Restaurante Viva tapas bar en Valencia (Ciudad Vella)
Restaurante Viva tapas bar
País:
España
Provincia:
Cód. Postal:
Vino por copas:
Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
27 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.0
Comida COMIDA
8.0
Precio medio entorno ENTORNO
8.0
RCP CALIDAD-PRECIO
8.0
Opiniones de Viva tapas bar
OPINIONES
3

La curiosidad por este sitio nos llevó a pasar toda la tarde en El Carmen y respirar de su ambiente.
Algo de ruido nos había llegado respecto a las tapas de este restaurante y comprobamos que "nueces" tiene, pero algo huecas.


Presenta la carta en bloques encuadrando los productos. Tapas muchas de ellas innovadoras con el consiguiente riesgo, con sus aciertos y desaciertos. Alguna que otra combinación innecesaria, abuso de salsas, omnipresentes y de color artificioso, parecían pinturas de La Pajarita.

El pan lo hacen ellos y lo presentan en una bolsa de papel. Un surtido de calidad variada más que suficiente en cantidad para toda la cena.


No cenamos mal, pero sí se nos quedó la sensación de ni frío ni calor.


Respecto al local en sí, te recibe con un aroma a humo embriagador. Más fino que en los habituales donde se manejan brasas. Se divide en dos salas. La primera es la de la larga barra con las mesas y taburetes altos, que guarda un estilo más actual, y la del fondo, que se asemeja a una casa austera de pueblo. Las sillas aquí son matadoras. Nos cambiamos a los bancos de madera empezada la cena y nos vino justo pero mejoramos.


El servicio que ofrecen es bueno, atentos y amables. Recomiendan, comentan los platos... La cristalería es de Schott con un diseño ideal para el disfrute del vino... Bien es cierto que éste lo sirvieron alto de temperatura, un Guímaro godello 2015, pero nada que no pudiera corregirse con más hielo y sal en la cubitera. Cuentan con buena carta, con precios pienso que sensatos y con una bodega subterránea.


Pedimos finalmente una tapa de cada grupo de su temática carta. Osea que por nuestra parte no quedó.


- Aperitivo cortesía:


Buñuelos de bacalao. Un buñuelo para cada uno de correcto resultado, con alioli de pistacho y coronado con el crujiente de la piel del bacalao.


- De la mejor materia prima:


Clóchina con brut nature e ibérico crujiente. Nos gustó la clóchina con el cava gelificado y vimos totalmente prescindible mezclar con las tiras de jamón crujiente en tempura.


- De la huerta:


Setas silvestres de temporada a la sartén con huevo y pesto rojo. Cero, para olvidar. Tuvimos que ir escurriendo el caldíbiri que se formó por el agua de las setas y la yema de huevo poché. Elegimos éste por asegurar y mira.


- De la tierra:


Bravas con berberechos. Buen montaje, bonito semáforo. Corte a lo Arola, crujientes, hechas por dentro y con tres aliolis; pistacho, azafrán y chile. El berberecho no desdecía.


- Del mar:


Pulpo asado con carbón de berenjenas, tomate cremoso y alioli de garrofó. La tapa que más nos gusto, porque el pulpo estaba tierno e impregnado del toque de brasa y el poquito de salsa barbacoa lo realzaba. Lo que se ve arriba es una patata violeta deshidratada.


- Del prado:


Lechal jugoso al estilo moruno asado en brasas y hierbabuena. Nos dijeron que se sometía el cordero a dieciséis horas, y no lo discuto, pero qué poco se notaba porque, estando bueno de sabor, le faltaba la segunda palabra del título precisamente, jugosidad. Si al montar pusieran un poco de jugo de la cocción esa lenta...Estaba bien especiado, los chips de chirivía le iban y lo que sobraban más que nunca aquí eran esas salsas coloristas de derecha e izquierda.


Postre no hubo, preferimos añadir éste último plato.


Se les, nos, olvidó bajar a la bodega de la cual presumen.

Ibamos camino al Karak, pero cierra al mediodía en horario de verano, y al recordar alguna reseña del vivatapasbar que está muy cercano, decidimos probarlo.
El local muy amplio y profundo, mucha luz y mucha madera, muy agradable. Frente a la larga barra mesas altas y recias de madera, donde nos colocamos; después un amplio salón con mesas y bancos con listones de madera.
El olor de la brasa se nota en el ambiente y abre el apetito. Elegimos el menú del día, 15€ y un tinto de maceración carbónica, Artuke, 14€, para mi gusto menos chispeante de lo que esperaba. Como hacía calor, le pedimos una fajita para enfriar el vino. Quien hace de camarera es Laura,la sumiller, simpática, amabilísima y apasionada por el mundo del vino.
De los 3 entrantes el más destacable fue el tomate del perelló con anchoas, sobre un caldo de gazpacho muy bueno de sabor.
Los pequeños panes redondos, uno blanco,el otro negro, vienen en una bolsa de papel.
Los platos principales, sabrosísimos, fueron: una excelente sepia rellena de fideo negro con mucho sabor y costilla de ibérico a la brasa con bimi, también muy buena.
De postre le preguntamos si podía ser queso, y sin ningún inconveniente nos sacó un pequeño plato con 4 o 5 quesos, de los que no retuve el nombre, y que acompañamos con un par de copas que nos ofreció de Señorío de los Baldíos, muy bueno.
De postre, fondillón y moscatel ochoa, nosotros compartimos con ella una copita de Cynar que acabábamos de comprar y que no conocía.
Como colofón, nos ofreció una visita a la bodega que hay bajo el local, donde exultante nos mostró su pasión por los vinos.
Ignoro el precio final porque fui invitado, pero a la buena comida se unió la agradable conversación con alguien a quien le apasiona su oficio; desde luego, así se come más a gusto.

Cena en familia en este nuevo local que se ubica en el antiguo Can Bermell. En el mismo centro del centro, en pleno Barrio del carmen.
Decoración muy acogedora, con distintos ambientes. Primero una zona de barra y mesas altas con cocina a la vista y al fondo un comedor con varios tipos de mesas. Espectacular bodega subterránea que se divisa desde unas estrechas escaleras.
La carta se basa en tapas y raciones, cocina en vivo con wok y parrilla de leña y arroces al mediodía. Nosotros optamos por varios platos para compartir destacando para mi el pulpo a la brasa, las alcachofas confitadas (buenísimas) y las albóndigas de buey. Repetimos de pan que creo que merece mención a parte. Nos indican que lo elaboran ellos y lo sirven calentito en unas simpáticas bolsas de papel (como los churros) con seis panecillos de diferentes harinas.
El servicio del vino me pareció correcto. Pedimos por copas.
En conclusión me pareció un buen restaurante al que volvería seguro.

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