Buen restaurant de hotel con sistema "all-inclusive" donde los restaurantes suelen ser algo mas comerciales. Lugar cómodo, moderno sin llegar a ser minimalista. Visitado dos veces, ambas salí complacido.
Cocina semi-de-autor con tintes mexicanos (original pero no podría decir que fuese 100% de autor, ya que algunas preparaciones eran comunes).
La carta se compone de 4 tiempos, con unas 8 opciones para elegir en cada tiempo, a excepción de los postres, donde ofrecen 5 opciones.
Para el primer tiempo te ofrecen algunas opciones de tamaño pequeño. En la primer ocasión pedí un trio de croquetas de cangrejo líquidas, plato mejorable, y la segunda un callo de hacha (vieira) con "aire" o espuma de limón, bastante bueno. Mi esposa en ambas ocasiones pidió atún sellado, el cual estaba excelente.
De segundo tiempo, como estaba indeciso entre las mollejas fritas y la lengua de ternera en escabeche, me trajeron un poco de ambas. Ambos platillos técnicamente muy bien preparados, aunque a mi en lo particular me gustaron mas las mollejas. Mi mujer pidió una crema de setas, de buen sabor y la segunda una crema de chile habanero, que es una de las especialidades. Estaba buena, servida dentro de un pan, y a pesar de que el habanero es uno de los chiles mas picantes, esta crema no picaba tanto. Por lo menos para mi paladar.
De tercer tiempo (digamos que estos son los platos fuertes), mi mujer ordenó un petit mignon (no se complica la vida mi mujer) y yo, en la primer ocasión pedí un "short rib" o costilla corta estofada por 72 horas. Fué el mejor plato de todos. La segunda ocasión unos mofletes de ternera, también muy buenos, tiernos y muy suaves.
Todo el menú va dentro del paquete "all inclusive" que maneja el hotel, con la salvedad de 3 platos fuertes los cuales había que pagar un extra: Cola de langosta a la parrilla, Cowboy rib eye (entrecot con hueso), y costillas de cordero.
De postre ordenamos un "chocolate en texturas" buen plato sin ser extraordinario, solo bueno, y una tarta de limón, buena también.
Me da la impresión que el menú es elaborado por un chef español pues utiliza algunos términos o palabras que son mas usadas en España y no tanto en México (por ejm Puré de Boniato en lugar de Camote y Mofletes en lugar de Cachetes), pero en términos generales esta bien balanceado, variado, y para todos los gustos. Tal vez abusan un poco de las espumas, pero no le di mucha importancia.
El servicio bastante bueno y los camareros amables y serviciales.
Sobre el vino, el inconveniente de muchos restaurantes de Cancún es el nulo interés en tener vinos que los distingan y solo tienen los que le compran a los grandes distibuidores de México. Si que tienen buenos vinos, pero la mayoría muy comerciales o clásicos: Santo Tomás, Casa Madero de México, Catena Zapata de Argentina, Concha y Toro y Lapostolle de Chile, Marques de Riscal, Condado de Haza, Torres, Alión de España, Beringer y Mondavi de USA, entre otras marcas... y escasean esas "pequeñas joyitas" que en ocasiones marcan la diferencia.
Esta vez solo tomé vino por copa: Chardonnay, Sauvignon Blanc, Cabernet, y Merlot, todos Chilenos, de Viña Santa Carolina. Yo no soy muy exigente, pero yo creo que si podían ofrecer vinos por copa de una calidad un pelín superior. Claro esta que es all inclusive, pero el precio por noche del hotel tampoco es un regalo. Es cuestión de proponerse y encontrar vinos con buena relación calidad-precio y tener solo los que el proveedor recomienda. La temperatura de servicio estaba un poco por encima de lo recomendado en ambos tintos, por lo que no me permitió disfrutarlos del todo.
En términos generales el restaurante esta por encima de la media de lo que uno se encuentra en este tipo de hoteles.