasciare per domani.

    Come sempre, a presto!

  7. #7

    Brice

    en respuesta a Joaquin1965
    Ver mensaje de Joaquin1965

    Se puede tener una carta de apenas 10 vinos con una seleccion inteligente, vinos de baja o media gama interesantes. Es factible. El problema es tener una carta de 10 vinos sin interes, de regiones "lejanas" cuando por el mismo precio (aunque lo cobras igualmente a 25e) puedes tener vinos locales interesantes.

    Mira que sabras mas que yo donde se puede comer bien en Roma. Yo siempre voy en la zona de los "Castelli Romani" (montecompatri, frascati, lago albano, lago nemi...) y cerca de Ananigna.

    Para la proxima vez, tienes que ir a comer en el restaurante "l'ostrica" (Via Tuscolana - Roma -2086). Cerca de Ananigna.

    http://www.ristorantelostrica.it

    Especialidades de pescados y marisquos (tienen un aquarium gigante impresionante). Tablas de gambas y atun frescos, caviar italiano, pasta fresca hecha a mano con pulpo y alcachofas, carta de vinos muy interesante, una terraza estupenda, ect ect.

    40/50e por cabeza (3 platos + contorno). Si vas un dia, dices que vas de "parte de Brice, familiar de Fausto de Guz".

    Te gustara mucho!

  8. #8

    Tantra84

    en respuesta a Brice
    Ver mensaje de Brice

    Aún recuerdo una botella de Cesanese del Piglio 2006 que me traje de una pequeña vinoteca cercana al Panteón... Estupendo vino.

  9. #9

    Joaquin1965

    en respuesta a Brice
    Ver mensaje de Brice

    Grazie mille. Non è vicino, ma andrò.

    Ciao!

  10. #10

    Fer B.

    Muy buena crónica, amigo! Me pasa como a Aurelio. Cuanto más sufres más disfruto. Después de esto, en caso de tener que cambiar de coche, no se te ocurrirá ir a mirarte el coche de Nadal, no?

    Lo dicho, un placer.

    Un abrazo!

  11. #11

    Joaquin1965

    en respuesta a Fer B.
    Ver mensaje de Fer B.

    Kia!!!! :-)

    Otro fuerte para tí!.

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