Restaurante A Taberna do Pescador en Albufeira
Restaurante A Taberna do Pescador
País:
Portugal
Localidad:
Cód. Postal:

Añadir tipo de cocina

Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
25 €
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
-
Comida COMIDA
-
Precio medio entorno ENTORNO
-
RCP CALIDAD-PRECIO
-
Opiniones de A Taberna do Pescador
OPINIONES
1

Y para cenar, después del buen debut a mediodía con la cataplana, bajamos las escaleras mecánicas que comunicaban nuestra zona con la Praia dos Pescadores y el centro histórico de Albufeira. Oño con el Atlántico oye, cómo bajan las temperaturas por la noche. Si el día anterior nos habíamos achicharrado en Sevilla, ahora estábamos pasando fresquete. Tanto es así que “mis chicas” pillaron cazadorita. Yo me lo monté de sietemachos, salí con un polito… y me pelé de frío.

Veníamos avisados, pero nos quedamos un poco despagaos ante lo que allá vimos. Muy turístico, mucha gente, globalización total, mucha animación, demasiada. Para mis hijas, genial (de ahí la elección de este destino vacacional) para nosotros… pues no tanto. Eso sí, familiar el tema. Nada de botellones y turismo de ese salvaje que está tan de moda. No, no. Aquí hay mogollón, bullicio, diversión y tal, pero otro rollo. Mucho más familiar y educado.

Si buscas, encuentras. Y así nos tiramos toda la semana, buscando y encontrando garitos con esencia y maneras portuguesas. Y éste fue uno de ellos.

A Taberna do Pescador está cerca de la citada playa, en una zona muy transitada aunque más despejada. Tenía como en alto la zona cubierta, y una terraza que no apetecía nada, porque ya te digo que soplaba un biruji… Pero era tarde y no había más que en la terraza, y eso con suerte y mucha voluntad de los empleados, pues se inventaron un lugar donde no lo había y nos colocaron. Bien, buena gente.

Nos sacaron el “servicio de pan” portugués que ya no nos abandonó en todo el viaje. Te cobran uno o dos euritos, pero chico, qué bueno: pan portugués, como de hogaza húmeda, aceitunas siempre buenas, aceitito de oliva muy digno, tarrina de mantequilla y… tarrina de paté de sardinas. Qué adicción con el dichoso paté. Es que era entrar a un restaurante y no ver el momento de jincarme una rebanada de pan con el paté de sardinas.

Mientras estábamos dando buena cuenta del paté y demás, y mientras mirábamos la carta, el sietemachos estaba pasmao por el aire que le laceraba despiadadamente. Un simpático camarero acudió a nuestro/mi auxilio y nos sacó unas mantitas muy monas… ¡Joé, cómo cambia el cuento!. Oye, “en agosto y con mantica”, como decimos en Zaragoza cuando subimos al Pirineo para chinchar a los que se quedan en la capital maña sufriendo esos severos agostos.

Había de todo en la carta: cataplanas, arroces, pollo piri-piri, pescados, carnes…. Y todo con rollo portugués. Vamos a ir suavecito esta noche:

Berberechos al Pescador.
Almejas al Pescador.
Calamares.
Sardinas brasa.
Bacalao brasa.

El marisco, hervido en un sabroso caldito, era fresco, se notaba fresco, pero no tiene mucha calidad ni calibre el del Algarve en general según mi corta experiencia, aunque el berberecho tenía un pase. El calamar, parecía que venía de Sevilla, lo achicharraron, una pena porque se notaba buen género. El bacalao, también demasiado hecho (aquí se cocina así, pasadito todo, son costumbres, si vienes, avisa que lo quieres poco hecho, si no…). Pero… ¡ay amigo, esas sardinas a la brasa! Diossssssssssss qué cosa más rica. Durante toda nuestra estancia pediríamos al menos cinco veces sardinas. La vez peor podíamos calificarla como muy buenas, y la mejor como extraordinarias. No fallas. Quéeeeeeeeeeeeee sardinas y qué bien braseadas. Ay ay ay.

Para beber, había bastantes cositas portuguesas. Para impregnarnos de la realidad algarabía, pedimos un blanquito de esta zona, Euphoria 2014, de moderna etiqueta y fresco y agradable contenido, un poco corto, pero cumple.

El servicio, gente joven portuguesa muy amable e implicada, muy bien. La pena fue que estuvimos esperando un poco más de lo normal a que saliera el primer plato y cuando salió… salieron todos a la vez. ¡Qué agobio! Se lo hice saber al camarero, de buen rollo, pues como digo era gente maja, y se contrarió mucho, pues dijo que fue lo que nosotros habíamos solicitado. Problemas del idioma. Cagüendiez. Yo entendí que me preguntaba que si todo al centro, y en realidad me estaba preguntando que si todo a la vez. Nada tío, tienes toda la razón, culpa mía.

No repetí, por esa querencia que tengo de conocer nuevos horizontes, pero no me hubiera importado hacerlo.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar